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El Senado tumba la emergencia nacional

La Cámara rechaza la estratagema usada por Trump para construir el muro y le obligará a recurrir al veto presidencial para lograrlo.

Donald Trump habla con los reporteros durante su encuentro con el primer ministro irlandés, ayer
Donald Trump habla con los reporteros durante su encuentro con el primer ministro irlandés, ayerlarazon

La Cámara rechaza la estratagema usada por Trump para construir el muro y le obligará a recurrir al veto presidencial para lograrlo.

A medida que pasaban los minutos aumentaba la lista de senadores rebeldes. Más y más republicanos, supuestamente conjurados para apuntar al presidente de EE UU, Donald Trump, en estas vísperas del año electoral, anunciaban que votarían en contra de la reciente declaración del estado de emergencia en la frontera. Entre otros, Pat Toomey, Susan Collins, Lisa Murkowski, Mike Lee, Rand Paul, Mitt Romney, Thom Tillis... Y así lo hicieron.

El Senado votó a favor de una resolución en contra de la emergencia nacional decretada por Trump, para financiar el muro con México, dos semanas después de que la Cámara Baja hiciera lo mismo. Tras ser aprobada en ambas cámaras, Trump tiene el poder de vetarla y devolverla al Congreso, que entonces necesitaría el respaldo de dos tercios de la Cámara de Representantes y del Senado para hacerla efectiva, algo menos probable que ocurra. Minutos después de conocerse el resultado de la votación, el presidente tuiteó en mayúsculas un escueto «¡Veto!».

Parece claro que los republicanos en el Senado consideran que estamos ante una treta presidencial para lograr por la puerta de atrás lo que no conseguía en las cámaras legislativas: suficientes votos para desbloquear los más de 8.000 millones de dólares a los que aspira para poder construir partes del muro con México. El problema es que la declaración de emergencia fue diseñada para garantizar que la Casa Blanca resitúe fondos previamente asignados alegando una catástrofe tan incontestable catastrófica como un huracán, un terremoto o un atentado a gran escala. Pero no para apuntalar un proyecto que no cuenta detrás con los datos que ofrece el propio Departamento de Estado, y que demuestra que el número de ilegales interceptados en la frontera en 2018 (400.000) está muy lejos de los 1,6 millones del año 2000.

Por su parte, los principales responsables del Departamento de Defensa de Estados Unidos aseguraron en el Congreso que la implicación del Pentágono en labores de seguridad fronteriza no afectará a la «preparación» del Ejército, pese a que la Casa Blanca pretende recurrir a sus fondos para construir el muro con México. «La construcción del muro por parte del Ejército no se hará a costa de nuestra gente, nuestra preparación ni nuestra modernización», sostuvo el secretario interino de Defensa, Patrick Shanahan, en el comité de Servicios Armados del Senado.

El jefe del Pentágono compareció para defender la nueva propuesta presupuestaria de Defensa para el próximo año fiscal, que contempla una partida de 9.200 millones de dólares para la construcción de infraestructuras. De este monto, 2.000 millones de dólares servirían para reconstruir instalaciones militares dañadas por causas climatológicas, 3.600 millones para erigir el muro en la frontera con México y otros 3.600 millones para «la financiación de otras emergencias», explicó el secretario de Defensa.

Este punto ha suscitado polémica, por eso, el senador demócrata Jack Reed preguntó a los representantes del Pentágono si estaban «literalmente solicitando su autorización para financiar el muro» durante el próximo ejercicio fiscal, a lo que el subsecretario y responsable financiero de la cartera de Defensa, David Norquist, respondió: «Así es».

La votación en el Senado coincidía con las últimas novedades en el otro gran asunto que preocupa al Gobierno en estos momentos. Se trataba de la votación en el Congreso para pedir que una vez entregado por el fiscal especial Robert Mueller su investigación del «Rusiagate» y la presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016, sea publicado en su integridad de forma absolutamente pública. Lo llamativo es que todos los congresistas republicanos votaron junto con sus compañeros demócratas para alcanzar un abrumador e incontestable 420-0. Un resultado que, y aquí arrancan las especulaciones, podría anunciar nubarrones para Trump, tanto por la posibilidad de que contenga material inflamable y posiblemente perjudicial como por la evidencia de que sus correligionarios de partido están dispuestos a llegar a la verdad caiga quien caiga y a compartirla con todo el país. En relación con los trabajos de los fiscales especiales y agentes del FBI centrados en el presunto «Rusiagate», también ha trascendido la despedida de una de las bestias negras de la Casa Blanca. En efecto, Andrew Weissmann, el hombre que dirigió y diseñó la investigación contra el ex presidente de la campaña de Trump en 2016, Paul Manafort, condenado a siete años de cárcel, dejará el Departamento de Justicia para dedicarse a la enseñanza.