
Defensa
El ejército chino recupera un arma de las dos guerras mundiales: los enemigos serán abrasados con ellas
El lanzallamas, un arma de la Primera Guerra Mundial, resurge con notable presencia en el Ejército Popular de Liberación chino

El Ejército Popular de Liberación (EPL) de China mantiene en su arsenal los lanzallamas, una herramienta bélica que se remonta a la Primera Guerra Mundial y que ha sido mayoritariamente retirada por las fuerzas armadas modernas. Este hecho se revela a través de nuevas imágenes propagandísticas que muestran la continuidad de su uso en el seno de las fuerzas terrestres chinas.
A pesar de los procesos de modernización que se están llevando a cabo en su estructura militar, el Ejército chino integra los lanzallamas en su equipamiento estándar. Estos dispositivos forman parte de la dotación de las compañías de ingenieros de combate dentro de las nuevas brigadas de armas combinadas, reflejando una estrategia particular.
La decisión del EPL contrasta con la tendencia global. Tras su invención por el ejército alemán y su rápida adopción en la Primera Guerra Mundial, los lanzallamas fueron utilizados ampliamente en conflictos como la Guerra Fría por potencias como Estados Unidos y la Unión Soviética, antes de ser retirados de servicio en la década de 1970 debido a su limitado alcance y la vulnerabilidad de sus operadores.
El lanzallamas en la estructura del EPL
El lanzallamas de servicio en China es el modelo Tipo 74, cuya base se halla en el diseño soviético LPO-50. Tal y como recoge el medio Popular Mechanics Este dispositivo se compone de dos tanques que contienen gasolina espesada, lo que permite un tiempo de disparo total de entre dos y tres segundos.
Su alcance efectivo oscila entre los 40 y 50 metros, y el encendido del combustible se realiza mediante un sistema de arranque que utiliza cartuchos de fogueo. Tradicionalmente, los ingenieros de combate emplean los lanzallamas para proyectar un chorro de fuego a través de las aberturas estrechas de búnkeres o fortificaciones, con el fin de neutralizar cualquier presencia en su interior.
No obstante, su eficacia se ve comprometida en el combate moderno. La corta distancia operativa del lanzallamas, que no suele superar los 46 metros, sumada a la proliferación de armas automáticas, dificulta considerablemente que los soldados que portan estos equipos se aproximen lo suficiente a sus objetivos sin exponerse a un riesgo considerable.
Usos no convencionales y su impacto
Recientes acontecimientos podrían obligar al Ejército de Estados Unidos a reconsiderar su postura respecto a los lanzallamas. En 2013, el Ejército chino utilizó un lanzallamas para destruir un nido de avispas asesinas (V. mandarinia) de aproximadamente 1,5 metros de diámetro que se encontraba a unos 30 metros de altura.
Este nido había sido responsable de la muerte de una persona en la localidad afectada, lo que llevó a las autoridades a tomar medidas drásticas ante la negativa de los residentes a asumir más riesgos. El hallazgo de colonias de esta misma especie de avispa, conocida por su letalidad, en Canadá y Estados Unidos, ha generado preocupación entre los entomólogos.
La situación plantea un interrogante sobre cómo podrían responder las fuerzas armadas estadounidenses, o la Guardia Nacional, si se les solicitara intervenir en la erradicación de estas plagas. Si bien no existe un protocolo claro al respecto, el precedente chino abre la puerta a un debate sobre el uso no tradicional de este tipo de armamento en situaciones de emergencia civil.
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