Oriente Medio

La justicia internacional acorrala a Netanyahu

Israel ignora la petición del tribunal de la ONU e intensifica su ofensiva en Rafah. El «premier» hebreo intenta evitar que caiga su Gobierno de coalición con los ultras

May 18, 2024, Tel Aviv, Israel: An Image of Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu, seen during the demonstration. Israeli war cabinet minister Benny Gantz has threatened to resign unless Prime Minister Benjamin Netanyahu sets out a post-war plan for the Gaza Strip. Gantz has set an 8 June deadline for a plan to achieve six ''strategic goals'', including the end of Hamas rule in Gaza and the establishment of a multinational civilian administration for the territory.18/05/2024
Una mujer fotografía un cartel con la imagen de Benjamin Netanyahu en una calle de Tel AvivEuropa Press/Contacto/Eyal WarshEuropa Press

En esta última semana el veredicto del tribunal internacional de la ONU que juzga a naciones ordenó a Israel retirar sus tropas de la zona de Rafah, colindante con Egipto en Gaza, y el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), el cuerpo independiente que juzga a individuos por delito de genocidio, anunció que pediría una orden de arresto para el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, así como para los tres líderes de Hamás, Yahya Sinwar, Mohamed Deif e Ismail Haniye).

Es aventurado decir cómo está pasando las horas Netanyahu esta semana, pero hay analistas atrevidos. Por ejemplo, el veterano Yossi Verter escribe en «Haaretz» que «su mente trabaja sólo en dos direcciones: cómo repeler a Karim Khan y al mismo tiempo retener a Itamar Ben Gvir», refiriéndose a cómo evitar que le afecte una posible orden de arresto promovida por el fiscal de la CPI, Karim Khan, y cómo no perder a su socio de Gobierno de la extrema derecha mesiánica, el ministro de Seguridad Pública, Itamar Ben Gvir.

«Y es que Netanyahu depende totalmente de él y de [Bezalel] Smotrich [ministro de Finanzas] para su supervivencia política», señala a este diario el sociólogo Luis Fleishman.

Sin embargo, Fleischman señala que, tras el anuncio del fiscal Khan, Netanyahu se ha visto reforzado en el ámbito doméstico. «En Israel se siente que solicitar una orden de arresto para Netanyahu y Gallant es en realidad una censura al país entero. Si bien Netanyahu es muy criticado desde la catástrofe del 7-O, y aún antes, esta nueva situación no ayuda a la causa de que sus socios de Gobierno se rebelen y hagan caer el Gobierno. Más bien al contrario».

Así, se sospecha que la amenaza del exjefe de oposición y miembro del gabinete de guerra Benny Gantz, quien dijo la semana pasada que si el primer ministro no cumplía con seis exigencias que le hacía dimitiría del Gobierno el 8 de junio, podría no cumplirse precisamente por esta nueva situación creada por los tribunales internacionales. Y tal vez también porque se sospecha que el ultimátum del exgeneral podría deberse también a su estilo de hacer las cosas y no siempre a cumplir con lo prometido.

Mientras continúa el lío político interno y las palabras de los tribunales y fiscales del mundo exterior, algunos países anuncian que reconocerán un Estado palestino con la intención de ayudar a la resolución del conflicto israelo palestino provocando la alegría de Hamás, quien se erige en representante de los palestinos y se ve reforzado en esa autopercepción por gran parte de la comunidad internacional. Y los que verdaderamente sufren en Gaza siguen sufriendo y los que lo hacen en Israel exactamente lo mismo.

Un grupo muy activo de familiares de secuestrados por Hamás, aún quedan 125 personas en Gaza, y no se sabe en qué estado están, se manifiestan todos los días exigiendo al primer ministro que pacte su retorno.

Esta semana, la difusión de un vídeo en el que se muestra a cinco de las soldados observadoras que fueron raptadas de su base colindante con la franja en Nahal Oz, las mismas que advirtieron de movimientos sospechosos de Hamás y fueron desoídas por la cadena de mando militar masculina desde todo punto de vista, ha meneado aún más a la opinión pública israelí.

Varios políticos emitieron comunicados tras verlo: Gantz; también el líder de la oposición. Yair Lapid. El portavoz del Ejército, Daniel Hagari, pidió perdón a cada una de las chicas que aparecían ensangrentadas y amedrentadas en el vídeo, sin embargo, veinte minutos después de su publicación, Netanyahu difundió otro en el que atacaba a los países que habían dicho que reconocerían un Estado palestino, sin ninguna mención de lo que acababa de mostrarse.

Seguramente no fue algo deliberado. Verter dice que probablemente se debiera a «simple negligencia, insensibilidad, la ausencia de gente a su alrededor que le dijera: ‘espere, aquí pasó algo, vuelva a grabarlo’». Al cabo de un rato, tras las muchas críticas, efectivamente el primer ministro israelí publicó otro vídeo. «Continuaremos haciendo todo lo posible para traerlos a casa», prometió. Pero no mencionó los nombres de las raptadas.

Pocas horas después de que el máximo tribunal de la ONU le ordenara detener las operaciones militares en Rafah, el Ejército israelí emprendió un ataque aéreo y el sábado fueron en incremento los bombardeos en diferentes zonas del enclave palestino, en la zona central de Deir al-Balah y también en Rafah.

El tribunal con sede en La Haya, cuyas órdenes son jurídicamente vinculantes pero carecen de mecanismos de aplicación directa, también ordenó a Israel mantener abierto el cruce de Rafah entre Egipto y Gaza, que cerró a principios de este mes al inicio de su asalto a la ciudad.

Israel no ha dado ningún indicio de estar preparándose para cambiar de rumbo en su operación e intenciones en la ciudad más meridional de Gaza, donde se habían hacinado más de un millón de palestinos y en las últimas semanas unos 800.000 han vuelto a evacuar el área. Israel insiste en que el tribunal se ha equivocado.

«Israel no ha llevado a cabo ni llevará a cabo operaciones militares en el área de Rafah que creen condiciones de vida que puedan causar la destrucción de la población civil palestina, total o parcialmente», aseguró el asesor de seguridad nacional, Tzachi Hanegbi, en una declaración conjunta con el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel.