Entrevista

Ingrid Betancourt: "Petro está llevando a Colombia hacia un autoritarismo de corte marxista"

La ex senadora acusa que detrás de la "máscara" del presidente de Colombia hay una persona "altisonante, desafiante, agresivo y extremo en sus posiciones"

La candidata presidencial colombiana Íngrid Betancourt habla durante una entrevista con Efe el 8 de febrero de 2022 en Bogotá
La candidata presidencial colombiana Íngrid Betancourt habla durante una entrevista con Efe el 8 de febrero de 2022 en BogotáMauricio Dueñas CastañedaAgencia EFE

Si hay alguien en Colombia que ha combatido la corrupción en la política esIngrid Betancourt(Bogotá, 1961). Ex candidata presidencial, su vida cambió el 23 de febrero de 2002 cuando fue secuestrada por la guerrilla de las FARC. Durante seis años y medio permaneció en cautiverio en la selva hasta que fue liberada en la famosa Operación Jaque durante el gobierno de Álvaro Uribe.

Su nombre ha vuelto a los titulares estos días tras anunciar el gobierno de Gustavo Petro el nombramiento del que fuera carcelero de Betancourt durante su secuestro como "gestor de paz". En esta entrevista con LA RAZÓN, Betancourt denuncia que su país camina hacia un régimen autoritario bajo la gestión de Petro, a quien acusa de "haber disparado la inseguridad, los secuestros y la violencia con sus políticas". La que fuera dirigente del Partido Verde asegura que el mandatario colombiano "tiene amordazada y acuartelada a la fuerza pública" y que planea una estrategia para perpetuarse en el poder. "Las actuaciones de Petro dan para un juicio por violación de la Constitución", asegura. "No removerlo del cargo podría costarle a Colombia su identidad como nación democrática", avisa.

¿Qué le parece el nombramiento del Gobierno de Colombia del que fuera su carcelero durante su secuestro, Alexander Farfán, como "gestor de paz"?

Creo que es un error utilizar el proceso de paz para conceder impunidad en casos como los de Alexander Farfán. No solo fue un carcelero cruel, sino que una vez que recobró su libertad después de haber sido encarcelado a raíz de la Operación Jaque, utilizó su libertad para seguir delinquiendo. Trató de ser reconocido por la JEP como miembro de las FARC cubierto por los beneficios de la negociación de paz pero pronto violó nuevamente el acuerdo de paz que lo amparaba para aliarse con las disidencias de las FARC y seguir delinquiendo en tráfico de armas y en secuestros por lo cual fue de nuevo encarcelado. Así las cosas, con este decreto Petro está premiando a los violentos, fomentando el crimen y afectando el estado de derecho.

¿Cree que liberar a su carcelero y darle un cargo oficial es un ataque contra usted?

Sería grave que un presidente tome decisiones que afectan a toda la población colombiana por venganza contra una sola persona por la cual siente animosidad. Lo que si está claro es que podía haber escogido a muchos otros negociadores y al contrario parece estar obsesionado con éste personaje en particular, a pesar de la negativa de la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz).

Usted participó en la campaña electoral dentro de la coalición de Gustavo Petro en el 2018 luego él se convirtió en presidente de Colombia en agosto de 2022. ¿Por qué le ha desilusionado el gobierno de izquierdas?

Durante la campaña de 2018 descubrí a un candidato que se aislaba y se escondía en su propia burbuja. Me pareció que por momentos perdía el contacto con la gente. Los que tenían acceso privilegiado a él le interpretaban la realidad y me pareció que eso lo hacía muy vulnerable. Eso fue lo que más me sorprendió cuando participé en la campaña de 2018 con él. Petro había sido un hombre con un discurso moderado de izquierda, había denunciado los problemas del sistema, la corrupción, el paramilitarismo, etc., pero cuando comenzó la campaña del 2022 Petro cambió. Hizo alianzas con gente muy cuestionada, y lo que vi no me gustó nada. Denuncié como el Pacto Histórico (la coalición que el construyó para llegar a la presidencia) era en realidad un Pacto diabólico: había gente vinculada al paramilitarismo, otros con graves señalamientos de corrupción, otros con vínculos con la mafia. Los últimos acontecimientos me han dado la razón, Los escándalos de corrupción dentro de su gobierno, así como el testimonio de su propio hijo Nicolás Petro, revelan toda la dimensión de estas alianzas ilegales.

¿Vio un cambio hacia posiciones más radicales?

Cuando llegó al poder su gobierno buscó acuerdos con los partidos tradicionales, y fue un momento donde se pensó que Petro moderaría sus pretensiones y buscaría consensos. Pero cuando estos partidos no lo siguieron en sus propuestas para acabar con el sistema se Salud, se radicalizó y surgió una nueva faceta del presidente, un Petro altisonante, desafiante, agresivo, y extremo en sus posiciones. Petro ha atacado la independencia de la prensa, ha atacado los empresarios, los dirigentes de oposición y ha atacado a la justicia, sobre todo a la fiscalía que ha abierto investigaciones por la entrada de narco dineros a su campaña.

El sistema democrático colombiano había permitido hasta ahora que el horizonte colombiano fuera un horizonte de estabilidad y progreso a pesar de las grandes dificultades que conoce el país de pobreza y de violencia. Pero con la llegada de Petro ha surgido una confrontación innecesaria con todo el mundo. La parálisis del Congreso solo se explica por su incapacidad a dialogar. Los partidos políticos que le llevaron al poder, así como los otros que aceptaron un acuerdo nacional una vez que salió electo, lo han ido abandonando porque las reformas que pretende Petro son simplemente irracionales. Lo que estamos presenciando es una deriva extremista que pretende expropiar la propiedad privada, limitar las libertades de expresión y servir los intereses de las organizaciones delictivas que lo financiaron.

Petro está utilizando el poder del gobierno para llevarnos por el camino de Venezuela y Nicaragua, es decir hacia una autocracia. Sus políticas han disparado la inseguridad, los secuestros, la violencia y ha puesto en peligro la economía. Ha acabado con el el petróleo de Colombia, pero impulsa el de Venezuela, la minería ha quedado en manos de las mafias y las guerrillas, ha impulsado los cultivos de coca, y quiere acabar con lo que funciona en particular con el sistema de salud. Petro se ha quitado la máscara y ha aparecido con otra personalidad, que se asemeja al del Petro guerrillero de los años 80, alguien resentido con Colombia que considera que la única manera de avanzar, es destruyendo todo a su paso.

¿Está funcionando el sistema de contrapoderes de Colombia?

Hay líderes políticos que le están haciendo frente a Petro y no se han dejado amedrentar a pesar de las amenazas. Las cortes de justicia se han mantenido firmes. Pero lo que me preocupa es la alianza con los grupos criminales. El gobierno está negociando una supuesta paz total no solo con las organizaciones de las guerrillas que tienen una razón de ser política, sino con toda la delincuencia y las mafias del narcotráfico que existen para enriquecerse ilegalmente como el clan del Golfo antes allegado al paramilitarismo. Estas mafias tienen el control de más de la mitad del territorio nacional. Han creado una especie de estado paralelo donde solo se puede entrar con un salvoconducto expedido por ellas. Petro ha acuartelado a la fuerza pública, con prohibición de enfrentar la criminalidad. Existen organizaciones de milicias campesinas y miles de jóvenes delincuentes que han sido armados para constituir una fuerza paralela controlada políticamente por Petro. Es decir que mientras que acaba con el ejército y la policía, los reemplaza por milicias de bolsillo financiadas las unas por el narcotráfico y las otras con fondos del presupuesto nacional. Todo esto sigue un patrón implementado en Venezuela y en Nicaragua. Poco a poco vamos entrando a lo que nunca pensamos que íbamos a caer, un autoritarismo de corte marxista.

¿Cree que Petro pretende mantenerse a toda costa en el poder más allá del mandato presidencial de cuatro años que establece la Constitución?

Eso es lo que ha anunciado, lo que quiere hacer y lo que va a hacer. Dependerá de las fuerzas vivas de la nación reaccionar y hacerle frente. En lo que va de año ha habido muchas marchas multitudinarias contra el gobierno. Existe un sentimiento de profundo rechazo y de indignación. Los colombianos somos un pueblo que cree en la democracia, que ama su libertad y su independencia. Hoy no se puede votar en la mitad del país controlada por la mafia y las guerrillas. En las pasadas elecciones, si no votabas por Petro en algunas regiones te mataban. A eso se suma otro problema, la Registraduría, el órgano que cuenta los votos. Hoy sabemos que está infiltrada por fuerzas oscuras, y sabemos que la gente que había votado de una manera no encontró su voto reflejado en los resultados electorales. En las elecciones parlamentarias aparecieron un millón de votos salidos de la nada a favor del Pacto Histórico. Desgraciadamente, en Colombia muchos partidos intervienen en la registraduría para amañar los resultados. A mi partido le ofrecieron mejorar sus resultados y aumentarnos la votación si pagábamos: sé de lo que estoy hablando. Es un mercado de votos. Pero a la corrupción tradicional se le sumo una estrategia para darle un golpe blando a la democracia: crearon miles de mesas en territorios donde no hay población pero dominados por la delincuencia. Así fue como aparecieron tres millones de votos en la segunda vuelta para darle la victoria a Petro.

¿Cómo cree que Petro podría alargar su presidencia?

Si es un golpe blando, tendría que cambiar la constitución. Se ha hablado de convocar una asamblea constituyente. Así lo podría lograr. Esto está dentro de la agenda que está negociando con la guerrilla del ELN. Lo puede hacer también a través del Congreso con una reforma constitucional. No sé si obtendría los votos necesarios en el Congreso, pero hay mucha corrupción y el Congreso se puede convertir en un mercado persa. A pesar de que los jefes de los partidos se salieron de la coalición del gobierno, desde el gobierno se está tratando de romper la disciplina de los partidos comprando apoyos. Al principio de su mandato, cuando Petro vivió una luna de miel con las fuerzas políticas, logró aprobar una reforma tributaria, así que el suyo es un gobierno que tiene mucha plata, y esa plata la esta utilizando para comprar conciencias, y torcer las elecciones.

¿Es partidaria de impulsar un juicio político contra el presidente como proponen algunos opositores de Petro?

La última vez que se hizo el intento de un juicio político fue contra Samper por financiar su campaña con dinero del narcotráfico. Hoy lo que está sucediendo es aún más grave porque la amenaza de un intento de dictadura es real. Pero hoy existen instrumentos jurídicos nuevos: la ley estableció después de lo de Samper que quien violara los topes de financiación establecidos, escondiendo aportes, seria removido del cargo. Las actuaciones de Petro dan para un juicio por violación de la Constitución. No removerlo del cargo podría costarle a Colombia su identidad como nación democrática.

¿Existe malestar en las fuerzas armadas por la gestión del gobierno a la hora de enfrentar la estrategia de seguridad?

Hay un inmenso descontento en las fuerzas armadas. Petro ha decapitado la cúpula militar y no queda un solo general con experiencia. Los resultados están a la vista: los índices de asesinato, extorsión, hurto, y secuestro, disparados a niveles récord en solo un año. Los militares que logran ascender son jóvenes que deben jurarle lealtad a Petro. A las fuerzas de seguridad se les está haciendo un chantaje, quien no está alineado con Petro sale de la policía y del ejército.

¿Y la clase política tradicional?

La élite colombiana está despertándose a una pesadilla. La élite colombiana pensó que era políticamente correcto apoyar a Petro porque hay un odio visceral en contra de Álvaro Uribe en grandes sectores de la población, sobre todo después de las revelaciones de los “falsos positivos”, es decir del asesinato de jóvenes campesinos inocentes para subir las estadísticas de bajas contra la guerrilla. Hace 15 años, Uribe era el mesías; hoy está silenciado, le han abierto investigaciones y lo están chantajeado. Ese odio contra Uribe fue el vector principal que llevó a un sector de la élite colombiana a apoyar a Petro, pensando que podrían manejarlo, tranquilizados por las alianzas políticas que había hecho. Otros le siguieron el juego porque lo veían ganador, y querían evitarse expropiaciones y castigos tributarios.

¿Cree que las reformas de Petro no han sido positivas para Colombia?

Creo que han sido desastrosas. Su propuesta de reforma sanitaria es un adefesio. Toda Colombia sabe que hay que mejorar el sistema de salud, llevarlo a los territorios apartados, mejorar el pago de los trabajadores del sector, eliminar las esperas en consultas y tratamientos, etc. Lo que está haciendo Petro es acabar con las empresas de salud para que tengan que cerrar. El sistema colombiano es mixto con una parte pública y una administrada por empresas privadas. Petro no están dando el dinero necesario para que el sistema funcione, y lo está asfixiando. La gente se está muriendo por falta de atención en las clínicas, el sistema está colapsando. Detrás de eso está, como siempre, la corrupción. Sacar del sistema al sector privado y repartir lo que quede entre los amigos. El sistema de salud colombiano es el mejor de la región, con un cubrimiento del 98%. Petro quiere nacionalizarlo totalmente como en Cuba o Venezuela. Esto da poder político: la gente tiene que alinearse políticamente para que la atiendan. También sabemos que hay que reformar el sistema de pensiones, modernizar el marco laboral, transformar el sistema educativo, pero esas reformas se tienen que pactar y hacer en un ambiente consensuado para evitar que la cura sea peor que la enfermedad.

¿Qué pasa con la reforma de las pensiones?

El tema de las pensiones es otro dramático ejemplo. Tuvimos hace 30 anos el descalabro de un sistema pensional totalmente público. La deuda de la nación era incalculable porque se robaban todo. Muchos se hicieron millonarios. Para salir de ese caos, se creó la posibilidad de ahorrar para la pensión en el sector privado. En Colombia existe un sistema mixto: una parte manejada por el sector privado y otro por el sector público según un diseño muy parecido al sistema francés, concebido para funcionar con los aportes solidarios de la población activa. Con el envejecimiento de la población este esquema esta desgastado y el sistema pensional en el sector público ya es altamente deficitario. Sin duda hay que buscar soluciones y mejorar la cobertura. Pero ahora, por fanatismo ideológico, nos quieren devolver al caos y obligar a todos los colombianos a depender del estado, cuando es ese esquema precisamente el que no está funcionando. Para Colombia, la gestión de Petro es un drama, es como una maldición.

¿Quién apoya a Petro?

Sin duda tiene todavía apoyos en la población, especialmente entre los más pobres. Pero su índice de popularidad ha caído por debajo del 30%. Quienes lo apoyan son una parte de la población muy ideologizada, que a pesar de ver como las cosas no están funcionando, siguen esperando que les cumpla las promesas de campaña. Petro, dirán, es una víctima del sistema, quiere hacer las cosas bien, pero los poderosos no lo dejan. Colombia ha sido una excepción en América Latina, ha sido siempre moderada en todo. No hemos tenido dictaduras, ni bancarrotas, no hemos caído en default. Las fuerzas militares son excesivamente civilistas. Los militares no van a dar un golpe de estado. Así que, querer pintar a Colombia como un país manejado por unas élites retrógradas y explotadoras no es verdad. Hace 40 años era así, sin duda. Pero el país cambió. El gran drama de Colombia sigue siendo la corrupción. El auge del narcotráfico, la exportación ilegal de minerales, el robo de gasolina, el contrabando, el abigeato, el tráfico de órganos, las redes de pedofilia, etc., solo se puede explicar porque existe una corrupción institucional que lo permite, porque las mafias tienen tentáculos por todos lados. Hoy esas mafias pusieron presidente.