Análisis

¿Es China una amenaza para el orden mundial?

El país asiático ha mostrado sus músculos geopolíticos y los dirigentes chinos han defendido estas medidas como respuestas a “provocaciones” externas

El presidente Xi Jinping con deportistas
El presidente Xi Jinping con deportistasYan YanAgencia AP

En los últimos meses la política exterior china parece haber dado un giro dramático y agresivo, y muchas de las nuevas relaciones internacionales de China, inicialmente esperanzadoras, se han vuelto ahora hostiles .

Sin ir más lejos, esta semana China ha arremetido con dureza contra el pacto alcanzado entre Estados Unidos y Reino Unido para ayudar a Australia a dotarse de submarinos de propulsión nuclear, una asociación que corre el riesgo de avivar las tensiones en las aguas del Indo-Pacífico.

Últimamente ha embestido contra Australia por el tratado AUKUS o por cuestionar su gestión de la pandemia del COVID-19, ha reforzado sus reivindicaciones en el Mar de China Meridional, ha intensificado las patrullas en torno a las islas Senkaku/Diaoyu controladas por Japón, se ha enfrentado a la India en el Himalaya y ha enviado aviones de guerra a través de la línea divisoria en el estrecho de Taiwán.

Más allá de su región inmediata, Pekín también discute ahora con los países europeos por los derechos humanos, con los países latinoamericanos por la pesca ilegal y con los países africanos por las deudas de desarrollo.

También ha redoblado sus esfuerzos para defender a Huawei acusando a los canadienses Michael Kovrig y Michael Spavor de espionaje después de que un tribunal canadiense se negara a detener el proceso de extradición de la directora financiera Meng Wanzhou, y ha advertido al Reino Unido que “asumirá las consecuencias” por excluir al gigante de las telecomunicaciones de su red 5G.

China ha mostrado sus músculos geopolíticos y los dirigentes chinos han defendido estas medidas como respuestas a “provocaciones” externas. Otros, sin embargo, han argumentado que la nueva política exterior de Pekín representa un cambio más radical bajo el mandato del presidente Xi Jinping, que se aleja de un enfoque más antiguo asociado con el difunto Deng Xiaoping y el proverbio “esconde tu fuerza, espera tu momento”.

A comienzos de año, el Partido Comunista publicó un plan quinquenal para el desarrollo del “estado de derecho socialista con características chinas”, en el que se pedía a China que contribuya a configurar el derecho internacional, que se convierta en la primera opción de jurisdicción a la hora de resolver conflictos transfronterizos y que fomente el uso de la ley china en el extranjero.

El objetivo del partido es promover normas internacionales “justas y razonables”, asegura el plan. Pero en el último año parece haber quedado patente que el partido quiere llevar la lucha legal al mundo. El presidente Xi quiere que el aparato jurídico de China se muestre más audaz a la hora de tratar asuntos internacionales y que modifique las normas legales y reglamentarias.

En ámbitos como las patentes, los derechos marítimos, la ciberseguridad, las sanciones y las batallas de extradición, el Partido Comunista está utilizando su sistema jurídico para salvaguardar y hacer avanzar las relaciones en el exterior.

En el ámbito militar y a pesar del impacto e la pandemia de coronavirus en el último año, numerosos analistas y observadores chinos creen que el presupuesto de defensa del país para 2021 seguirá aumentando, probablemente a una tasa de crecimiento superior a la de 2020, y nombran como principales razones el positivo crecimiento económico de China, las duras amenazas militares a las que se enfrenta el país, y las propias necesidades de desarrollar su capacidad de defensa nacional.

El gobierno pequinés está trabajando para hacer que su ejército sea más fuerte, más eficiente y más avanzado tecnológicamente, con el fin de convertirse en una fuerza de primer nivel dentro de treinta años. Con un presupuesto que se ha disparado en la última década, el Ejército Popular de Liberación (EPL) ya se encuentra entre los principales ejércitos del mundo en áreas como la inteligencia artificial y los misiles balísticos antibuque.

No existe una norma universalmente aceptada para informar sobre los gastos militares. Aunque existen mecanismos internacionales, como el Informe de la ONU al que China se unió en 2007 , la participación es voluntaria. Esto permite a los gobiernos informar de su desembolso con distintos grados de detalle. Pekin comunica anualmente la información sobre las costas. En marzo de 2021, China anunció un presupuesto anual de defensa de 1,36 billones de RMB (178.881 millones de dólares), lo que supone un aumento del 6,8 por ciento respecto a los 1,27 billones de RMB (167.016 millones de euros) desembolsados en 2020.

En la actualidad, el dispendio militar de China es el segundo más alto del mundo después de Estados Unidos y sigue aumentando. Su presupuesto militar es mayor que el gasto combinado de India, Rusia, Japón, Corea del Sur y Taiwán, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo.

El presupuesto de defensa chino alcanzó este año los 324.000 millones de dólares. Ha crecido entre un 6% y un 8% cada año durante los últimos cinco años, pero según la agencia de inteligencia de defensa Janes, el gasto de Estados Unidos sigue estando muy por delante, con 759.000 millones de dólares.

China contaba con 55 pequeños buques de guerra en 2020, más del doble de los que tenía hace cinco años. Se han botado seis grandes buques anfibios, tres desde 2015, y pronto se completará un tercer portaaviones, más grande que sus predecesores.

El Ejército popular de liberación es el brazo armado del Partido Comunista que desempeña un papel fundamental en la consecución del objetivo de Xi de convertirse en la potencia dominante en Asia-Pacífico, y su objetivo estratégico general es salvaguardar la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo de China.

Sus principales prioridades son el despliegue de infraestructuras militares en las islas disputadas en el Mar de China Meridional, en particular las islas Senkaku/Diaoyu; impedir la independencia de Taiwán; y asegurar sus fronteras terrestres con catorce países, incluidos India y Corea del Norte.