Represión

La matanza más atroz de la Junta Militar birmana

Trece muertos, entre ellos once niños, en un bombardeo del Ejército a una escuela

Libros y mochilas abandonados en la escuela que atacó el Ejército birmano en Let Yet Kone
Libros y mochilas abandonados en la escuela que atacó el Ejército birmano en Let Yet KoneDEPAYIN TOWNSHIP IDP SUPPORT TEAAgencia EFE

El Ejército de Myanmar ha perpetrado el más atroz de los crímenes. El Gobierno golpista birmano sigue derramando sangre entre los civiles. En esta ocasión, el ataque del pasado 16 de septiembre incluyó bombardeos aéreos desde helicópteros del Tatmadaw y disparos «indiscriminados» sobre una zona habitada que alcanzaron una escuela de primaria, matando a niños. Al menos once murieron y más de veinte sufrieron importantes heridas en el bombardeo en el municipio de Tabayin, en la región de Sagaing.

La directora de la escuela declaró que se encontraba tratando de conducir a los alumnos a escondites seguros en las aulas de la planta baja cuando dos de los cuatro helicópteros Mi-35 que sobrevolaban el norte de la aldea comenzaron a atacar, disparando ametralladoras y armas más pesadas contra la institución, que se encuentra en el recinto del monasterio budista de la aldea. Cuando pudieron refugiarse en las aulas, un profesor y un alumno de 7 años ya habían recibido disparos en el cuello y en la cabeza, y ella tuvo que utilizar retales de ropa para intentar detener las hemorragias. «No pararon de disparar ni un minuto. Lo único que podíamos hacer era cantar mantras budistas». Cuando el ataque aéreo cesó, unos 80 soldados entraron en el recinto del monasterio, disparando sus armas contra el edificio.

La responsable, que utiliza el seudónimo de «Mar Mar» para protegerse a sí misma y a sus familiares del Ejército, trabaja en la escuela con 20 voluntarios que imparten clases a unos 240 alumnos de primaria.

Tras la masacre de civiles, algunos enseres quedaron esparcidos entre los escombros. Es todo lo que queda en la aldea del noroeste de Sagaing, una zona que ha visto algunos de los combates más feroces contra la toma de poder por parte del Ejército.

Por su parte, la Junta Militar birmana sostuvo que el sabotaje se llevó a cabo en respuesta a un ataque de grupos insurgentes, una operación contra el Ejército de la Independencia de Kachin (KIA) y los grupos de la resistencia en la aldea con «extremistas» escondidos en el monasterio, afirmación que fue desmentida por las Fuerzas de Defensa del Pueblo, movimiento surgido en oposición al golpe, según el medio birmano «The Irrawaddy».

Según el diario local, las tropas de la resistencia custodiaban la academia cuando dos helicópteros llevaron a cabo el ataque, y unos 80 militares rodearon entonces el espacio. En una declaración del Gobierno de Unidad Nacional (GUN), compuesto en su mayor parte por miembros del destituido Gobierno de la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, condenó el «ataque inhumano», calificándolo de «brutal crimen de guerra».

El director regional de Save the Children en Asia, Hassan Noor, expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y afirmó que las escuelas deberían estar fuera de los límites, y la seguridad de los estudiantes debería estar protegida. «¿Cuántos incidentes más como éste tienen que producirse para que se tomen medidas?», dijo Noor, instando al Consejo de Seguridad de la ONU y a la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) a dar una respuesta inmediata.

La ASEAN ha dirigido hasta ahora infructuosos esfuerzos diplomáticos para resolver la crisis de Myanmar y sus líderes se reunirán en Phnom Penh en noviembre para debatir los escasos avances hacia un plan de paz. Según la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos, una ONG local que recopila datos sobre las agresiones de la Junta Militar birmana, al menos 57 niños menores de trece años han sido asesinados por los militares.