Historia
Este es el único país de África que nunca fue colonizado por europeos pese a que muchos lo intentaron
Tras la Conferencia de Berlín de 1884, varios países europeos se repartieron el continente y fundaron colonias
África es el tercer continente más extenso del planeta, por detrás de Asia y América. Situada entre los océanos Atlántico e Índico, cuenta con rincones con mucho encanto, territorios de película e importantes lugares para el planeta. Sus más de cincuenta países están divididos en treinta millones de kilómetros cuadrados y prácticamente todos ellos fueron una vez colonias de europeos como España, Francia o Inglaterra. Todos los territorios menos uno, que sobrevivió a los continuos intentos de ser colonizado y que hoy en día es un país independiente.
Se trata de uno de los estados más antiguos del continente africano. Hasta en dos ocasiones, los italianos intentaron adentrarse en este territorio, y solo lograron una breve ocupación. Pero Italia nunca llegó a imponer su hegemonía en el lugar.
¿Cuál es el país que nunca fue colonizado por los europeos?
Las continuas rivalidades políticas y económicas llevó a los imperios europeos a repartirse África en el siglo XIX, tras la Conferencia de Berlín de 1884. De este modo, Alemania, por ejemplo, adquirió los territorios que ahora componen Tanzania, Namibia o Camerún, así como Togo y parte de Nigeria y Ghana. España consiguió parte de Marruecos o Guinea Ecuatorial. Y Francia, Bélgica, Portugal, Reino Unido e Italia se repartieron el resto.
Entre los estados que los italianos habían obtenido, estaba Eritrea, un país cuyo vecino era Etiopía, un terreno que no había sido repartido. Era vista como una tierra de pureza, independiente, con su propio ejército. Los italianos lo intentaron, pero salieron mal parados.
En primer lugar, a finales del siglo XIX. Italia había oído hablar de la muerte del emperador etíope Yohannes IV. El optimismo reinó sobre el país transalpino, que veía una oportunidad para expandirse en territorio africano. Creían que la zona estaba debilitada, o que sería vulnerable a cualquier ataque. Así, ocuparon las tierras altas a lo largo de la costa, para posteriormente, penetrar hasta el fondo del territorio.
Una idea que sonaba espectacular entre los colonizadores, así que en marzo de 1896, cuatro brigadas italianas llegaron a la ciudad de Adwa con la intención de dar un golpe definitivo y quedarse con Etiopía, pero fueron derrotados en cuestión de horas por los etíopes que servían bajo el emperador Menelik II. Esto obligó a Italia a firmar un tratado en el que reconocía la independencia de Etiopía.
Un acuerdo que, décadas más tarde, violaría el entonces líder fascista Benito Mussolini. En pleno auge del fascismo italiano y antes de estallar la Segunda Guerra Mundial, las tropas italianas de Eritrea invadieron Etiopía, que en aquel entonces, estaba bajo el mando del emperador Haile Selassie.
Era octubre de 1935, y la victoria italiana hizo que el país pasara a llamarse Abisinia, y un año más tarde, el territorio formó oficialmente parte del África Oriental Italiana. Ese mismo año, Selassie dejó el país y promulgó en la sede de la Sociedad de las Naciones (precursora de la ONU) un discurso que pasó a la historia por reclamar justicia para su pueblo. Después, estuvo cuatro años recluido y fue desterrado a la ciudad inglesa de Bath.
En 1941, Inglaterra decidió reponer el trono a Selassie y envió tres columnas de soldados que se unieron a las fuerzas etíopes, que luchaban contra el ejército dominante. La resistencia italiana cayó tras una ardua batalla y una masacre sin precedentes, y el emperador pudo entrar triunfalmente en Addis Abeba. Así, después de cinco años y tres días, Etiopía volvía a ser una nación soberana, y Haile Selassie, su rey.
El emperador aprovechó su victoria sobre los africanos para impulsar la creación de la Organización de la Unidad Africana, ahora Unión Africana, que tiene su sede en Adís Abeba, capital de Etiopía. "Nuestra libertad no tiene sentido a menos que todos seamos libres", dijo en 1963, año de la creación de la organización. Selassie acabó siendo una figura para la gran mayoría de los africanos. Por ejemplo, los rasfari de Jamaica lo consideran como un profeta que vino "para liberar a África". Mandela, por su parte, guardó especial relación con él, y escribió lo especial que es visitar Etiopía. "Sentí que estaba visitando mi propia génesis, desterrando las raíces de lo que me convirtió en africano".
Por otro lado, debemos mencionar el caso de Liberia. Un territorio que, antes de ser independiente, fue utilizado por Estados Unidos para refugiar esclavos. De ahí que su bandera sea muy parecida a la del país estadounidense. Pero anteriormente, este lugar había sido explorado y utilizado por Gran Bretaña, Portugal o Países Bajos.
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