Guido Bellido
Todos los escándalos del primer ministro de Perú
La Fiscalía peruana investiga por terrorismo al polémico Guido Bellido. El turbio pasado del “premier” y sus ideas radicales y machistas se han convertido en un problema más para el presidente Castillo
Al primer ministro peruano, Guido Bellido, se le acumulan los escándalos. Aún pendiente de que el Congreso valide su polémica designación como jefe del Gobierno, Bellido y su oscuro pasado se han convertido en uno de los primeros puntos débiles para el presidente Pedro Castillo. Bellido suscita un rechazo casi unánime en el Parlamento y ahora está bajo la lupa de la justicia. La última acusación que se le imputa es la más grave: terrorismo.
La Fiscalía Supraprovincial Especializada en Delitos de Terrorismo y Lesa Humanidad abrió una investigación preliminar sobre Bellido por un delito de terrorismo por sus presuntos vínculos con Sendero Luminoso en la región del VRAEM (Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro).
La elección de Bellido ya suscitó una gran polémica, por su historial de declaraciones machistas y homófobas, y por sus mensajes de reconocimiento a Edith Lagos, histórica militante de Sendero muerta en un encuentro con la Policía en 1982, que motivaron una investigación formal por apología del terrorismo. Ahora, el fiscal investiga si Bellido fue más allá de la apología, después de que un ex militar procesado por pertenecer a la organización terrorista maoísta revelara supuestos vínculos de Bellido y otros altos dirigentes de Perú Libre, el partido del gobierno, con el líder de Sendero en el VRAEM, Víctor Quispe Palomino.
Será otra piedra en el zapato para Castillo. El presidente sigue guardando silencio sobre los escándalos que han salpicado las primeras semanas de su mandato. La designación de Bellido se interpretó ampliamente como una concesión al ala radical de Perú Libre y a Vladimir Cerrón, líder y fundador del partido conocido por su admiración a la Cuba castrista, y una contradicción flagrante con las promesas de moderación de Castillo en la campaña.
Cerrón, al que también investiga la Fiscalía por sus presuntos vínculos con Sendero, y a quien muchos empiezan a ver ya como quien maneja en la sombra al débil Castillo, cree que todo obedece a un intento por boicotear al recién estrenado Gobierno de izquierdas. «Otra nueva denuncia por terrorismo. ¿A alguien le cabe alguna duda de que existe una persecución política severa?», publicó en Twitter.
Lo cierto es que Cerrón ya fue condenado por corrupción en su época de gobernador de Junín, lo que lo inhabilitó como candidato y explica que Perú Libre acabara optando por Pedro Castillo, hasta entonces un sindicalista del gremio de maestros. Pero la investigación para determinar si formó parte de una banda terrorista responsable de la muerte de cerca de 40.000 personas entre 1980 y 1999 no es el único escollo judicial que afrontan Bellido y Cerrón, lo que podría agravar las dificultades para Castillo, cuyo Gobierno no termina de arrancar.
Todavía colea el escándalo de «Los Dinámicos del Centro», una presunta trama en la Dirección Regional de Transportes y Comunicaciones de Junín para financiar a Perú Libre con el dinero obtenido por la emisión irregular de permisos de conducción en la época en la que Cerrón era el gobernador de esta deprimida región de Perú. La investigación comenzó en 2019, pero el viernes pasado el fiscal Richard Rojas decidió ampliarla para incluir también al primer ministro Bellido, activo en la política regional entonces, y Waldemar Cerrón, hermano de Vladimir y hoy líder de la bancada de Perú Libre en el Congreso.
El fiscal cree que los hermanos Cerrón y Bellido usaron las estructuras de la administración regional para financiar las campañas electorales de Perú Libre y hacer frente a las indemnizaciones impuestas por los tribunales a Cerrón. Esta podría haber sido una de las razones del éxito de Perú Libre, del que los analistas políticos han destacado su éxito en construir un entramado partidario sólido en un tiempo récord para un país en el que los partidos tradicionalmente se han caracterizado por su debilidad y volatilidad.
El primer ministro Bellido sigue, pues, bajo sospecha y no parece probable que los tribunales vayan a dejar de escrutar sus pasos a corto plazo. Un problema más para Castillo, un presidente rehén de su minoría parlamentaria y su falta de autonomía frente a los dirigentes radicales de su propio partido.
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