Represión en Venezuela

La Iglesia católica denuncia el autoritarismo de Maduro

El presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela alerta de los riesgos de la Constituyente y apoya la consulta de la oposición.

Varios manifestantes se protegen de los ataques de la Guardia Nacional durante una manifestación en Caracas
Varios manifestantes se protegen de los ataques de la Guardia Nacional durante una manifestación en Caracaslarazon

El presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela alerta de los riesgos de la Constituyente y apoya la consulta de la oposición.

Atrás quedaron esos tiempos en los que Hugo Chávez describía a los sacerdotes como «diablos con sotanas». Después se abrió un periodo de paz” una especie de tensa calma que se mantuvo tras la muerte del comandante. Los obispos venezolanos hace tiempo que se «muerden la lengua» consecuentes con los esfuerzos del Papa Francisco para que ambas partes se sienten a la mesa. Pero parece que esa tregua, se ha roto. Desde los pulpitos y altares las voces se alzan de nuevo. La Iglesia católica de Venezuela aseguró ayer que el Gobierno del presidente Nicolás Maduro se ha convertido en una «dictadura» que será consolidada con la elección, el 30 de julio, de una Asamblea Nacional Constituyente.

«Esta Asamblea prevista para finales de julio será impuesta por la fuerza y sus resultados serán la constitucionalización de una dictadura militar, socialista, marxista y comunista», aseguró monseñor Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana. Al inicio la asamblea anual de los obispos venezolanos, Padrón señaló que en el país «ya no hay conflicto ideológico entre derechas o izquierdas», sino «una lucha entre un gobierno convertido en dictadura y todo un pueblo que clama libertad».

El prelado advirtió de que la Constituyente permitirá «la permanencia ilimitada del actual gobierno en el poder» y la «anulación de los poderes públicos» como el Parlamento, de amplia mayoría opositora. Monseñor Padrón autorizó además que las instalaciones de la Iglesia, excepto los templos, sean utilizadas para un plebiscito simbólico que prevé realizar la oposición el 16 de julio para rechazar la Constituyente. Santuarios donde las urnas serán protegidas aunque, en otras ocasiones, las iglesias han sido atacadas.

Maduro, acosado desde hace tres meses por protestas que dejan 91 muertos, y otros altos funcionarios gubernamentales acusan a la jerarquía católica venezolana de actuar como «un partido político opositor» y de ignorar los llamados al diálogo del papa Francisco.

Padrón insistió en la apertura de un canal humanitario para que puedan entrar en el país petrolero medicinas y alimentos, y consideró que un auténtico diálogo para resolver la crisis pasa por convocar a «elecciones universales, directas y secretas». La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) exige en sus protestas comicios generales para anticipar la salida de Maduro del poder.

Por su parte, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, comenzó una gira por todo el país para hacer campaña por la Asamblea Nacional Constituyente, mientras los cuerpos de seguridad continúan dispersando las protestas en su contra. El mandatario comenzó a armar su artillería para el controvertido proceso en el que se medirán la fuerza del chavismo. Por esllo, está utilizando las listas de empleados públicos para presionar a la participación en las elecciones de los miembros de esa asamblea.

La propuesta de Maduro es «agarrar la nómina y llamar a todos los trabajadores, llamar a los que tengan carnet de la patria y organizar la forma en que van a ir a votar a las 5.00 el domingo 30 de julio en cambote (grupo)». «Al final del día revisen la nómina, si tenemos 15.000 trabajadores deben votar los 15.000 trabajadores sin ninguna excusa, empresa por empresa, ministerio por ministerio, gobernación por gobernación, alcaldía por alcaldía», ordenó. Además, el presidente reclamó la supremacía de Venezuela sobre Colombia por la tesis histórica de que este territorio comenzó a formarse en tierras venezolanas, por lo que, dijo, que su par colombiano, Juan Manuel Santos, debe inclinarse ante él. «El presidente Santos me tiene que pedir la bendición, compadre, porque somos sus padres. Santos pide la bendición, inclínate», espetó.