Estados Unidos

El nuevo liderazgo de EE UU debilita a Rohani

Rohani, ayer, en la plaza Azadi
Rohani, ayer, en la plaza Azadilarazon

Una marea humana inundó ayer las calles de Teherán para conmemorar el 38º aniversario de la Revolución Islámica. Pero esta vez la multitudinaria marcha no fue una muestra de unión y apoyo al régimen de los ayatolás sino una gran demostración de fuerza contra la nueva administración Trump. Eslóganes de muerte a Estados Unidos, pancartas con lemas antiestadounidenses o escenas de manifestantes pisoteando la bandera de EEUU y fotografías de Donald Trump fueron los hechos más llamativos de la celebración.

En un ambiente caldeado, cientos de miles de manifestantes se congregaron en la plaza Azadi (de la Libertad) para atender el discurso, cargado de retórica populista, del presidente Hasan Rohani.

"Hay que hablar con respeto al pueblo iraní. El pueblo iraní hará arrepentirse a quienquiera que use lenguaje amenazante"arengó un Rohani desafiante desde el pódium, ante miles de seguidores y de soldados del Ejército de Tierra, del de Aire y de la Marina, así como numerosas autoridades.

"Las manifestaciones con millones de iraníes demuestran la potencia del Irán islámico", clamó el mandatario iraní, antes de agregar que la movilización es en respuesta a "las mentiras de los nuevos dirigentes de la Casa Blanca".

La nueva narrativa de Rohani recuerda a los sermones incendiarios contra EEUU del ultraconservador ex presidente de la República Islámica, Mahmud Ahmadineyad.

Desde la llegada al poder de Trump, la tensión no ha parado de crecer entre Washington y Teherán. El nuevo inquilino de la Casa Blanca ha criticado el acuerdo nuclear logrado en 2015 entre Irán y las grandes potencias, ha impuesto nuevas sanciones al régimen de los ayatolás tras un ensayo de un misil balístico, e incluyó a los iraníes en el veto migratorio.

Con unas elecciones en tres meses, el moderado Rohani es consciente que ante una nueva administración hostil en la Casa Blanca, los partidarios de la línea dura de Irán le reclamarán la presidencia. Analistas opinan que una escalada de tensión con Washington beneficiará a los ultraconservadores y debilitará a los moderados en Irán.

Pero, por otro lado, la retórica belicosa de Trump podría beneficiar a Rohani a mantenerse en el cargo por otro mandato. Incluso para sus rivales de línea dura, el presidente Rohani se presenta como la mejor opción ante las circunstancias actuales.

"Para proteger a la República Islámica contra las amenazas extranjeras necesitamos dejar a un lado nuestras disputas y unirnos contra nuestro enemigo", dijo a Reuters un alto funcionario iraní que habló bajo condición de anonimato.

Sin duda, la línea dura necesitara a Rohani en el cargo, aunque sólo sea para culpar a Washington, en lugar de por Teherán, si está en peligro el acuerdo nuclear.

El propio líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei, de 77 años de edad, aunque usa el sentimiento antiamericano para mantener unido al liderazgo no se arriesgará a un colapso total en las relaciones con Washington que podría desestabilizar a Irán y a su floreciente economía desde que se levantaron las sanciones.

Por lo que un nuevo presidente de línea dura podría intensificar la tensión entre Teherán y Estados Unidos y socavar los esfuerzos conseguidos por Rohani para abrir a Irán a relaciones menos hostiles con Occidente.