Fotografía

El niño que quería acabar con la crisis de los refugiados

Con sólo 15 años, Achilleas Souras pretende convertir los chalecos salvavidas de los solicitantes de asilo en tiendas de campaña, un primer refugio que éstos pueden utilizar tras llegar a las costas europeas.

Imagen de al exposición
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Con sólo 15 años, Achilleas Souras pretende convertir los chalecos salvavidas de los solicitantes de asilo en tiendas de campaña, un primer refugio que éstos pueden utilizar tras llegar a las costas europeas.

Poner su granito de arena en la ayuda a los refugiados le parecía lo más natural al joven Achilleas Souras, estudiante de 15 años del Instituto Americano de Barcelona. Después de todo, habiendo vivido en Grecia, está bastante familiarizado con el territorio que los solicitantes de asilo se ven obligados a atravesar desde hace más de un año.

El hecho de que haya sido un gran apasionado de la construcción desde su más tierna infancia hizo que se centrara en llevar a cabo algo con sus manos, algo que sirviese para hacer el viaje de los migrantes un poco más sencillo. La cuestión era ¿el qué? Cuando vio las imágenes de los miles de chalecos salvavidas abandonados en las costas de Lesbos, lo tuvo claro. “Cada uno es un objeto que ha ayudado a un ser humano a sobrevivir al cruzar una distancia sobre el agua, un viaje que es poco probable que hubiera sobrevivido sin él. Contarlos es como contar las vidas salvadas, y reutilizarlos como refugio en tierra aumenta la esperanza”, declaró Achilleas en una entrevista con LA RAZÓN.

Así nació su proyecto “S.O.S. Save Our Souls”, que, por su propia iniciativa, acabó siendo expuesto en el nuevo vestíbulo del Museo Marítimo de Barcelona en el marco de la exposición “Mar, Muerte, Manos”. Ismael García, uno de los organizadores de la muestra, comentó a LA RAZÓN cómo se decidieron a incluir el iglú entre otros elementos como una “dingui” (una barca inflable que habían utilizado los refugiados para cruzar desde Turquía hasta Lesbos), ya que “nos parecía que encajaba muy bien con la idea que teníamos de personas que, a nivel individual, hacían alguna actividad o representaban de alguna manera lo que estaba pasando”. Con ellos, esperaban crear “un espacio de reflexión, de denuncia, en el vestíbulo del Museo para que fuera lo primero que encontrasen al entrar los visitantes”, añadió.

Centrándose más en el propio Achilleas, Ismael admitió a este diario que, al enterarse de que el joven que quería colaborar en la exposición tenía 15 años, “nos quedamos un poco alucinados”, pero también puso el foco sobre cómo “de vez en cuando hay personas que, sin importar la edad que tengan, tienen muy claro las cosas que son importantes y las que no, y el caso de Achilleas es un buen ejemplo de ello”.

De Madrid, el iglú de los chalecos salvavidas viajará a Suráfrica y a Italia a seguir con su labor de concienciación. Achilleas se despide de LA RAZÓN poniendo el foco sobre cómo cree que su proyecto “ha ayudado a aumentar la sensibilización en torno al problema y ha presentado esta crisis de una manera más clara”, antes de añadir que “ahora depende de la gente decidir si quieren hacer algo para solucionarlo o no”. “Me gustaría pensar que esto es sólo el comienzo y que puedo seguir ayudando a la gente en un futuro”, concluye.