Paralelo 38
Corea del Norte detiene a un ciudadano estadounidense que cruzó la frontera sin autorización
El detenido es un soldado vestido de civil, según la radio pública de EE UU
La presunta detención de un ciudadano estadounidense en Corea del Norte amenaza con aumentar la tensión entre Washington y Pyongyang. De acuerdo con el organismo de las Naciones Unidas encargado de supervisar la Zona Desmilitarizada entre las dos Coreas, una persona está bajo custodia del régimen de Kim Jong-un después de cruzar la frontera sin autorización.
Según la radio pública de Estados Unidos, NPR, funcionarios del Pentágono han revelado que se trata de un soldado que, al momento de la aprehensión, vestía de civil. En medio del hermetismo, el Comando de las Naciones Unidas aseguró que el hombre estaba visitando el Área de Seguridad Conjunta, un pueblo fronterizo entre las dos Coreas, cuando cruzó la Línea de Demarcación Militar del área.
«Creemos que actualmente está bajo custodia de la RPDC y estamos trabajando con nuestros homólogos de la KPA (siglas en inglés para el Ejército) para resolver este incidente», dijo el organismo de la ONU, refiriéndose a Corea del Norte por su nombre formal, la República Popular Democrática de Corea. El Departamento de Estado, por su parte, dice que no se espera que sea revelada por el momento la identidad del retenido porque aún no se ha informado a sus familiares sobre la situación.
Las autoridades estadounidenses mantienen una alerta de advertencia de viajes a este país para sus ciudadanos debido al «continuo y grave riesgo de arresto y detención a largo plazo de ciudadanos estadounidenses», incluyendo la «amenaza crítica de detención injusta». La primera vez que se interpuso la medida fue en 2015, después de que el estudiante universitario estadounidense Otto Warmbier fuera detenido por las autoridades norcoreanas mientras visitaba la zona. Fue liberado y enviado de vuelta a los Estados Unidos en coma en 2017 y falleció dos días después.
La Zona Desmilitarizada divide las dos Coreas, aproximadamente a lo largo del paralelo 38, y es la frontera internacional de facto. Está fuertemente fortificada y minada en ambos lados. Los dos países dejaron de luchar en 1953 con un acuerdo de armisticio, pero técnicamente siguen en guerra, con Estados Unidos apoyando al lado surcoreano a nivel diplomático.
Recientemente las tensiones con Washington volvieron a aumentar por cuenta del lanzamiento de un nuevo misil balístico norcoreano, en respuesta a una serie de ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur. Cada vez que estas misiones tienen lugar, el régimen de Kim Jong-un dice reaccionar en contra de lo que considera una «provocación a su supervivencia». El último ataque fue condenado también por Japón, que advirtió que el cohete lanzado –el primero en tres meses– representa una verdadera amenaza para la humanidad. Pero Kim se defendió diciendo que no permitirá que supuestos aviones espía estadounidenses sobrevuelen la Zona Económica Exclusiva norcoreana.
Las constantes amenazas con misiles balísticos intercontinentales son uno de los retos de seguridad más grandes de Estados Unidos, que dice velar por la paz en esa zona. La Administración Biden busca recuperar el sendero para unas conversaciones que lleven al desarme nuclear, pero dada la fallida experiencia con la anterior presidencia de Donald Trump, esos esfuerzos todavía se perciben minúsculos. Poco avance ha habido durante estos tres años de mandato demócrata. Hace tan solo dos meses, el presidente Biden había advertido en rueda de prensa con su homólogo surcoreano, Yoon Suk-yeol, que «un ataque nuclear de Corea del Norte contra Estados Unidos o sus aliados es inaceptable y resultará en el fin de cualquier régimen que perpetúe esa acción». Los analistas leyeron la declaración como el mensaje más duro que ha pronunciado el mandatario estadounidense sobre Pyongyang desde que llegó al poder en enero de 2021.
El programa de armas de destrucción masiva de Corea del Norte es uno de los grandes desafíos de política exterior de este siglo, incluso superando al de Irán. La inteligencia estadounidense sobre este hermético país asiático no siempre ha sido efectiva en detectar los alcances de esos desarrollos. Hasta principios de 2020, se estima que el país contaba con un arsenal de aproximadamente 30 a 40 armas nucleares y una producción suficiente de material fisionable para seis o siete armas nucleares por año. A este reto, se suma el peligro de lidiar con la personalidad misteriosa de su líder Kim Jong-un, un heredero del poder de tan solo 39 años que fue concebido y criado para ver a Estados Unidos como amenaza, como la representación del demonio occidental, una consigna que desde su régimen dictatorial se ha encargado de vender a sus ciudadanos a través de la propaganda estatal.
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