Asia

Política demográfica

China limitará los abortos con «fines no médicos» para favorecer la natalidad

Durante décadas, el régimen comunista recurrió a la interrupción del embarazo y a los anticonceptivos para cumplir su política de hijo único

Un padre y su hijo pasan junto a una tienda de bebés en un centro comercial de Pekín
Un padre y su hijo pasan junto a una tienda de bebés en un centro comercial de PekínWU HONGEFE

China limitará los abortos con «fines no médicos», una medida oficialmente destinada a mejorar la salud reproductiva de las mujeres, pero que técnicamente parece orientada a frenar el descenso de la natalidad en el país. Después de años tratando de limitar el crecimiento de la población, Pekín ahora promete nuevas políticas destinadas a alentar a las familias a tener más hijos.

El Consejo de Estado ha asegurado que las nuevas directrices, publicadas ayer, tendrían como objetivo mejorar el acceso general de las mujeres a los servicios sanitarios previos al embarazo. Sin embargo, la política parece ser otra parte del intento del Gobierno de revertir la disminución de la tasa de natalidad del país, que los grupos de expertos e investigadores han identificado como un importante desafío de política social en el futuro.

El organismo estatal aseguró que también se tomarán medidas para evitar los embarazos no deseados y para animar a los hombres a «compartir la responsabilidad» de prevenirlos. Las autoridades pretenden con ello «mejorar la educación sexual y reforzar los servicios de planificación familiar tras el aborto y el parto». «Hay que aplicar a fondo la política nacional básica de igualdad de género y el principio de dar prioridad a los niños», aseguró Huang Xiaowei, subdirector del Comité Nacional de Trabajo sobre la Mujer y la Infancia del Consejo de Estado.

Pekín ha promulgado medidas estrictas destinadas a prevenir los abortos selectivos por sexo, criticadas por contribuir a la desigualdad de género. Las autoridades sanitarias también advirtieron en 2018 de que el uso del aborto para interrumpir embarazos no deseados era perjudicial para el cuerpo de las mujeres e implicaba el riesgo de infertilidad.

Durante las últimas décadas, las interrupciones del embarazo se han utilizado junto con los anticonceptivos y la esterilización para controlar el crecimiento de la población china. Los datos de la Comisión Nacional de Salud muestran que entre 2014 y 2018 hubo una media de 9,7 millones de abortos al año, lo que supone un aumento de alrededor del 51% respecto a la media de 2009-2013, a pesar de la relajación de las políticas de planificación familiar.

Ante la evidencia de una crisis demográfica y económica, alimentada por las bajas tasas de natalidad, el envejecimiento de la población y la reducción de la mano de obra, en mayo de 2021 el Gobierno chino anunció que todas las parejas casadas podrían tener hasta tres hijos, lo que se aprobó formalmente en agosto.

Esta última revocación se produjo después de que el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, máximo órgano legislativo de China, aprobara esta enmienda a la Ley de Población y Planificación Familiar, que permite a cada pareja ampliar la familia y estipula medidas de apoyo a la nueva política.

En un guiño a estas cuestiones, el Gobierno prometió que también promulgaría cambios políticos de apoyo en áreas como el empleo, las finanzas, el cuidado de los niños y la educación para abordar las razones sociales y económicas por las que las parejas habían dudado en tener más hijos. El último censo de China ha confirmado los desequilibrios demográficos que existen desde hace tiempo y que podrían suponer importantes amenazas para la sostenibilidad de la economía del gigante asiático, lo que ha llevado a los líderes del Partido a tomar estas medidas.

Según el censo, hubo 12 millones de recién nacidos en 2020, lo que supuso el menor número de nacimientos desde una hambruna en la década de 1960. La tasa de fertilidad fue de 1,3 hijos por mujer en 2020, muy por debajo del nivel de reemplazo de 2,1. Se trata de una tasa similar a la de Japón e Italia, que albergan algunas de las poblaciones más envejecidas del mundo.

Sin embargo, según fuentes oficiales, a diferencia de otros países desarrollados, China sigue siendo una economía de renta media en desarrollo con una red de seguridad social limitada. Además, China no acoge cantidades significativas de inmigrantes, lo que da más importancia a la fecundidad interna para mantener el tamaño de su fuerza de trabajo. Para 2050, los demógrafos prevén que la población mayor de 60 años podría representar un tercio del total.

La disminución de la población en edad de trabajar y el aumento de los jubilados obstaculizarían el crecimiento económico de China y pondrían a prueba los servicios sociales. En 2019, la Academia China de Ciencias Sociales publicó un informe en el que proyectaba que los fondos de pensiones podrían agotarse en 2035 por los desafíos demográficos.

La política de un solo hijo también provocó abortos selectivos por sexo, lo que hizo que se generara un desequilibrio de sexos. En 2020, China tenía 723,34 millones de hombres, frente a 688,44 millones de mujeres.