Bruselas

Escocia o el peligro de aislamiento

El ministro Hague advierte en Edimburgo de la pérdida del estatus global si se independizan, mientras Salmond declara ahora «sentirse británico»

Salmond, junto a una bandera británica en el río Tay en Dunkeld
Salmond, junto a una bandera británica en el río Tay en Dunkeldlarazon

Alex Salmond, el Braveheart del Siglo XXI, el rostro del nacionalismo escocés, dijo ayer que se veía así mismo «como británico» y que estaba muy «orgulloso de pertenecer a una nación mestiza». «Tengo identidad escocesa, identidad británica... tengo varias capas de identidad», recalcó. La respuesta dejó un tanto estupefacto al personal. Entre otras cosas porque el líder separatista siempre había guardado las distancias con Reino Unido –llamándolo a menudo como «esas islas»– y porque es él quien quiere romper el cordón umbilical que existe entre Londres y Edimburgo desde 1707. En definitiva, que siempre había defendido los intereses de una nación con identidad propia, pero ahora resulta que, a su modo de ver, la «identidad, como tal» no jugará un papel fundamental en el histórico referéndum del próximo mes de septiembre. Salmond realizaba las declaraciones a la BBC en Glasgow, minutos antes de la visita del responsable de la diplomacia británica, William Hague. Inmerso ya por completo en la campaña por el «no» a la independencia, el Ejecutivo de David Cameron dio ayer un paso más al advertir a los separatistas sobre el impacto internacional de una eventual secesión.

Acompañado por el responsable del Tesoro, Danny Alexander, el ministro de Exteriores dio a conocer el último análisis del Gobierno central en materia internacional, y como no podía ser de otra manera, la relación con Bruselas, ocupó gran parte de su discurso. Una vez más, el ministro «tory» advirtió de que una Escocia independiente tendría que solicitar de nuevo su adhesión a la UE, un proceso que podría llevar años y que podría obligar a tener que ser parte de la zona euro, una verdadera amenaza, ya que Salmond quiere seguir compartiendo la libra. «Tendría que empezar de nuevo en cuanto a sus alianzas formales y vínculos con cada Estado soberano, incluido Reino Unido», afirma el documento, que también resalta que como Estado independiente, no podría estar en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como miembro permanente, ni tener representación en grupos económicos como el G7 (países ricos), el G8 (G7 y Rusia) y el G20 (países ricos y emergentes). Por otra parte, Alexander alertó de que, en caso de secesión, Escocia puede verse perjudicada al dejar de beneficiase del llamado «cheque británico», un sistema privilegiado que obtuvo Margaret Thatcher en 1984 como compensación por el enorme saldo presupuestario negativo de Reino Unido, provocado básicamente por su escasa participación en la Política Agrícola Común. Se calcula que las pérdidas para Escocia podrían ser de 3.800 millones de libras (4.560 millones de euros) hasta el año 2020. Y no es una cuestión menor. En Escocia la economía será decisiva para configurar el voto.