
Política
El caso Salazar agita al PSOE: "Hay más nombres"
LA RAZÓN confirma con destacados socialistas que "se encubren" otros actos machistas en el Gobierno y el Congreso.

El PSOE vuelve a ser una olla a presión. El «caso Salazar» ha agitado al partido, por el que se ha exendido el «malestar» con la dirección por la forma en la que ha gestionado las denuncias de acoso que interpusieron dos mujeres contra Paco Salazar, exasesor de Pedro Sánchez en Moncloa, ex secretario de análisis y acción electoral en Ferraz. La sensación que atraviesa buena parte de la organización es que la intención era dar carpetazo al asunto sin hacer mucho ruido. Fuentes socialistas consultadas por LA RAZÓN explican que el comportamiento de este sevillano de 57 años «era muy conocido», en parte, aluden, porque hay más diputados del partido con los que habría participado en otros comportamientos inapropiados. Estas mismas fuentes sostienen, además, que «hay más casos» dentro del partido. Incluso otras fuentes apuntan de nuevo a la Moncloa, donde habría altos cargos con un comportamiento similar al suyo.
La tensión en el partido precipitó ayer un encuentro de urgencia por videoconferencia entre la dirección y las respectivas responsables de Igualdad de todas las federaciones socialistas de España. «La reunión se produjo por un malestar generalizado entre algunas responsables de Igualdad del territorio por la gestión del caso», explica un dirigente territorial a este diario. Las fuentes consultadas desmontan la versión oficial del partido. Si bien es cierto que Ferraz dijo el lunes que las dos denuncias, realizadas a través del canal interno de la organización, se traspapelaron por un supuesto error informático, estas fuentes explican que «no desaparecieron» y que la dirección siempre tuvo acceso a ellas.
Parte del malestar que ha sacudido a los y las socialistas se debe a que Salazar siguiera asesorando al Gobierno a través de una asesoría cinco meses después de que renunciara a su cargo en Moncloa –secretario general de coordinación institucional del gabinete de Presidencia–. Y después de que el propio Pedro Sánchez decidiera no incluirle en la ejecutiva del partido como adjunto a la secretaria de organización, Rebeca Torró, nada más trascender las denuncias que publicó el «eldiario.es». Como ya contó este diario, lo cierto es que el núcleo duro del Gobierno puso en duda las denuncias contra Salazar que aparecieron en prensa. Al equipo del presidente Sánchez le costó tomar la decisión de provocar su caída. Y se vio realmente influenciado por el adverso contexto político de aquellos días. Cabe recordar que apenas unas semanas antes toda España pudo escuchar a José Luis Ábalos y a Koldo García repartirse prostitutas. La reputación del partido estaba por los suelos y Presidencia del Gobierno no podía permitirse no sacar a Salazar del organigrama. Pero en Moncloa hay quien cree que Salazar está recibiendo «fuego amigo».
Las fuentes consultadas en el núcleo duro de Sánchez explican que «nunca» detectaron a Salazar un comportamiento inadecuado. Pero el problema es el protocolo antiacoso. Fuentes de Presidencia cuentan que en el buzón de Moncloa no se recibió una sola queja de Salazar. El PSOE, por su parte, tiene su correspondiente protocolo contra el acoso, aunque algunas fuentes lamentan que «no funciona visto lo visto». Lo cierto es que cuando trascendió el «caso Salazar», el feminismo del PSOE puso el grito en el cielo porque detectó fallos importantes. Lo veían «flojo», como para «pasar el trámite». El protocolo de marras, decían, no indica quién forma parte del órgano que recibe las denuncias. Tampoco informa de los tiempos y, en líneas generales, las feministas criticaron la falta de «claridad» para denunciar.
Ferraz se apresuró el lunes a explicar que la investigación interna no ha concluido, aunque Salazar se haya dado de baja recientemente como militante. Precisamente por eso, algunas fuentes dentro del partido animan a la dirección a acudir directamente a la policía a interponer una denuncia contra Salazar, puesto que el órgano competente –la comisión de ética y garantías– tiene las denuncias que interpusieron dos de las supuestas víctimas de acoso del sevillano.
Salazar fue durante años la mano derecha de Iván Redondo, el que fuera jefe de gabinete de Sánchez. Su labor consistía en producir los análisis que después se convertían en estrategia. El núcleo más próximo al presidente está hoy formado por perfiles académicos. En su mayoría, especialistas en ciencia política, sociología y economía, sin peso orgánico en el partido más allá de una sintonía ideológica.
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