Rescate a Grecia

Alemania no está sola

Alemania no está sola
Alemania no está solalarazon

Holanda, Finlandia y Austria, así como los países rescatados y los «recién» incorporados a la UE, en contra de más concesiones a Atenas

Grecia está sola –o casi sola– en Europa. El órdago lanzado a las instituciones europeas por Syriza tras su llegada al poder el pasado mes de enero ha obtenido una respuesta casi unánime del resto de países europeos: Atenas debe cumplir sus compromisos e implementar más reformas si quiere seguir recibiendo el respaldo financiero de sus socios en la eurozona. En este sentido, Alemania se ha erigido a lo largo de toda la negociación con Grecia –como viene siendo habitual en los últimos años– como el más firme exponente de la ortodoxia monetaria y la austeridad dentro de la Unión Europea.

Berlín y la canciller Angela Merkel han llegado incluso a considerar como un mal menor la salida de Grecia del euro –el llamado «grexit»–, a pesar de que Alemania es el principal acreedor de Grecia. El dilema es si cortar por lo sano ahora y perder 80.000 millones de euros o seguir prestando dinero al Gobierno de Alexis Tsipras, en el que ya no confían, y arriesgarse a perder aún más. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, representa la línea más dura dentro del Ejecutivo alemán, y en más de una ocasión ha dejado clara su postura: «Los griegos han vivido por encima de sus posibilidades durante mucho tiempo». Además, Alemania se encuentra entre los miembros de la eurozona que están obligados a consultar a su Parlamento antes de dar el visto bueno a un nuevo rescate a Grecia. Cosa que Atenas no está poniendo nada fácil, a juzgar por los mensajes que viene lanzando en las últimas semanas.

Holanda, Finlandia, Eslovaquia, Estonia y Austria también deben pedir «luz verde» al Parlamento antes de prestar más dinero a Grecia. Todos ellos, además de otros como Letonia, Lituania, Malta o Eslovenia, son reacios a permitir nuevas concesiones a Atenas si ésta no garantiza a cambio reformas urgentes que permitan estabilizar el rumbo económico del país. Holanda, Finlandia y Austria –los llamados «halcones» de la austeridad– representan, junto a Alemania y Bélgica, la estabilidad presupuestaria y el rigor en las cuentas. Los otros, incorporados a la UE en 2004, tuvieron que hacer fuertes y dolorosos ajustes en sus procesos de adhesión para poder entrar a formar parte del club comunitario.

Algo similar ocurre con los países rescatados –Irlanda, Portugal y Chipre–, así como con España –nuestro país recibió 41.000 millones de Europa para rescatar a la banca–, que exigen a Grecia que haga las reformas que ellos ya han hecho, pero que preferirían solucionar el asunto sin llegar al «grexit». Tan sólo Francia e Italia presentan una postura más conciliadora y proclive al fin de la austeridad que el Eurogrupo exige a Grecia.