Deshielo

EE UU e Irán dialogan para resucitar el acuerdo nuclear

Washington admite que el proceso será “largo” por la desconfianza entre las partes tras la salida de Trump del pacto en 2018 y las violaciones de los iraníes

Iraníes caminan por Teherán con el mural antiamericano de fondo el día en el que se ha reanudado el diálogo nuclear
Iraníes caminan por Teherán con el mural antiamericano de fondo el día en el que se ha reanudado el diálogo nuclearWANA NEWS AGENCY

Finalmente, después de tres meses de amagos, guiños y amenazas, los representantes de Estados Unidos e Irán han dado los pasos iniciales para intentar resucitar el acuerdo Nuclear de 2015. La conversación ha tenido lugar en Viena. Los interlocutores no estuvieron solos. Más que un diálogo directo, que sería prematuro, se trata de una primera toma de contacto.

Sometida a todas las prevenciones diplomáticas. Organizada bajo la mirada de los socios europeos, así como de Rusia, China y Reino Unido. Enrique Mora, vicesecretario general del Servicio de Acción Exterior de la UE y coordinador del acuerdo nuclear, explicó que la Comisión Conjunta «necesita aprovechar este espacio diplomático para que el JCPOA [el acuerdo nuclear en sus siglas en inglés] vuelva a encarrilarse. Nuestro objetivo claro es volver a la implementación total y efectiva del acuerdo por todas las partes».

Teherán, ahogado económicamente, quiere abordar y liquidar las sanciones, impuestas por el Gobierno de Donald Trump después de abandonar el acuerdo. Estados Unidos, por contra, aspira a que los iraníes garanticen que dejan de enriquecer uranio a unos niveles que podrían ponerles en la senda de lograr la bomba nuclear.

Desde luego el presidente estadounidense, Joe Biden, nunca ha ocultado su deseo de conversar de forma directa con las autoridades de Irán. Aspira a que renuncien a un programa nuclear que usa con la intención de aprovecharlo como comodín durante las conversaciones.

Malestar de los socios regionales

A diferencia de Corea del Norte, Irán no juega al despiste perpetuo. Pero tampoco oculta unos anhelos cuasi imperialistas que lo han llevado a entrometerse en la política de todo Oriente Medio, a menudo apoyando el terrorismo y, en ocasiones, incluso luchando del lado de los occidentales y frente al enemigo común, el yihadismo del Estado Islámico.

De fondo están las desavenencias radicales con dos socios prioritarios de EE UU, la teocracia de Arabia Saudí y la democracia de Israel, único baluarte del Estado de Derecho y el parlamentarismo en toda la región.

En los últimos tiempos, y como respuesta a las sanciones impuestas por Washington, el régimen de los ayatolás ha reactivado la producción de uranio enriquecido. No había término medio: la Casa Blanca de Trump aspiraba a sacar adelante el problema mediante una política de acero y los iraníes, cada vez más aislados, recurrieron el chantaje de no permitir nuevas inspecciones internacionales entre graves acusaciones contra EE UU y promesas de represalias y guerras más o menos encubiertas.

Según todos los indicios habría un consenso para lograr establecer dos grupos de negociación. El primero debe abordar la vuelta de Irán a un acuerdo nuclear. El segundo, discutir sobre las sanciones.

Críticas de Pompeo

Los pasos iniciales del nuevo Gobierno americano han sido recibidos con escepticismo por sus predecesores. Por ejemplo por el anterior secretario de Estado, Mike Pompeo, que en la página Washington Free Beacon, dijo que «El ayatolá sólo entiende la fuerza. Lideré una respuesta a la amenaza iraní que protegió al pueblo estadounidense de su terror y apoyó al Estado judío de Israel. Adoptar el modelo acomodaticio de la Unión Europea garantizará a Irán el camino hacia el arsenal nuclear».

Mora, por su parte, añadió al término del encuentro en Viena que hay «unidad y ambición en favor de un proceso diplomático conjunto con dos grupos de expertos sobre implementación nuclear y levantamiento de sanciones». «Como coordinador», añadió, «intensificaré los contactos separados aquí en Viena con todas las partes relevantes, incluido EE UU».

La semana anterior Mora ya alabó la disposición de todos los participantes y avisó de que el objetivo no es otro que lograr el levantamiento de las sanciones en el marco del posible acuerdo nuclear. Unas palabras que fueron saludadas con optimismo por el ex secretario general de la OTAN, Javier Solana, que señaló que «Todavía hay esperanza de acuerdo sobre la vuelta al #JCPOA». «La declaración del coordinado, el español Enrique Mora, tras la ultima reunión», concluyó, «es positiva. Habrá otra reunión en Viena».

Superar la desconfianza

Por su lado la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha explicado que «la diplomacia puede llevar tiempo y, a veces, no va al ritmo que todos desearían». No cree que sea conveniente hacer predicciones de plazos. Valoró «las conversaciones indirectas», que describió como un «paso adelante para la diplomacia». Cuando la preguntaron si EE UU sigue decidido a no retirar sanciones en tanto que Irán no regrese al acuerdo, añadió que, en efecto, la posición de Washington no ha variado. «Esperamos», dijo, «que el tema principal a discutir durante los próximos días sean los pasos nucleares que Irán debería de tomar para volver al cumplimiento» del acuerdo.

«Pero estamos apenas en el comienzo de las conversaciones», añadió, «y no anticipamos en este momento que pueda haber conversaciones directas entre Estados Unidos e Irán a través de este proceso, aunque ciertamente seguimos abiertos a esa perspectiva».

El representante de Rusia, Mikhail Ulyanov, ha advertido de que «la restauración de JCPOA no sucederá de inmediato. Llevará un poco de tiempo». «¿Cuánto?», se preguntaba él mismo en Twitter, «Nadie lo sabe. Lo más importante después de la reunión de hoy de la Comisión Mixta es que ha comenzado el trabajo práctico para lograr este objetivo».