Coalición de Dispuestos

Keir Starmer: "Putin es el único que no quiere terminar la guerra"

El primer ministro británico ha vuelto a reunir a Volodímir Zelenski y a destacados líderes occidentales de la Coalición de Dispuestos

LONDON (United Kingdom), 24/10/2025.- (L-R) Ukraine's President Volodymyr Zelensky and British Prime Minister Keir Starmer speak to the media following the 'Coalition of the Willing ' meeting in London, Britain, 24 October 2025. The meeting was held to discuss military support for Ukraine attended by Western leaders in person and virtually. (Ucrania, Reino Unido, Londres) EFE/EPA/TOLGA AKMEN / POOL
'Coalition of the Willing' meeting in LondonTOLGA AKMEN / POOLAgencia EFE

Londres se ha convertido en el epicentro de una nueva ofensiva diplomática en torno a la guerra de Ucrania. El premier Keir Starmer reunió a Volodímir Zelenski y a destacados líderes occidentales para reactivar la llamada Coalición de Dispuestos con el claro objetivo de reforzar el apoyo militar a Kiev, intensificar las sanciones económicas contra Rusia y presionar al Kremlin para que reconsidere su estrategia bélica.

Antes de dirigirse a Downing Street, Zelenski fue recibido por Carlos III en Windsor, protagonizando el tercer encuentro en el Reino Unido entre ambos en lo que va de año, en una clara muestra del respaldo de Londres. Posteriormente, Starmer y Zelenski se reunieron con el responsable de la OTAN Mark Rutte, y los primeros ministros danés y holandés, para mantener una reunión por videoconferencia de 90 minutos con alrededor de 20 líderes occidentales, incluido, por primera vez, el representante de Japón.

"Putin es la única persona que no quiere detener esta guerra", señaló el primer ministro británico en la posterior rueda de prensa conjunta. "Sus ataques contra civiles esta semana lo han dejado claro una vez más: apuntar contra infraestructura energética antes de la llegada del invierno, atacar niños en su guardería, acabar con la vida en Kiev de una niña de doce años y de un bebé de seis meses. Este es Putin. Todo el tiempo rechaza las oportunidades de acabar con la guerra”, añadió.

El creciente pesimismo sobre la disposición del responsable del Kremlin a dialogar seriamente con Donald Trump explica el cambio de tono que se ha vivido respecto a las anteriores reuniones de la Coalición de Dispuestos que se centraron mucho más en el posible panorama posterior al alto el fuego y la perspectiva de desplegar tropas de paz sobre el terreno.

El escenario ahora es bien distinto, por lo que Starmer reclamó medidas drásticas: eliminar el petróleo y el gas rusos del mercado global, desbloquear los activos rusos congelados para destinarlos a la defensa ucraniana, y entregar más armamento de largo alcance. Estas propuestas suponen un escalón más en la presión diplomática y económica sobre Moscú, al tiempo que refuerzan el compromiso militar de Occidente con Ucrania. "La paz nace de la presión al agresor. Y debemos continuar haciéndolo", matizó Zelenski.

Uno de los anuncios más relevantes fue el compromiso británico de proporcionar 140 misiles ligeros multirrol adicionales a Ucrania, fruto de un programa de fabricación acelerado. Este paquete forma parte de un contrato valorado en 1.600 millones de libras, suscrito en marzo, que prevé la entrega de más de 5.000 misiles. Con esta medida, el Reino Unido refuerza su apuesta por las capacidades defensivas ucranianas de cara a un invierno duro, cuando la amenaza de ataques rusos a infraestructura crítica se intensifica.

La energía rusa, una herramienta estratégica

Pero más allá de los misiles, el mensaje político quizás más potente ha sido la llamada a excluir el gas y petróleo rusos del mercado global. Starmer defendió que el control de la energía rusa no es solo una cuestión económica, sino una herramienta estratégica para debilitar la capacidad bélica del Kremlin. Al mismo tiempo, urgió a sus aliados a acelerar el uso de los activos rusos congelados como fuente de financiación para Ucrania.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea dieron el pasado jueves en el Consejo Europeo de octubre un espaldarazo político al plan para canalizar un crédito de 140.000 millones de euros a Ucrania, que tiene necesidades urgentes de financiación. La idea lleva siendo discutida por los socios europeos desde hace semanas, pero cuenta aún con las dudas de Bélgica, el país en el que se encuentra Euroclear, la empresa financiera que gestiona la inmensa mayoría de los activos soberanos rusos en el bloque comunitario.

Este enfoque dual —armamento más presión financiera y energética— se presenta como una respuesta integral a la guerra en curso, pero el contexto hace que no sea un camino fácil teniendo en cuenta las contradicciones políticas, sobre todo en relación con Donald Trump. Aunque el inquilino de la Casa Blanca ha impuesto sanciones recientes a gigantes energéticos rusos como Rosneft y Lukoil —un movimiento que Starmer elogió como "decisivo"— su postura ha sido volátil. Y aunque es cierto que parece que su paciencia con Putin se está terminando, no está dispuesto a dar a Kiev los misiles de alto alcance Tomahawks que Zelenski demanda para esta nueva fase del conflicto que, a día de hoy, no parece que vaya a resolverse a corto plazo.

Mientras que Ucrania se adentra a su cuarto invierno bajo los bombardeos, las infraestructuras energéticas aún son objetivo frecuente de ataques rusos, y el desgaste prolongado exige no solo más municiones sino un diseño estratégico inmediato para sostener la resistencia.

No obstante, la cumbre representa un momento clave. Starmer ha delineado una estrategia integral: armas, sanciones, activos y energía. Su apuesta no es solo seguir alimentando el esfuerzo bélico, sino reconfigurar la arquitectura de presión sobre Rusia de manera duradera. El gran interrogante es si ese esfuerzo será suficiente para inclinar la balanza, y si, al final, traerá a Putin a la mesa de negociaciones.