Oriente Medio

Irán y Pakistán acuerdan desescalar las tensiones tras los intercambios de misiles en su frontera compartida

Ambos ejércitos desplegarán oficiales de enlace en las ciudades de Turbat, en el lado de Pakistán, y Zahedan, del lado de Irán, para contener a los grupos militantes

In this photo released by Pakistan's Ministry of Foreign Affairs, Pakistan's caretaker Foreign Minister Jalil Abbas Jilani, right, greets Iran's Foreign Minister Hossein Amirabdollahian upon his arrival for a meeting at Ministry of Foreign Affairs in Islamabad, Pakistan, Monday, Jan. 29, 2024. Iran's foreign minister was in Pakistan for talks on deescalating tensions after deadly airstrikes by Tehran and Islamabad earlier this month killed at least 11 people, marking a significant escalation ...
El ministro de Exteriores de Pakistán, Jalil Abbas Jilani, recibe a su homólogo persa, Hossein AmirabdollahianASSOCIATED PRESSAgencia AP

Irán y Pakistán inician una desescalada progresiva de las tensiones tras el intercambio de misiles de principios de enero que dejó al menos 11 muertos en ambos lados de su frontera compartida. El ministro de Exteriores israní, Hossein Amirabdollahian, viajó en la mañana del lunes a Islamabad para «mantener conversaciones en profundidad» con su homólogo pakistaní, Jalil Abbas Jilani. El jefe de la diplomacia persa tenía previsto también reunirse con el primer ministro interino de Pakistán, Anwaarul-Haq-Kakar.

El primer encuentro diplomático de alto nivel desde que sus respectivos ejércitos decidieran de manera unilateral bombardear a los grupos armados rivales en el territorio limítrofe de Baluchistán sirvió para que las partes acordaran redoblar esfuerzos en su colaboración en la lucha contra el terrorismo. Sus respectivos ejércitos desplegarán oficiales de enlace en las ciudades de Turbat, en el lado de Pakistán, y Zahedan, del lado de Irán.

«La amenaza del terrorismo plantea un desafío común a todos nuestros países», anunció en rueda de prensa Jalil Abbas Jilani. «Pakistán e Irán han acordado adoptar enfoques colectivos y colaborativos para enfrentar esta situación, analizando plenamente los sólidos mecanismos institucionales que ya existían entre nuestros dos países». Amirabdollahian, por su parte, dejó claro en su comparecencia conjunta que ni Islamabad ni Teherán «darán la oportunidad a los terroristas de poner en peligro la seguridad de los dos países». Dos países que, según sus declaraciones, «nunca han tenido problemas y diferencias fronterizas».

El titular de Exteriores persa apuntó, además, que «la seguridad de Pakistán es la seguridad de Irán y de toda la región» y que ambos países «respetan la soberanía e integridad territorial del otro». Una premisa puesta en duda por el Gobierno en funciones de Pakistán después de que la Guardia Revolucionaria iraní bombardeara sin previo aviso, y con la guerra en Gaza y las tensiones en el mar Rojo como telón de fondo, las bases situadas en su territorio del grupo suní Jaish al-Adl, organización que Teherán cataloga como terrorista, en un ataque que provocó la muerte de al menos dos personas.

La respuesta militar de Pakistán, que decidió llamar a consultas a su embajador en la capital iraní y pedir la retirada del embajador de Irán en Islamabad, se demoró dos días. El Ejército pakistaní acabó atacando los escondites en suelo iraní del Ejército de Liberación de Baluchistán (BLA) y el Frente de Liberación Baluchi (BLF), dos grupos separatistas paquistaníes. La ofensiva causó la muerte de 10 personas.

Irán y Pakistán, país, este último, dotado de armas nucleares, se miran con recelo desde hace tiempo por los continuos ataques en las áreas fronterizas contra sus respectivas fuerzas de seguridad a manos de los grupos militantes. Uno y otro se acusan de dar cobijo a organizaciones extremistas en su territorio. Los últimos ataques contra los militantes responden, en parte, a las presiones políticas internas que atraviesan ambos países, pero corren el riesgo de agravar una situación ya crítica en la región.