En Brasil ganará el miedo

Después de la victoria electoral en primera vuelta por parte del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva sobre el actual mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, se confirma la tesis de que Brasil está polarizado. Ambos candidatos han conquistado la mayoría de sus triunfos políticos apelando a la confrontación y radicalización verbal. Lo que ha ocurrido durante la campaña electoral lo ratifica; y en este contexto, todo parece indicar que la estrategia del disenso se fortalecerá en ambas opciones. No debería extrañarnos que para la segunda vuelta, el «bolsonarismo» incremente su intención de voto con respecto a lo que digan las encuestas. Dicha conclusión resultaría creíble si vemos el fallo cometido por las casas encuestadoras quienes le daban 10 puntos menos al presidente actual con respecto a la votación de la primera vuelta. Existe, por tanto, un «voto oculto» –quizás de vergüenza– a favor de Bolsonaro. El «Trump brasileño» que gobierna el país carioca resulta tan polémico que un segmento significativo de seguidores prefiere ocultar su simpatía por él.

Por otro lado, y a pesar de su paso por la cárcel, Lula da Silva apuesta a reunir a todo el voto anti Bolsonaro, sea de izquierda o no. Por tal motivo y considerando la polarización, el discurso que prevalecerá para la segunda vuelta será el del miedo. Miedo a que gane Bolsonaro por su violencia discursiva y sus ataques a ciertas minorías. Y miedo a que gane Lula porque podría suponer el regreso de un sistema político plagado de corruptelas. Ergo, se puede decir que el próximo domingo 30 de octubre, día de la segunda vuelta, la gran ganadora será el miedo. En consecuencia, el consenso no parece ser una cualidad que resaltará en el corto y mediano plazo dentro del panorama político del Brasil.