Alerta
Polonia desvincula a los tres buzos españoles rescatados en el Báltico con un sabotaje ruso, pero apunta a otra hipótesis preocupante
La policía polaca liberó a tres hombres que decían buscar ámbar en medio de la noche junto a una infraestructura energética clave cerca de la ciudad de Gdansk
En la madrugada del domingo 15 de enero, los servicios de Búsqueda y Salvamento Marítimo de Polonia recibieron una llamada desesperada desde una lancha que se encontraba a unos ocho kilómetros mar adentro del puerto de la ciudad polaca de Gdansk. Tres buzos con un equipo profesional -y que posteriormente se identificaron como ciudadanos españoles- llevaban seis horas a la deriva después de que su lancha se hubiera averiado.
Tras ser llevados a la comisaría de policía, dijeron que estaban buscando ámbar, una resina fosilizada que se utiliza para hacer joyas, muy abundante en el Báltico, y que puede alcanzar un alto valor en el mercado internacional. Pero lo cierto es que las condiciones meteorológicas eran extremadamente adversas ese día según los registros meteorológicos. Noche cerrada y un temporal de frío y lluvia hacían casi imposible una empresa de ese tipo. ¿Qué hacían entonces los tres españoles al lado de las infraestructuras energéticas de Naftoport, por donde entra el Gas Natural Licuado y el petróleo a Polonia?
La policía les pidió la identificación, pero solo uno mostró el pasaporte. Los otros dos dijeron que eran españoles pero no lo demostraron con ningún documento. Los teléfonos que dieron a las autoridades también eran falsos o incorrectos, ya que estaban inactivos o mal escritos con un dígito de más, tal y como se comprobó días después. En ese momento, los agentes decidieron dejarlos en libertad sin realizar mayores indagaciones. A día de hoy se cree que dos de ellos han salido de Polonia y se desconoce su identidad y paradero.
Cuando el caso saltó a la prensa, expertos y analistas políticos arremetieron contra la actuación policial y pidieron explicaciones al Gobierno, cuyo primer ministro, Mateusz Morawiecki, encargó un informe a los servicios de seguridad. El relato de los submarinistas no resulta creíble, según los expertos. La barca llevaba en desuso varios años y no estaba registrada. No tenían autorización para esa actividad y en la embarcación no se hallaron rastros de ámbar ni herramientas para hacer la extracción de este material.
En un principio, en las redes sociales ligaron a los españoles con un posible caso de sabotaje vinculado a Rusia en el contexto de la guerra de Ucrania. Polonia tiene activada una alerta antiterrorista y su gobierno vive con la amenaza constante de un posible ataque del ejército ruso contra su territorio.
El contenido de ese informe no se ha hecho público, pero el primer ministro ha negado -tras tener en su poder el resultado de la investigación- que los tres buzos españoles representen una amenaza para la seguridad nacional. Morawiecki ha explicado que este incidente no tiene nada que ver con un intento de ataque a las infraestructuras críticas de Polonia pero aseguró que el caso de los buzos “es bien conocido por los servicios” secretos del país.
Varios expertos y medios locales, citando fuentes gubernamentales, creen que los submarinistas rescatados en medio de la noche podrían formar parte de una banda criminal dedicada al contrabando. Según el comandante en la reserva Bartosz Rutkowski, los tres hombres se hicieron a la mar “en condiciones que impedían el buceo normal. Creo que la explicación más probable de la situación es que estos señores se vieron obligados a buscar y tratar de sacar algo por la noche y querían hacerlo a toda costa”. El periódico “Rzeczpospolita” asegura que los hombres estaban bajo vigilancia encubierta de los servicios secretos y que cada uno de sus movimientos fue monitoreado y rastreado, sugiriendo que se trataba de una operación dirigida contra narcotraficantes.
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