"No es un farol"
Amenaza de Putin: ¿Cuánta gente moriría si estalla la guerra entre EE UU y Rusia?
En las primeras horas del conflicto nuclear morirían decenas de millones de personas y acabaría con una hambruna total, que afectaría a 5.000 millones de habitantes
Vladimir Putin se dirigió a la nación rusa en un mensaje televisado, en el que anunció la movilización de 300.000 reservistas, en el que por primera vez se refirió a la invasión de Ucrania como una guerra y en la que amenazó a Occidente con utilizar armas nucleares. El presidente ruso se siente acorralado. La contraofensiva de las tropas de Zelensky le obligó a tener que retirarse de numerosas zonas ocupadas, las sanciones económicas le están haciendo mella y sus habituales socios ya no le apoyan. Es más, países como China han pedido un alto el fuego para buscar una solución. Además, las protestas espontáneas de ayer en Rusia, los intentos masivos de salir del país,las consultas en internet para romperse algún miembro sin dolor para poder evitar ser llamado a filas...
En este punto, Putin se siente solo, acorralado y esto lo hace más peligroso aún. El día Internacional de la Paz hizo evidente que la amenaza nuclear está sobre la mesa. “No es un farol”, advirtió.El presidente ruso tiene más de 6.000 cabezas nucleares disponibles para acoplarlas a cualquier proyectil y enviarlas a cualquier punto de Europa. Esto desataría una guerra de consecuencias catastróficas, que en las primeras horas provocaría la muerte de más de 90 millones de personas.
Esta estimación la realizaron un grupo de investigadores asociados del Programa de Ciencia y Seguridad Global (SGS) de la Universidad de Princeton, que realizaron una simulación en vídeo de cuatro minutos de cómo serían los ataques y las respuestas entre Rusia y Estados Unidos. El vídeo se tituló “Plan A”, está basado en un conjunto de datos como objetivos nucleares de ambas potencias, el arsenal que dispone cada uno, el rendimiento de las armas nucleares desplegadas y en qué orden se utilizarían en función de la evolución del conflicto, las fases tácticas, estratégicas y la selección de ciudades.
Una vez iniciado el conflicto, el intercambio nuclear se intensificaría rápidamente en Europa con Rusia enviando 300 ojivas a través de aviones y misiles de corto alcance para golpear las bases de la OTAN y el avance de las tropas. Con gran parte de Europa destruida, la OTAN lanzaría alrededor de 600 ojivas desde misiles terrestres y submarinos estadounidenses contra las fuerzas nucleares rusas. Antes de que se destruyeran sus sistemas de armas, Rusia dispararía misiles desde silos, vehículos de carretera y submarinos.
En la etapa final del conflicto, tanto Rusia como la OTAN apuntarían a las 30 ciudades y centros económicos más poblados del otro lado, utilizando de 5 a 10 ojivas nucleares en cada uno, según el tamaño de la población, en un intento por inhibir el potencial de recuperación.
Según explica la propia web de la universidad de Princeton, “las muertes inmediatas resultantes de cada fase del conflicto se determinan usando datos de NUKEMAP (una aplicación donde seleccionas la zona donde se detonaría la bomba nuclear y muestra su acción devastadora). Todas las estimaciones de muertes se limitan únicamente a muertes por explosiones nucleares y aumentarían significativamente por las provocadas por la lluvia radiactiva nuclear y otros efectos a largo plazo. La simulación fue desarrollada por Alex Wellerstein , Tamara Patton , Moritz Kütt y Alex Glaser con la ayuda de Bruce Blair , Sharon Weiner y Zia Mian. El sonido es de Jeff Snyder.
El objetivo del “Plan A” era mostrar las consecuencias “potencialmente catastróficas” de una guerra nuclear entre Rusia y la OTAN y se mostró por primera vez en una exhibición en la Galería Bernstein de Princeton en 2017. En 2019 se puso a disposición del público a través de un vídeo subido a YouTube.
La última vez que se utilizaron armas nucleares en un conflicto bélico fue en 1945, cuando Estados Unidos bombardeó Hiroshima y Nagasaki matando de forma instantánea más de 150.000 personas. Ahora, el efecto sería mucho más devastador.
Según publica la revista científica “Nature Food”, una guerra nuclear entre Washington y Moscú provocaría una hambruna global que podría matar a más de 5.000 millones de personas. El estudio publicado ha sido certificado por climatólogos de la estadounidense Rutgers University, que han analizado cómo afectaría a la producción agrícola global el hollín que expulsarían a la atmósfera los fuegos derivados de un conflicto atómico.
También la investigadora Lili Xia y su grupo han estudiado seis posibles escenarios: cinco de ellos corresponden a guerras nucleares entre India y Pakistán, mientras que el sexto es un gran conflicto entre Rusia y Estados Unidos. Los científicos han hecho sus cálculos “en base al tamaño del arsenal nuclear de cada país”, detalla su universidad en un comunicado.
Rusia y Estados Unidos son los dos países del mundo que cuentan con más armas nucleares. Las fuerzas rusas disponen actualmente de 1.625 cabezas nucleares desplegadas, a las que hay que sumar otras 2.870 almacenadas y otras 1.760 de carácter estratégico, lo que suma un total de 6.255 cabezas nucleares, de acuerdo con los últimos datos actualizados recogidos por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI).
Mientras tanto, EE UU cuenta con 1.800 cabezas nucleares desplegadas y, en total, reúne 5.550, según los datos del SIPRI. Los otro países que cuentan con armamento nuclear son China (350), Francia (290), Reino Unido (225), Pakistán (165), India (156) e Israel (90),
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