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La nueva guerra fría

Blinken exige a Rusia respetar la soberanía de Ucrania

Lavrov responde que Moscú hará todo lo necesario para garantizar su seguridad nacional

El secretario de Estado, Antony Blinken, y su homólogo ruso, Sergei Lavrov, se reunieron este jueves en Estocolmo POOLREUTERS

El conflicto en el este de Ucrania se trasladó este jueves a los despachos con la visita del secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, a Europa. El representante estadounidense se reunió con su homólogo ruso, Segei Lavrov, en Estocolmo al margen de la cumbre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Blinken pidió a Moscú que retirara a los militares rusos ubicados cerca de la frontera con Ucrania. Según Kiev, unos 114.000 soldados acampan en su frontera oriental, cerca de la región de Donbás y Crimea.

«No sabemos si el presidente Putin ha tomado la decisión de invadir. Sabemos que está poniendo en marcha la capacidad para hacerlo en poco tiempo, si así lo decide», dijo Blinken un día antes de su reunión con Lavrov. Durante su encuentro cara a cara, le aclaró que Rusia sufrirá «graves consecuencias» si invade Ucrania y lo instó a buscar una salida diplomática a la crisis. También pidió a Rusia que cumpla los acuerdos de paz de Minsk concertados en 2015 entre Rusia, Ucrania, Francia y Alemania.

La interpretación de este y otros documentos básicos de la OSCE surgió como un punto de fricción entre los dos países. Lavrov aseguró que «está claro» que EE UU y Rusia los interpretan de «formas diferentes». Reunidos durante 30 minutos, esta fue la entrevista de más alto nivel entre Washington y el Kremlin desde que en verano Vladimir Putin se reuniera con Joe Biden en Suiza.

Las relaciones entre Occidente y Moscú se encuentran en el peor momento desde el fin de la Guerra Fría. Durante la reunión, Lavrov hizo hincapié en que, aunque Rusia «no quiere ningún conflicto» con la OTAN, su país sigue manteniendo el «derecho a elegir formas de garantizar sus legítimos intereses de seguridad». En un discurso ante la OSCE por la mañana, Lavrov dijo que las tensiones militares estaban aumentando en el continente y esperaba que las propuestas de Rusia sobre un nuevo «pacto de seguridad europeo», que evitaría la expansión de la OTAN hacia el Este, se estudiaran cuidadosamente. Rusia busca «garantías de seguridad a largo plazo», que incluiría limitar la ayuda militar al Gobierno de Kiev y cerrar la puerta de una posible incorporación de Ucrania a la Alianza.

La predisposición de Ucrania hacia la UE y la OTAN desde la salida del poder del presidente Víktor Yanukovich en 2014 inquieta a Moscú. Putin mantiene que no aceptará la membresía de Ucrania en la OTAN o el estacionamiento de misiles en el país. Ambos son una «línea roja» que podría amenazar la integridad rusa. Durante las últimas semanas Putin también ha recalcado el compromiso de defensa a su país, asegurando que si la OTAN traslada misiles con capacidad de atacar Moscú en minutos, ellos se verán obligados a actuar.

Los servicios de inteligencia de Kiev y Washington ya alertaron de una posible invasión rusa. Ambos coinciden en que la amenaza de agresión del Kremlin es real y trabajan en la hipótesis de un ataque militar entre enero y febrero que empezaría por la frontera oriental ucraniana. Hasta ahora los esfuerzos diplomáticos por acabar con la guerra en Ucrania han fracasado, el país lleva siete años con un conflicto activo que se ha cobrado la vida de más de 14.000 personas. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), hasta dos millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.

Blinken está de visita en Europa en el contexto de la cumbre de la OSCE y la OTAN reunidos en Letonia. Los recientes acontecimientos en Bielorruisiay las intenciones de Rusia en Ucrania han centrado la atención de las delegaciones internacionales.

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