Francia

La reforma laboral de Hollande dinamita la izquierda francesa

François Hollande y Manuel Valls pasean por el Palacio del Elíseo, ayer, después del Consejo de Ministros
François Hollande y Manuel Valls pasean por el Palacio del Elíseo, ayer, después del Consejo de Ministroslarazon

La izquierda francesa se encuentra ante una disyuntiva que puede acabar siendo autodestructiva: apoyar la reforma laboral del Gobierno de Hollande o votar a favor de una moción de censura presentada por la derecha y los centristas, si bien las críticas de estos sectores al texto no son de la misma naturaleza, ya que consideran la Ley del Trabajo descafeinada después de que se hayan aligerado diversos aspectos para calmar el descontento en las calles.

Pese a la amenaza de Manuel Valls de expulsarlos del partido, algunos diputados socialistas sopesan votar junto a la derecha en el debate de hoy. Para otro sector de los «rebeldes» con el Gobierno, alinearse con la derecha es una línea roja que, a un año de las elecciones presidenciales y legislativas, no pueden sobrepasar. La alternativa que le quedaba a la minoría socialista crítica era presentar su propia moción de censura, pero se han quedado a sólo dos firmas de las 58 necesarias para que su propia iniciativa saliese adelante. Al menos 30 diputados socialistas han firmado la moción alternativa, según ha confirmado a la Prensa uno de ellos, Laurent Beaumel, que ha estimado que su intención era plasmar su disconformidad desde posiciones de izquierda y que hoy no se plegarán a la moción de la derecha. Tampoco lo harán los ecologistas, socios de Hollande en el Gobierno. No es el caso de otros de los firmantes de la moción fallida, ya que la decena de diputados del Frente de Izquierdas dirán que sí a la moción conservadora al considerarla como la única herramienta para tumbar la reforma laboral. El debate de la moción se celebrará sin que parezca posible la obtención de una mayoría absoluta –289 diputados– para tumbar la utilización de ese artículo constitucional, el 49.3, que permitió al primer ministro Valls aprobar la contestada reforma el pasado martes.

La moción de censura es una herramienta frecuente en la vida política francesa, pero sólo una vez tuvo éxito. Desde la entrada en vigor de la V República en 1958, más de cien veces se ha recurrido a su presentación, pero sólo prosperó el 4 de octubre de 1962, cuando hizo caer al Ejecutivo de Georges Pompidou.

Una vez solventada la «papeleta» parlamentaria de la moción, al tándem Hollande-Valls le quedará otra más complicada: atenuar el descontento social desde sus cuotas mínimas de popularidad. Además de la manifestación de los jueves, los principales sindicatos franceses han llamado a nuevas protestas los próximos 17 y 19 de mayo y están estudiando una fecha para la programación de una marcha nacional. Las organizaciones se reunirán la semana que viene para decidir su estrategia en la calle y cómo se desarrollarán las próximas movilizaciones.