UE

Los daneses deciden en referéndum si se unen a la política de defensa de la UE

La invasión rusa de Ucrania ha disparado el apoyo a eliminar una exención vigente desde hace 30 años

La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, y el líder de la oposición, el liberal Jakob Ellemann-Jensen, en un debate de televisión
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, y el líder de la oposición, el liberal Jakob Ellemann-Jensen, en un debate de televisiónPHILIP DAVALIAgencia EFE

La invasión rusa de Ucrania hace tres meses no solo ha volado por los aires las estructuras de seguridad europeas posteriores a la Guerra Fría, sino que está provocando cambios decisivos en la política exterior de los países europeos.

Primero fue Alemania, que el 27 de febrero anunciaba que invertirá 100.000 millones de euros para renovar su Ejército y superaba su histórica reticencia a enviar armas a países en conflicto. El 18 de mayo, tras décadas de no alineamiento militar, Suecia y Finlandia pedían formalmente su ingreso en la OTAN para hacer frente a la amenaza rusa. Y hoy, 1 de junio, los daneses están llamados a las urnas para poner fin a casi 30 años de autoexclusión de la política de defensa de la UE.

Apenas dos semanas después del inicio de la guerra de Ucrania, el Gobierno de la primera ministra, la socialdemócrata Mette Frederiksen, anunció la convocatoria del referéndum tras consensuarlo con los partidos del “Folketing” (Parlamento). En la Cámara, el consenso a favor de una mayor cooperación en defensa y seguridad con los socios europeos es aplastante. Once de los catorce partidos del país han pedido el voto para poner fin a este “opting out” arrancado por Copenhague a sus socios europeos a cambio de ratificar el Tratado de Maastricht en 1993. Un año antes, los daneses provocaron un terremoto en el “club” comunitario al rechazar con el 50,7% de los votos el texto que creó la actual Unión Europea.

La opinión pública, que al anunciarse el inesperado referéndum en marzo se hallaba dividida, se decanta ahora mayoritariamente por el “sí”. Según el último sondeo publicado por el diario “Berlingske”, el 64% de los daneses votará “sí” frente a un 36% que lo hará por el “no”. Sin embargo, la escasa participación que las consultas europeas generan en el país nórdico no hace cantar victoria aún al Gobierno.

“Siempre debemos emitir nuestros votos cuando hay una votación”, animaba Frederiksen a los daneses. “Creo con todo mi corazón que tenemos que votar ‘sí'. En un momento en que necesitamos luchar por la seguridad en Europa, necesitamos estar más unidos con nuestros vecinos”, explicaba la líder socialdemócrata.

Desminar Ucrania

El último debate en televisión celebrado el martes mostró las coincidencias entre el Gobierno socialdemócrata en minoría y los liberales, el segundo partido del Parlamento. Frederiksen y el líder de la oposición, Jakob Ellemann-Jensen, creen que la UE será quien encabece la misión de paz y la reconstrucción de Ucrania cuando finalice la guerra y Dinamarca quiere jugar un papel importante en el desminado del país.

“Los rusos están arrojando minas por todos lados, destruyendo las exportaciones de alimentos y matando gente. Es un lugar donde será natural que Dinamarca se involucre”, esgrime la primera ministra. En la misma línea, Ellemann-Jensen subraya que “sabemos que los rusos están minando salvajemente Ucrania, que es el granero del mundo”. “Debemos ayudar a evitar que las personas sean asesinadas”, conmina.

En opinión del director del “think tank” Europa, Lykke Friis, “no hay duda de que Ucrania fue la principal razón para convocar el referéndum”. Para Friis, el referéndum supuso una “gran sorpresa”. “Durante los últimos muchos, muchos años, nadie pensó que el Gobierno sometería la exclusión voluntaria de la defensa a un referéndum nacional”, explica.

En la decisión de Frederiksen, opina el experto, tuvo mucho peso la decisión de Alemania, principal aliado de Dinamarca junto a EE UU, de dar un giro de 180 grados en su hasta entonces prudente política de defensa. “El mismo hecho de que intensificaron su juego puso a Dinamarca en una posición en la que ya no podíamos escondernos detrás de Alemania”, opina Friis.

A diferencia de Suecia y Finlandia, Dinamarca pertenece a la OTAN desde su fundación en 1949, por lo que está totalmente integrada en la estructura militar de la organización transatlántica. Sin embargo, su autoexclusión de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) la ha impedido participar en una docena de misiones militares de la UE. En la más que lo ha hecho ha sido bajo la bandera de la ONU.

Precisamente, el miedo a que una futura política de defensa europea desplace a la OTAN ha sido el argumento utilizado por los dos partidos de extrema derecha que han hecho campaña por el “no”, el Partido Popular Danés (DF) y Nye Borgerlige (Nueva Derecha). “La OTAN es el garante de la seguridad de Dinamarca. Sería totalmente diferente si se decidiera en Bruselas”, opina el líder de DF, Morten Messerschmitt.

El otro partido del “Folketing” que rechaza unirse a la política de defensa de la UE es la Alianza Verde Roja aunque por motivos pacifistas en su caso. Con todo, un sondeo de Gallup muestra que la consulta divide profundamente a sus simpatizantes. Un 46% acata la consigna oficial del partido y votará “no”, pero un 41% piensa votar “sí” este miércoles.

A parte de la política de seguridad y defensa, Dinamarca negoció en 1993 un protocolo al Tratado de la Unión Europea (TUE) para excluirse también de la unión económica y monetaria (el euro), la política de justicia e interior y la ciudadanía europea.

En estas casi tres décadas, Dinamarca no ha participado en las reuniones de ministros europeos relativas a estas áreas ni ha adoptado en su legislación nacional sus leyes o decisiones. En el caso concreto de la defensa, el país nórdico ha recurrido a su “opting out” en 235 ocasiones.

Hasta ahora, todos los intentos del Gobierno danés de turno de acabar con estas excepciones que limitan la influencia del país nórdico en la elaboración de las políticas europeas han fracasado. En septiembre de 2000, y pese al respaldo de los principales partidos y las organizaciones empresariales y sindicales, los daneses decidieron conservar su corona y no adoptar el euro.

Más recientemente, en diciembre de 2015, la opinión pública rechazó sumarse a la cooperación policial y de seguridad comunitaria por miedo a perder su soberanía en política migratoria en plena crisis de refugiados procedentes de Siria e Irak.