Derechos Humanos

Fin de la impunidad para el «Terminator» que aterrorizó al Congo

La Haya condena a Bosco Ntaganda, ex jefe de las milicias, por violaciones, asesinatos y esclavismo de niños

Bosco Ntatganda en la Corte Penal Internacional de La Haya /REUTERS
Bosco Ntatganda en la Corte Penal Internacional de La Haya /REUTERSlarazon

La Haya condena a Bosco Ntaganda, ex jefe de las milicias, por violaciones, asesinatos y esclavismo de niños.

La impunidad ha terminado. Bosco Ntaganda, conocido como «Terminator», fue ayer declarado culpable por parte de la Corte Penal Internacional por 18 crímenes contra la humanidad, entre los que se encuentran asesinatos, violaciones y esclavitud sexual. Estos delitos fueron cometidos durante el conflicto étnico que sacudió al Congo entre los años 2002-2003. La fiscal jefa de la corte internacional (CPI) calcula que en ese periodo murieron 5.000 personas en la provincia de Ituri, donde sembraban el terror las llamadas Fuerzas Patrióticas para la Liberación del Congo, capitaneadas por Ntaganda. «Terminator» ha mantenido su inocencia durante todo el proceso y ahora tiene 30 días para apelar este veredicto. En los alegatos finales del juicio, se definió como «un revolucionario, no un criminal». La CPI dictaminará en una vista posterior a cuántos años de prisión condena a Ntaganda. La pena máxima en el tribunal es de 30 años, aunque puede imponerse la cadena perpetua en casos excepcionales.

Ntaganda no nació en el Congo sino en Ruanda, concretamente en la pequeña localidad de Kiningi, junto a la cordillera Virunga, conocida por sus gorilas. El futuro «Terminator» se mudó al Congo muy joven, y allí estudió, aunque nunca llegó a graduarse. A los 17 años, decide unirse al Frente Patriótico de Uganda y más tarde se enrola en el ejército surgido de este movimiento político. Es entonces cuando participa en la invasión del Congo (1996-1997) que termina con el derrocamiento del dictador Mobuto Sese Seko y la proclamación de Kabila como presidente, quien rebautiza al país como República Democrática del Congo. Pero la palabra democracia tan sólo aparecía en esta nomenclatura. En 1998 estalla una nueva guerra y diferentes milicias campan a sus anchas en el país ante la impotencia del Gobierno.

Tras pertenecer a varios de estos grupos, lidera las mencionadas fuerzas patrióticas, cuyo jefe político era Tomas Lubanga (condenado también por el mismo tribunal a 14 años de cárcel). Ntaganda ingresa más adelante en el movimiento Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo, la guerrilla fundada por el señor de la guerra Laurent Nkunda. Derroca a éste y consigue unirse al ejército regular y firmar un acuerdo de paz con el Gobierno en 2009. Este pacto le otorga una impunidad casi absoluta e incluso asciende a general.

La CPI ya dictó en 2006 una orden contra él por haber reclutado niños soldados en la guerra de 1998, pero Kabila se negaba a detenerlo por miedo a poner en peligro la paz en el país. En los años siguientes amasó una gran fortuna a través de una red de extorsión que imponía impuestos en las minas controladas por sus hombres y siguió reclutando a niños y jóvenes. Llegó a ingresar unos 13.000 euros por semana solo por controlar un puesto fronterizo.