Armamento
Reino Unido comprará a EE UU un escuadrón de cazas F-35 con capacidad para llevar ojivas nucleares
Es la primera vez que aviones británicos portarán armas atómicas en sus cazas desde el final de la Guerra Fría
Reino Unido participará en la disuasión nuclear aerotransportada de la OTAN, en lo que representa el cambio más significativo en su postura desde el final de la Guerra Fría, con la compra de 12 aviones F-35 capaces de transportar ojivas nucleares.
El anuncio lo realizó ayer el premier Keir Starmer en la cumbre de la alianza en La Haya, donde recalcó que vivimos una “era de incertidumbre radical donde no ya no podemos dar por sentada la paz”. Los aviones, con un coste cada uno de 80 millones de libras, serán capaces de transportar munición convencional, además de la bomba de gravedad estadounidense B61-12, una variante de la cual posee una potencia explosiva tres veces superior a la del arma lanzada sobre Hiroshima. El avión F-35 es fabricado por el gigante estadounidense de defensa Lockheed Martin, pero la empresa británica de defensa BAE Systems también es un contribuyente clave. El pedido generará 20.000 empleos en suelo británico.
El inquilino de Downing Street ha liderado los esfuerzos de los aliados por convencer a Donald Trump de que se toman en serio el fortalecimiento de su capacidad para defender a Europa en un momento geopolítico especialmente convulso con las amenazas de Rusia y China y una situación en Oriente Medio de lo más inestable.
Los F-35A tendrán su base en la RAF Marham, en Norfolk, y se unirán al programa de aeronaves de doble capacidad de la OTAN, parte de la estrategia de larga data de la alianza para disuadir a los adversarios con un paraguas nuclear compartido, liderado por Estados Unidos.
Las armas nucleares estadounidenses no se han almacenado en el Reino Unido desde que la última salió de la RAF Lakenheath en 2008, mientras que Londres no ha tenido sus propias armas nucleares lanzadas desde el aire desde 1998, cuando el WE 177 fue desmantelado por el entonces gobierno laborista.
Desde entonces, la disuasión nuclear del Reino Unido se ha realizado exclusivamente a través de su flota de submarinos Trident, cuyas ojivas tienen la potencia explosiva necesaria para destruir una ciudad. Sin embargo, los estrategas militares afirman que se necesita una capacidad "sub estratégica" que pueda emplearse en el campo de batalla para disuadir un ataque ruso contra un país miembro de la OTAN.
El Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, celebró el anuncio, describiéndolo como "otra sólida contribución británica a la OTAN". El Reino Unido y Francia son las únicas dos potencias nucleares de Europa, aunque sólo Londres es miembro del Grupo de Planificación Nuclear de la OTAN.
Cinco aliados —Italia, Alemania, Bélgica, Países Bajos y Turquía— son actualmente miembros de un acuerdo de intercambio nuclear con Estados Unidos que les permite almacenar armas nucleares estadounidenses en su territorio y operar aviones de combate estadounidenses con capacidad nuclear.
Acuerdos similares han existido desde la Guerra Fría en Alemania, Italia, Bélgica, Países Bajos y Turquía. En cada caso, las armas nucleares pertenecen a Estados Unidos y permanecen bajo el control del presidente estadounidense, ya que no pueden venderse ni cederse a otro país según los términos del Tratado de No Proliferación Nuclear. Las autoridades afirmaron que Reino Unido seguiría cumpliendo con dicho acuerdo internacional.
Aparte de la compra de los aviones F-35, la flota de submarinos Trident sigue siendo una pieza clave en el programa de rearme británico. A principios de este mes, al presentar la esperada `Evaluación de Defensa Estratégica´ (donde se identifican los mayores desafíos y se marcan las prioridades de gasto para la próxima década) Starmer anunció la construcción de hasta 12 nuevos submarinos de ataque de propulsión nuclear, como parte del programa AUKUS en el que el Reino Unido participa junto a Australia y Estados Unidos. Esta alianza está en el centro de la estrategia de Londres que acaba de firmar también un acuerdo de colaboración en materia de defensa con la UE.
El presidente estadounidense, un escéptico de la OTAN desde hace mucho tiempo, planteó dudas sobre si defendería el principio fundacional del Artículo 5 de la alianza —que un ataque contra uno es un ataque contra todos— incluso antes de llegar a la ciudad holandesa.
La urgente necesidad de mantener al inquilino de la Casa Blanca de su lado ha impulsado a los aliados de la OTAN a acordar un aumento del gasto en defensa y resiliencia nacional hasta alcanzar un nuevo objetivo del 5% del PIB para 2035.
En la cumbre de la Haya los aliados se han comprometido a aumentar el gasto de defensa al 3,5% del PIB, con un 1,5% adicional asignado a inversiones más amplias relacionadas con la seguridad, incluyendo ciberseguridad e inteligencia.
En febrero, Reino Unido presentó planes para aumentar el gasto de defensa, en contraposición al gasto en seguridad nacional, al 2,5% para abril de 2027 y expresó una "clara ambición" de alcanzar el 3% para 2034 si las condiciones económicas lo permitían.
Pero esta semana, Downing Street anunció que esperaba alcanzar el objetivo de gastar el 4,1% del PIB en seguridad nacional para 2027. El 1,5% del objetivo del 5% de la OTAN se destina a lo que se describe como "resiliencia", como la seguridad fronteriza y la protección contra ciberataques.
En el Reino Unido, se espera que este último elemento se cumpla para el próximo año, con un gasto básico en defensa que alcance el 2,6 % para entonces. No se prevé que el gasto básico en defensa alcance el 3,5 % hasta 2035, a dos elecciones generales de distancia, y Downing Street no ha especificado cómo se financiará.