
Trabajo
Despiden a un hombre por faltar al trabajo debido a la muerte de un familiar y acaba readmitido e indemnizado por la empresa
Un trabajador portuario australiano obtiene la readmisión y el pago de salarios tras ser despedido por cenar en un restaurante durante el permiso laboral que obtuvo por el fallecimiento de su tía, en un caso que la justicia calificó de "duro, injusto e irracional"

David Jenkins, un trabajador portuario con cuatro años de antigüedad en la empresa y sin sanciones disciplinarias previas, fue despedido después de que su jefe lo viera cenando en un restaurante durante el Día de Australia, jornada en la que había solicitado un permiso retribuido por el fallecimiento de su tía.
La empresa consideró que esta acción demostraba un uso fraudulento del permiso y procedió a su despido inmediato, alegando que el trabajador había actuado de forma deshonesta utilizando la muerte familiar como pretexto para evitar trabajar.
El conflicto comenzó cuando Jenkins, tras recibir la noticia del fallecimiento de su tía la mañana del festivo, solicitó el permiso laboral correspondiente y pasó el día con su padrastro, una figura fundamental en su vida. Al finalizar la tarde, accedió a acompañar a su pareja a una cena con amigos que esta había organizado para distraerle, momento en el que se produjo el encuentro fortuito con su jefe de operaciones en el restaurante.
El proceso disciplinario y la respuesta judicial
La empresa inició un proceso disciplinario que culminó con el despido de Jenkins el 7 de marzo, despite haber presentado el certificado de defunción de su tía y haber explicado la estrecha relación que mantenía con ella, visitándola semanalmente. La compañía argumentó que si el trabajador era capaz de conducir hasta la casa de su padrastro y cenar en un restaurante, también podía haber trabajado conduciendo vehículos en los muelles durante su turno.
La Fair Work Commission (FWC), equivalente a los Tribunales Superiores de Justicia en España, rechazó estos argumentos y falló a favor del trabajador, considerando que el despido había sido desproporcionado e injustificado. El tribunal destacó la diferencia sustancial entre realizar breves trayectos personales y trabajar un turno completo conduciendo vehículos pesados en un entorno portuario de alto riesgo.
La sentencia subrayó que Jenkins nunca había recibido sanciones disciplinarias durante sus cuatro años de servicio y que su dolor por la pérdida familiar era genuino, por lo que determinar que el permiso era fraudulento resultaba irracional. El tribunal ordenó la readmisión inmediata del trabajador en las mismas condiciones laborales y el pago de los salarios dejados de percibir durante el proceso, marcando un precedente significativo en la protección de los derechos laborales durante situaciones de duelo.
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