Directo

Defensa
Las ambiciones militares de China ya no son una mera declaración de intenciones, sino una realidad tangible que surca los cielos. La prueba más reciente es el J-XDS, un prototipo de caza de sexta generación que se postula como la materialización de sus aspiraciones de competir cara a cara con la tecnología occidental. Unas imágenes de una nitidez sin precedentes han desvelado el avanzado estado de este proyecto, que busca acortar distancias con los programas aéreos más punteros de Estados Unidos. Este pulso tecnológico se intensifica mientras, al otro lado del Pacífico, el Pentágono acelera su plan maestro con el prototipo del avión futurista B-21.
De hecho, las nuevas fotografías, aunque sin confirmación oficial de Pekín, muestran un diseño mucho más pulido y maduro de lo que se estimaba. El aparato, desarrollado por la Shenyang Aircraft Corporation, presenta una concepción puramente furtiva, con un fuselaje sin cola diseñado para minimizar su firma de radar. Este salto cualitativo sugiere que el desarrollo no está en sus primeras etapas, sino que se trata de un prototipo mucho más avanzado de lo que se pensaba. Este nivel de madurez en el diseño no es un hecho aislado, sino que forma parte de un esfuerzo sostenido, ya que China aspira a convertirse en la mayor potencia militar del planeta.
En este sentido, uno de los detalles más reveladores es la ausencia del tubo pitot en el morro del avión, una sonda de datos aéreos que sí aparecía en avistamientos anteriores y cuya eliminación indica que el caza ya ha superado las fases iniciales de pruebas de vuelo. Las imágenes también permiten confirmar que la cabina está configurada para un único piloto y que, bajo el fuselaje, se aloja un sistema de puntería electro-óptico (EOTS), un equipo esencial para seguir blancos sin delatar su posición, tal y como han publicado en The War Zone.
Por otro lado, la configuración de sus motores subraya que la agilidad es una prioridad absoluta. El caza chino emplea unas toberas de empuje vectorial bidimensionales, una tecnología similar a la del F-22 Raptor estadounidense, que le permite redirigir los gases de escape. Este sistema otorga al J-XDS una agilidad fuera de lo común en el combate aéreo cercano, una capacidad fundamental para establecer el dominio en un enfrentamiento directo. Esta capacidad es especialmente crítica en un escenario de tensión creciente como el Pacífico, donde recientemente EE.UU. ha desplegado una superarma que China considera una provocación directa.
Asimismo, su rasgo más revolucionario reside en los extremos de las alas. En lugar de los alerones y timones tradicionales, el J-XDS incorpora unas superficies de control totalmente giratorias. Este innovador diseño, conocido como all-moving tips, no solo le proporcionaría una maniobrabilidad superior en distintas condiciones de vuelo, sino que también contribuiría a reducir todavía más su sección radar, haciéndolo extremadamente difícil de detectar por los sistemas enemigos.
En definitiva, estas imágenes ofrecen una ventana privilegiada a un programa que representa un claro desafío tecnológico para Occidente. El J-XDS no es solo un avión; es la prueba de que Pekín avanza a pasos agigantados en su objetivo de desarrollar, de forma autónoma, sistemas de armas capaces de medirse con cualquiera en el complejo tablero geopolítico de las próximas décadas.
Directo