Entrevista

Maria Margarete Gosse: «La invasión de Ucrania es una guerra contra nuestros valores democráticos»

La embajadora alemana en Madrid admite que Berlín se equivocó al pensar que el comercio traería por sí solo el cambio en Rusia

La embajadora alemana en Madrid, Maria Margarete Gosse
La embajadora alemana en Madrid, Maria Margarete GosseCelia de Coca

Embajadora en Madrid desde agosto, Maria Margarete Gosse subraya el pragmatismo de Alemania para afrontar los desafíos energéticos y de seguridad impuestos por la invasión rusa de Ucrania. La diplomática subraya el salto para abrirse al exterior emprendido por España desde que fuera cónsul en Barcelona a fines de los noventa. La entrevista con LA RAZÓN se celebró antes de la reunión de ministros de Energía de la UE del martes.

¿El terrorismo yihadismo distrajo a Alemania de la amenaza ultraderechista estos años?

Desde hace tiempo consideramos que el extremismo de derechas es la mayor amenaza para nuestra democracia. El éxito de la operación de la semana pasada demuestra que lo tomamos muy en serio y estamos luchando con todas nuestras posibilidades. Como este grupo estaba vigilado desde hace tiempo, no hubo un riesgo real de golpe, pero hay que tomarlo muy en serio porque tenían previsto utilizar la violencia y tenían accesos a armas.

¿Alemania está decepcionada de que la tubería entre Barcelona y Marsella (H2Med) vaya a transportar hidrógeno verde en vez de gas?

Estamos muy satisfechos de que finalmente se haya encontrado una alternativa al principal reto de conectar energéticamente la Península Ibérica con Europa Central. Inicialmente, el MidCat estaba pensando para transportar gas, pero para nosotros resultaba interesante porque también podía utilizarse para el hidrógeno. Ahora tenemos que prolongar otras fuentes de energía temporalmente porque el gas ruso ya no nos llega, pero mantenemos nuestra hoja de ruta para aumentar el porcentaje de energía renovable y lograr en 2045 ser neutros en emisiones. El H2Med es un proyecto estratégico que nos ayudará a largo plazo.

¿Confía en un acuerdo sobre el tope al precio del gas?

Alemania respeta lo que se acordó en el Consejo Europeo en octubre. . Para nosotros, el primer aspecto importante es que funcione el suministro y los mecanismos de corrección no lleguen a un punto que los mercados ya no vendan gas a Europa. Los mercados energéticos son complicados y no totalmente transparentes, por lo que nunca se puede prever al 100% lo que puede suceder. El segundo aspecto es la reducción del consumo para no desincentivar a los países a ahorrar energía pensando que es barata. Si estos aspectos se reflejaron, estoy optimista que vamos a llegar a un acuerdo.

¿Cómo se preparan para garantizar el suministro energético este invierno y el próximo?

Hasta el verano los rusos nos vendieron gas, pero hemos empezado ya mucho antes a esforzarnos para sustituirlo. A la vista de lo que ha pasado en estos meses, tengo bastante confianza de que vamos a lograr el suministro que necesitamos. Abriremos el primer punto de desembarco para los barcos de GNL (gas natural licuado) el 17 de diciembre y abriremos más terminales en los próximos dos años. Además, hemos cambiado los proveedores de gas. De cara a este invierno, no estamos preocupados y de cara al próximo estamos aumentando el porcentaje de GNL. A corto plazo, tenemos que mantener el suministro de carbón y hemos prolongado la actividad de dos centrales nucleares, pero no abandonamos nuestros objetivos climáticos. De hecho, esta crisis nos empuja a hacer el cambio energético más rápido.

¿La economía alemana está lista para superar su dependencia de la energía barata rusa?

Para la industria alemana la energía es más cara, lo que supone un problema para algunos sectores. Por eso, hemos creado un fondo de 200.000 millones de euros del que dispone el Gobierno hasta 2024 para ayudar a las empresas, sobre todo las pequeñas y medianas, pero también a los consumidores vulnerables. Las cifras económicas son mejores de lo esperado en verano. Sin embargo, se prevé que vamos a sufrir una recesión técnica en 2023.

¿No se corre el peligro de cometer el mismo error con China que con Rusia y hacer depender de un solo país el crecimiento económico?

Sobre la dependencia, Alemania ha aprendido, así lo ha dicho el Gobierno con mucha autocrítica, que hemos confiado demasiado en el cambio por el comercio y debemos mirar mejor con quienes estamos tratando. Con China es diferente que con Rusia porque la dependencia no es sobre un producto, sino que existe una interconexión entre las empresas alemanas y China. Además, se dan dependencias por productos, técnicas, en la producción y en los mercados. Si mis ganancias provienen de un mercado prometedor, es muy difícil decir de un día para otro que vamos a salir. Trabajamos en iniciativas para diversificar nuestra relación con China, pero no queremos descolgarnos.

¿Y las relaciones comerciales deben olvidar los derechos humanos?

No nos puede dar completamente igual. En el caso ruso, Rusia atacó a Ucrania, pero es también una guerra contra nosotros y nuestros valores de democracia y libertad. Antes de Ucrania, ya hubo mucha propaganda e intentos de desestabilizar Estados. No se trata de desglobalizar el mundo, pero sí de medir la confianza que podemos tener con quien tratamos.

¿Alemania está mejor preparada frente a la amenaza rusa con su nueva política de defensa?

Hemos reaccionado de una manera muy rápida tras el ataque ruso contra Ucrania. Hemos decidido llegar tan rápido como sea posible al 2% del gasto en defensa. Los 100.000 millones están garantizados a largo plazo. La OTAN es nuestra garantía de seguridad y por eso todo lo que hacemos para mejorar nuestra defensa nacional está ligado a la OTAN. En Europa, además, la unidad ha aumentado con el ataque de Rusia.

A Francia le disgusta que las inversiones sean a favor de empresas de EE UU en vez de promover la industria europea...

Estamos con Francia en muchos proyectos de defensa, pero hay determinadas necesidades de material militar que aún no se producen en Europa. Lo importante es que tenemos muchas colaboraciones europeas como el Eurofighter, el NH90, el A-400M...

¿Hasta dónde están dispuestos a ayudar militarmente a Kyiv?

Desde el primer momento, el apoyo de Alemania a Ucrania ha sido rotundo. La apoyaremos con la ayuda militar y económica, así como con la acogida de refugiados, mientras la necesiten. Casi alcanzamos los 2.000 millones de euros en ayuda militar, lo que recibe un enorme apoyo entre la población alemana.

¿Como ha visto cambiar España desde que fue cónsul en Barcelona a finales de los noventa? ¿Y las relaciones bilaterales?

Nuestras relaciones son muy buenas porque pensamos de una manera muy similar sobre Europa y como avanzar en el proyecto europeo. En España, se entiende muy bien que los caminos para afrontar las diferentes crisis pasan por aumentar el consenso europeo. El cambio más grande que veo es la actitud de España hacia fuera. Hay gente muy preparada que ha vivido y trabajado fuera en todos los campos. Antes España estaba más enfocada a Latinoamérica, pero ya no se restringe y mira hacia Europa del Este o Asia.