Análisis
"De Claudia Sheinbaum se puede esperar relaciones de diálogo con España, incluso en los asuntos más espinosos"
El profesor del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Gilberto Cristian Aranda, opina que la presidenta electa representa una izquierda más pragmática frente al personalismo de López Obrador
¿Tendrá Amlo influencia durante este sexenio en las políticas de Claudia Sheinbaum o ella tendrá su propia agenda?
En México hay un dicho que dice "en el cielo no hay dos soles, solo puede haber un sol". Desde los tiempos de Lázaro Cárdenas en los años 30 -figura reivindicada por López Obrador- la presidencia de la República se despliega sin influencia del antecesor en el cargo. Lo que se esperaría es que Andrés Manuel López Obrador se retire de la vida pública y, por lo tanto, sus apariciones y declaraciones sean limitadas. Aunque es cierto que estamos hablando de un liderazgo carismático que va a poner a prueba su capacidad de mutismo. Veremos si sigue la tradición que él mismo reivindica de Lázaro Cárdenas o quiere seguir teniendo un cierto protagonismo. Si opta por lo segundo, a Sheinbaum le va a ser muy difícil implementar su agenda que, aunque no es muy distinta a la de López Obrador -sin duda se trata se de un gobierno de continuidad-, tiene matices y ella misma busca confirmarse como el liderazgo máximo en México.
¿Crees que las relaciones entre México y España serán más amables?
Claudia Sheinbaum es una mujer de izquierdas y tiene una tradición más a la izquierda que muchos sectores de Morena, pero se trata de una izquierda pragmática que sabe negociar, que sabe relacionarse con el diferente. En este sentido, han sido interesantes las palabras que ha tenido para su rival, Xóchilt Gálvez, y muestra una forma de hacer política distinta a la que han practicado los hombres en México, mucho más frontal, más en colisión. Es una mujer que tiene una historia de izquierdas desde que fue llevada por su madre a conocer los líderes del movimiento estudiantil del 68 detenidos en las cárceles. Y está marcada por esta izquierda mexicana. Pero es una izquierda con capacidad de diálogo y negociación. Pienso que su estilo es mucho más próximo al estilo del presidente español, Pedro Sánchez. En mi opinión hay más semejanzas entre Sheinbaum y Sánchez, que entre este último y López Obrador. Pero incluso si hubiera un cambio de Gobierno en España y girase a la derecha, se pueden igualmente esperar relaciones de diálogo, incluso en temas en los que no haya plena coincidencia.
¿Cómo podría ser la relación de México con Estados Unidos si gana Trump las elecciones de noviembre?
Llamativamente aunque son liderazgos en las antípodas, la de Trump y López Obrador, tuvieron una buena proxémica, se llevaron bien, quizás porque se trataba de dos liderazgos sumamente personalistas. Poco colegiados, poco colectivos, donde los asesores cumplían un papel muy secundario y el pináculo del poder lo decidía todo. Aun cuando López Obrador se declara de izquierdas, y Trump está a la derecha de la derecha, su forma de entender del poder permitió un acercamiento. Sin embargo, con la Administración Biden, sin que haya habido grandes escollos, no ha sido todo lo fluida que podría haber sido. En consecuencia, si gana Trump será interesante ver qué dinámicas se dan con Claudia Sheinbaum que tiene un estilo menos personalista, más participativo, donde ella, aunque ella es la que toma la última decisión y tiene la última palabra, hay mucho debate anterior y eso, probablemente, no es el estilo trumpista. En resumen, hay un alto grado de incógnita.
¿Es posible que México se radicalice bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum?
No lo creo, Claudia Sheinbaum representa un liderazgo de izquierdas pragmático y es posible que se mueva hacia el centro. La radicalidad suele ocurrir con liderazgos personalistas como el de López Obrador y no tanto con los liderazgos de rasgos tecnocráticos, de conocimiento o experiencia académica como el de ella. Por eso diría que sin ser una lideresa de centro sí puede girar hacia la moderación y tender puentes con gobiernos de distinto signo y eso creo que puede ser bueno para la región iberoamericana.
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