Política

Estados Unidos

El laberinto italiano

La Razón
La RazónLa Razón

La salida de los ministros del Pueblo de la Libertad (PDL), el partido de Berslusconi, del Gobierno de Letta no es más que una acción absolutamente irresponsable. La brusquedad con la que se ha producido demuestra el interés por ahondar en la crisis italiana. El órdago lo lanzaron los parlamentarios del PDL mientras el primer ministro se encontraba en Estados Unidos reuniéndose con el presidente norteamericano, Barack Obama, con el resto de mandatarios internacionales en la Asamblea General de la ONU y con los directivos de los fondos de inversión con el objetivo de vender una imagen de seriedad y de estabilidad que atraiga el capital extranjero a Italia. Esta acción supone, además, una humillación indirecta a la institución del Estado italiano y pone en peligro la estabilidad de todo el país. La situación actual de Italia es catastrófica. Lo ocurrido demuestra que Berlusconi es el patrón de su partido pero no se le puede reconocer ni como líder ni como estadista. No consulta con sus ministros y pone al Gobierno italiano al borde del colapso. El primer ministro, sin embargo, mantiene su estrategia de buscar el respaldo parlamentario a través de una moción de confianza y ahí se pueden dar varios escenarios. Diputados del partido de Berlusconi contrarios a la línea marcada por su líder pueden votar a favor de la continuidad del Gobierno de Letta. En este caso se abriría una segunda etapa en la que el actual primer ministro podría formar un segundo Gobierno, menos dependiente de los vaivenes de «Il Cavaliere». Un Ejecutivo encargado de aprobar la Ley de Estabilidad y la Ley de Presupuestos, que son imprescindibles para Europa. Y a nivel interno lleve a cabo la necesaria reforma de la ley electoral. Italia cuenta con una legislación electoral liberticida que nos aboca a una crisis permanente. Menos factible me parece que Letta consiga los votos de los parlamentarios del Movimiento 5 Estrellas, pues estos ya adviertieron de que no iban a sostener a un ejecutivo de Letta. El peor escenario es que el jefe de Gobierno no consiga los apoyos necesarios y se vea obligado a irse a casa.