Miami

Los Castro empujan al exilio a la familia de Oswaldo Payá

Se ha acogido al programa de refugiados que otorga la Secretaría de Estado de EE UU. Con la marcha de sus hijos, su hermana y su tía a Miami, ya no queda ningún Payá en Cuba

Ofelia Acevedo y sus tres hijos: Rosa María, Oswaldo José y Reinaldo Isaías, visitaron el lugar del accidente en el que murió Oswaldo Payá en julio
Ofelia Acevedo y sus tres hijos: Rosa María, Oswaldo José y Reinaldo Isaías, visitaron el lugar del accidente en el que murió Oswaldo Payá en juliolarazon

Ya no queda ningún Payá en Cuba. La viuda del disidente Oswaldo Payá, dos de sus hijos, una tía y una hermana han sido los últimos en unirse al duro exilio. Salieron el jueves de la isla rumbo a Miami (Estados Unidos) en régimen de refugiados. Según confirma a LA RAZÓN Carlos Payá, hermano del disidente y residente en Madrid, «de los cientos que formábamos la familia, no queda ninguno. Nosotros éramos siete hermanos, cincuenta primos y quince sobrinos: algunos han muerto, a otros los han matado y el resto hemos salido de la isla».

Regis Iglesias, portavoz del Movimiento Cristiano de Liberación, fundado por Payá, explica a este periódico que ya han llegado a Miami y que se están aclimatando a su nueva vida. Eso sí, Iglesias asegura que su pasaporte cubano tiene vigencia durante dos años. «No se han ido definitivamente, esperan regresar a la isla». Ofelia, la viuda de Oswaldo Payá, y su hija Rosa María habían sufrido el hostigamiento del régimen de los Castro antes del fatídico 22 de julio, día en que murió Oswaldo en un accidente de coche junto a otro disidente cubano, Harold Cepero. El político de Nuevas Generaciones del PP Ángel Carromero conducía el vehículo siniestrado, por lo que fue condenado por doble homicidio involuntario. La familia Payá siempre ha sostenido que no fue un accidente de tráfico sino una muerte provocada por el Gobierno cubano.

Según explicó la propia Rosa María a LA RAZÓN en una entrevista, el problema radica en que «desde el primer momento, responsabilizamos al Gobierno cubano por la integridad física de mi familia y lo hacemos porque hemos recibido amenazas de muerte de parte de la seguridad del Estado. Mi petición a la comunidad internacional no es sólo que se nos ayude a investigar, sino que se nos proteja a mí y a mi familia y a todos los activistas de los derechos humanos que hay en Cuba que están sufriendo la represión».

La familia ha estado sometida a una gran presión por la trágica pérdida y por el régimen castrista. Desde el pasado jueves los Payá han decidido acogerse al programa de refugiados que otorga la Secretaría de Estado estadounidense. En la ciudad de Florida han tenido la suerte de poder reunirse con el hijo mayor de Payá, Oswaldo José, que lleva exiliado en Miami desde finales del año pasado. «Ha sido un año muy duro para la familia, pero por supuesto que seguirán con el Movimiento Cristiano y lucharán por ese pleibiscito y por los Derechos Humanos en Cuba», indica Iglesias, quien recuerda que Ofelia también es fundadora del Movimiento y que tanto madre como hija son miembros del consejo coordinador.

Guillermo Cortázar, presidente de la Fundación Hispano Cubana de Madrid, aseguró ayer a este periódico que la familia estaba viviendo una situación «de mucha presión» en la isla. «En lo personal, me alegro por ellas, porque van a poder vivir una cierta tranquilidad, pero en lo político, es una lástima porque el Movimiento Cristiano de Liberación tiene que encontrar un nuevo liderazgo», añadió Cortázar.

Por su parte, Carlos Payá asegura que el Movimiento Cristiano seguirá trabajando siguiendo el legado de Oswaldo y con el apoyo de cientos de militantes. También recordó las circunstancias en las que murió su hermano: «El golpe que tenía el coche en el que viajaban Oswaldo y Harold fue producido por el choque de otro vehículo de forma intencionada. Es algo que también ha dicho Carromero», asevera el hermano de Payá, quien lamenta que el Movimiento Cristiano ha sufrido en estos años «todo tipo de agresiones y amenazas». Organizaciones internacionales de derechos humanos y el Departamento de Estado de Estados Unidos han expresado su deseo de que se abra una investigación internacional para esclarecer la verdad sobre lo sucedido en el coche que circulaba hacia la localidad de Bayamo con cuatro personas a bordo.

A la familia Payá le habrá costado mucho dejar su querida Cuba, una isla por la que Oswaldo tanto luchó y a la que los cambios no llegan.

Sobre la decisión de la familia Payá de irse del país habrá pesado también su propia seguridad. Hace cuatro meses, Rosa María se mostró preocupada porque «el Gobierno cubano sí ha amenazado directamente de muerte a mi familia. Han llamado a mi casa para decir: 'Te vamos a matar'».