Tragedia
Al menos 45 muertos en una estampida en un festival religioso judío en Israel
La tragedia se inició cuando un estrecho y deslizante pasillo de estructura metálica se vino abajo debido a la ingente cantidad de personas que sostenía
La mayor agrupación de personas en Israel tras dar por superada la pandemia del coronavirus, el festejo judío de Lag BaOmer en el monte Meron, pasó en cuestión de minutos de un exultante festejo masivo a una tragedia sin precedentes en el estado de Israel. Pasada la medianoche, se produjo una estampida tras la caída de varias personas desde unas estrechas terrazas donde seguían el evento, que causó la muerte de, al menos, 45 personas y dejó más de 150 heridos, muchos de ellos de extrema gravedad.
“¡No se mantengan en las escaleras, traten de liberarlas!”, exigía uno de los conductores del acto mientras los paramédicos se colaban entre la muchedumbre para tratar de evacuar a los primeros aplastados. Mientras todos los medios conectaban en directo de madrugada desde el lugar de la tragedia, en Jerusalén muchas familias religiosas esperaban el regreso de sus maridos o hijos durante la mañana del viernes. Amplios sectores de la ortodoxia judía rehúyen usar internet o escuchar la radio, por lo que el ayuntamiento organizó un comité de emergencia en yiddish–idioma originario de los judíos askenazíes europeos-, que es la lengua empleada por muchos de ellos.Yisrael Krois, que participó en el festejo, dijo que en el barrio jerosolimitano de Mea Shearim “tomó tiempo hasta que la gente se enteró quien resultó herido o muerto. Casi en cada casa, hay gente que acude anualmente al Monte Merón”.
Yehuda Gottleib, voluntario paramédico de “United Hatzallah” presente durante el incidente, explicó que “vi montones de gente caer encima de otros durante el colapso. La mayoría quedaron aplastados e inconscientes. De inmediato, solicité enviar el máximo número de refuerzos posibles”. El vicepresidente de la misma organización, Lazar Hyman, dijo que “es una de las peores tragedias que he vivido. No vi nada igual desde que entré al departamento de emergencias en el año 2000”. El equipo de respuesta en situaciones de crisis trató a decenas de personas en estado de shock tras la estampida, y decenas de ambulancias se apresuraron en distribuir a los heridos en hospitales de Tzfat, Haifa y Nahariya.
Colapso de una estructura metálica
Según un oficial de la policía, la tragedia se inició cuando un estrecho y deslizante pasillo de estructura metálica se vino abajo debido a la ingente cantidad de personas que sostenía. Era un momento de éxtasis colectivo: en el escenario una banda musical interpretaba clásicas melodías judaicas, mientras en la parte posterior del lugar se produjo la caída en masa que causó el aplastamiento de los que se encontraban debajo del pasillo. Ronen Vardi, experto en seguridad de eventos, declaró en la mañana del viernes que las imágenes del acto no dejaban duda sobre los incumplimientos en las medidas de seguridad y control de aforo del lugar. Las primeras estimaciones apuntan a que habría entre 50.000 y 100.000 personas en el acto. Previamente, ya había preocupación a nivel sanitario por la cantidad de personas que pretendían reunirse.
El Lag BaOmer es un festejo especialmente importante para los judíos ultraortodoxos, que acuden anualmente a visitar la tumba del rabino Shimon Bar Yohai en la Galilea, y se encienden grandes fogatas.
Dificultad para asistir a los heridos
El portavoz de la “Estrella de David Roja”, Zaki Heller, apuntó poco después de llegar al lugar que “hay muchas víctimas, se trata de una terrible tragedia”. En cuestión de horas, la retransmisión desde Meron mostraba hileras de cadáveres tapados con bolsas y mantas, y los equipos de emergencias destacaron la dificultad de asistir a heridos y fallecidos durante la noche.
Mientras muchos seguían danzando sin comprender lo ocurrido, los paramédicos improvisaron un hospital de campaña a las afueras del recinto. Varios de los voluntarios presentes describieron escenas de caos, con muchos menores separados de sus progenitores. “Estamos tratando de localizar a gente desaparecida, tratando de organizar un listado por nombres”, afirmó uno de ellos.
Escenas de pánico
Además, el pánico colectivo se acrecentó porque la cobertura telefónica no funcionaba en el lugar. “Hay aquí más de 30 niños solos, cuyos padres y madres no responden al móvil”, añadió el paramédico. Durante la mañana, se pidió a familiares de los fallecidos que acudieran con sus documentos de identidad para reconocer cadáveres de sus seres queridos. Tras el incidente, la policía cerró el evento y ayudó a evacuar a los participantes durante la madrugada, e impuso controles de carretera para evitar que llegara más gente al lugar. A golpe de megáfono, los agentes exigían también la dispersión de los asistentes. Kobi Nahshoni, reportero de asuntos ultraortodoxos en Ynet, comentó durante la mañana de hoy que se están organizando para este viernes muchos funerales. Y apuntó: “hay gente que vino del extranjero especialmente para este evento, tras un año en que no pudieron venir (por la pandemia). Sabemos ya que varios de los muertos no son israelíes”.
El rabino en jefe de Israel, Meir Lau, estaba presente en uno de los escenarios cuando ocurrió el colapso, y se mantuvo con otros rabinos recitando plegarias. El primer ministro Benjamín Netanyahu, acudió durante la mañana al lugar, donde lamentó el “terrible desastre. Todos rezamos para la recuperación de los heridos”.
El ministro de salud, Yuli Edelstein, señaló que ahora es momento de ocuparse de los fallecidos y heridos graves –la predicción es que aumentará la cifra de víctimas-, pero que posteriormente será necesaria una investigación a fondo sobre lo ocurrido. Entre los ultraortodoxos, se abrieron fuertes discusiones internas sobre si la tragedia fue “fruto del destino”, o debido a una grave irresponsabilidad humana.
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