Cuerno de África

Etiopía y Eritrea: ¿Un nuevo conflicto en el horizonte?

Tras concluir la guerra de Tigray (2020-2022) el Primer Ministro etíope ha escalado las tensiones con Eritrea mientras procura aplacar una rebelión en la región de Amhara

Etiopía.- Las autoridades de Tigray denuncian que 1.400 personas han muerto de hambre tras el fin de la ayuda
Una familia en Tigray, región azotada por una devastadora guerra entre 2020 y 2022.Europa Press

Mientras el mundo dirige su atención a Israel y a la creciente influencia del Eje de Resistencia liderado por Irán, relegando a Ucrania a un segundo plano informativo tras un año y medio de titulares y primeras planas en Europa, el Cuerno de África comienza a situarse como un tercer punto caliente, cada vez más candente, donde decenas de naciones e intereses se aglomeran a golpe de fusil. Que el cuerno sea un punto caliente no es nada nuevo, pero conviene matizar cómo de caliente se encuentra en estos momentos. Discernir si los problemas persisten, y cómo. LA RAZÓN analiza así la situación en la región mediante una serie de artículos, empezando por la actualidad de Etiopía y Eritrea.

La guerra de Tigray, inconclusa

La historia recordará con infamia la guerra de Tigray, acontecida entre 2020 y 2022. En torno a 600.000 personas fallecieron como consecuencia directa de la guerra, pero en su mayoría como resultado de la hambruna que azotó la región norteña de Etiopía, después de que el Primer Ministro etíope, Abiy Ahmed, impidiera durante dos años el acceso de toda ayuda humanitaria. Para comprender la gravedad de estas cifras, bastaría conocer que suponen una media de 821 personas fallecidas cada día, cuatro atentados de Atocha diarios.

La situación aquí no ha mejorado desde que se firmó la paz de Pretoria en noviembre de 2022. Pese a lo acordado entre el Frente de Liberación Popular de Tigray (FLPT) y el Gobierno liderado por Abiy Ahmed (que fue Premio Nobel en 2019, a raíz de su negociación por la paz entre Etiopía y Eritrea), todavía quedan fuerzas ocupantes en Tigray: miembros de los ejércitos de Amhara y Eritrea, además de los propios militares etíopes. Pese a que desde Tigray aceptan la presencia de las fuerzas etíopes (al fin y al cabo, han perdido la guerra), acusan desde noviembre de 2022 a los eritreos de cometer crímenes incluso después de la guerra, de no abandonar algunas de sus posiciones en donde Tigray hace frontera con su país. Igualmente, claman contra los de Amhara. Entre los tigranios y los amháricos existen una serie de rencillas centenarias de base étnica y territorial que ganaron fuerza durante la pasada guerra pero que aún no han conseguido resolverse.

En definitiva, el resultado de la guerra de Tigray ha devenido en otra. Animado por el éxito cosechado tras una campaña conjunta contra los tigranios, Ahmed hizo pública a principios de 2023 su intención de centralizar las fuerzas armadas del país bajo un único mando. Su estrategia, claramente centralista, restaría poder a la guerrilla del FLPT pero también a los ejércitos de otras regiones del país (Amhara y Oromía, sobre todo), y fue percibido por los amháricos como un intento por marginalizarles del poder. En agosto se produjo un amotinamiento de la guerrilla amhara conocida como Fano, incorporando las primeras alarmas. Pareció que la situación se contendría en un primer momento, pero la indignación de los amhara se expandió como la pólvora por el norte del país y los enfrentamientos continúan todavía hoy.

El codiciado acceso al mar Rojo

Actualmente se está dando una nueva guerra “sin nombre” entre el Gobierno central de Abiy Ahmed y los amhara, esto sin contar con los puntuales ataques que han vuelto a arrojar las milicias oromo contra el ejército gubernamental. Y sumado a esto, dificultando la situación etíope, han surgido nuevos problemas por la parte de Eritrea que podrían hacer del Premio Nobel recibido por Ahmed un galardón prematuro. Los eritreos mantienen su presencia en Tigray, un año después de la Paz de Pretoria, y Amnistía Internacional advirtió en un informe de septiembre de 2023 que se habían cometido y todavía se cometen crímenes en Tigray por parte de los eritreos.

Las tensiones entre Etiopía y Eritrea han aumentado en las últimas semanas por una acumulación de praxis, que se sepan: su negativa a abandonar ciertas zonas de Tigray, sumada al interés de Abiy Ahmed por recuperar el acceso etíope al mar Rojo y que perdieron tras la guerra de la independencia de Eritrea. Habría que considerar que Etiopía y Eritrea ya se han enfrentado en dos ocasiones durante su historia reciente, en la guerra de independencia de Eritrea (1961-1991) y la guerra de 1998-2000, conflictos que han generado profundas divisiones entre las poblaciones de ambas naciones. En un discurso televisado este 13 de octubre, el Primer Ministro señaló que “la existencia de Etiopía como nación está vinculada con el mar Rojo”. Más tarde, en referencia a esto, apuntó que “Etiopía no asegurará sus intereses mediante la guerra”. Una afirmación que debió dejar muy tranquilos a los eritreos, al igual que a otros países vecinos con acceso al mar Rojo (Somalia y Yibuti).

Bamlak es un trabajador social etíope con residencia en Addis Abeba, y opina que “Abiy está preparando otra escalada para empezar una guerra con Eritrea”. Habla de dos familias amigas de su prometida (residente en Shire, Tigray) que fueron asesinadas en su totalidad hace escasos días por las fuerzas ocupantes, habla de dolor cuando dice “malas noticias para nosotros” y manda tres emoticonos con una lágrima y carita triste. Si llegasen a escalar las tensiones entre Tigray y Eritrea por el norte, y continuase agravándose la situación en Amhara y Oromía por el noreste y el noroeste, es de temer que las riendas del país se quedarían muy largas para Abiy Ahmed.

El Primer Ministro también tiene de lo que ocuparse en su frontera con Somalia. Los terroristas de Al Shabaab son duchos a la hora de realizar incursiones en el sur de Etiopía con uno, cinco o trescientos hombres, igual que hacen llamamientos habituales a iniciar una yihad en Etiopía. Por el momento, una coalición de países encabezados por Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos combate contra la amenaza islámica y sujeta de alguna manera el dique para los etíopes, aunque es innegable la presión con aquella frontera, igual que ocurre los ya conocidos choques entre pastores etíopes y kenianos, etc., ha devuelto al único país de África que no fue colonizado al cauce de las guerras que no terminan.