Kaliningrado
Polonia blinda su frontera con Rusia ante el temor de una ola migratoria
El Gobierno polaco comienza la construcción de un muro fronterizo a lo largo del enclave ruso de Kaliningrado
Polonia empezó ayer los trabajos para la construcción de una valla temporal en la frontera con Kaliningrado, el encargado del anuncio fue el ministro de Defensa, Mariusz Blaszczak. El funcionario agregó que la decisión sobre este asunto se tomó durante la reunión del Comité del Consejo de Ministros de Seguridad Nacional y Asuntos de Defensa la semana pasada. La resolución apresuró rápidamente después del anuncio de Moscú con la apertura del aeropuerto de Khrabrovo en Kaliningrado a los vuelos procedentes de Oriente Medio y el Norte de África, por este motivo declaró el ministro “se ha decidido tomar medidas que reforzarán la seguridad en la frontera polaco-rusa”.
Los aviones volarán por espacio común en el Mar Báltico e incluso sobre Polonia, la prohibición de la Unión Europea solo se aplica a las aerolíneas rusas y bielorrusas, hasta ahora los vuelos programados para aterrizar en Kaliningrado son turcas, de Oriente Medio y África. Alexander Korytnyi, director del aeropuerto, le dijo a la agencia rusa de noticias Interfax que buscarán “atraer aerolíneas de países del Golfo Pérsico y Asia”, incluidos Emiratos Árabes Unidos y Qatar. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, se negó a comentar sobre la barrera fronteriza y la describió como “un asunto polaco”.
Recientemente, las autoridades de Varsovia expresaron su temor de que Moscú pueda desencadenar una crisis migratoria similar a la que se vivió con intensidad el pasado verano en la frontera compartida con Bielorrusia. Entonces Bruselas acusó a Minsk, aliado clave de Moscú, de facilitar la migración ilegal en un ataque “híbrido” para desestabilizar el bloque. De igual manera, al Gobierno de Varsovia le preocupa que Kaliningrado funcione como punto de destino de miles de personas que buscan acceder a la Unión Europea a través de los 210 kilómetros de frontera conjunta.
“La frontera polaco-rusa es estable y tranquila. No ha habido ningún cruce ilegal de la frontera”, dijo Anna Michalska, portavoz de la Guardia Fronteriza. “No sólo estamos en tiempos de paz. Estamos preparados para diversas situaciones de crisis y después de lo ocurrido en la frontera polaco-bielorrusa estamos aún más preparados para todo, para los escenarios más oscuros”, añadió Michalska.
Blaszczak señaló que la valla constará de tres filas de alambre de púas, tendrá 2,5 metros de alto y 3 metros de ancho. Se levantará una barrera adicional en el lado polaco para proteger a los animales. La barrera tendrá un coste de más de 70 millones de euros y podría estar terminada a finales de 2023.
“Nos hemos comprometido a hacer que la frontera sea hermética, y estamos utilizando la experiencia adquirida el año pasado en la frontera entre Polonia y Bielorrusia. No hay duda de que la barrera temporal que allí se encuentra impidió o frenó significativamente un ataque híbrido desde territorio bielorruso”, argumentó el ministro Blaszczak.
La oposición critica la construcción de la valla y acusa al Gobierno de Ley y Justicia (PiS) de distraer la atención de los problemas en las fronteras, argumentando que los problemas en la frontera con Bielorrusia donde, en la última semana, ocurrieron más de 700 cruces fronterizos ilegales, la valla no ha sido una solución determinante. Allí todavía sigue habiendo campamentos de refugiados afganos en un limbo entre Bielorrusia y Polonia donde ambos servicios fronterizos empujan a las personas al lado contrario de la frontera. Los grupos de derechos acusaron a los guardias fronterizos polacos de empujar por la fuerza a los migrantes y solicitantes de asilo hacia Bielorrusia. Según Médicos sin Fronteras (MSF), al menos 21 migrantes murieron.
Después de la anexión rusa de Crimea en 2014, el Kremlin fortaleció su brazo militar en Kaliningrado, como único punto ruso en territorio europeo. Los últimos años han desplegado en la región lanzamisiles Iskander, con un alcance para llegar. Las pérdidas humanas de los últimos combates en territorio ucraniano obligaron a Putin a trasladar parte de los militares rusos apostados en Kaliningrado al frente. Según el Gobierno de Kyiv, cerca de 24.000 soldados fueron trasladados a su territorio, cerca del 80% del personal que hasta principios de año estaba en el enclave. La decisión de reubicar las unidades se tomó a pesar de que Finlandia y Suecia habían anunciado y solicitado formalmente su ingreso en la OTAN el 18 de mayo.
Muchos de los soldados reubicados murieron o fueron capturados, hasta 200 tanques y vehículos blindados fueron destruidos. El Gobierno ruso guarda silencio sobre las pérdidas y la retirada de tropas de Kaliningrado, según la propaganda rusa, los efectivos destinados tenían como objetivo defender el enclave contra la OTAN. La Alianza siempre ha considerado a Kaliningrado como una seria amenaza para los estados bálticos. Los últimos ejercicios militares en el enclave ocurrieron el pasado abril, donde participaron alrededor de 1.000 soldados y 20 aviones de combate.
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