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La ejecución de Saleh recrucede la guerra en Yemen

Los hutíes matan con un tiro al ex presidente en venganza por su «traición» al aliarse con Riad. Las tropas de Hadi se lanzan a la conquista de la capital

Rebeldes hutíes en un puesto próximo a la residencia del ex presidente Abdulah Saleh, asesinado ayer
Rebeldes hutíes en un puesto próximo a la residencia del ex presidente Abdulah Saleh, asesinado ayerlarazon

Los hutíes matan con un tiro al ex presidente en venganza por su «traición» al aliarse con Riad. Las tropas de Hadi se lanzan a la conquista de la capital.

Con un tiro de gracia fue ejecutado el ex presidente yemení Ali Abdula Saleh. Una venganza, probablemente, por haber planeado una contraofensiva contra sus socios, los rebeldes hutíes, que gobiernan de facto la capital yemení, Saná. La alianza entre la milicia proiraní y el derrocado dictador, formada en 2014, se había roto el fin de semana, después de seis días de intensos combates entre rebeldes hutíes y seguidores del Consejo Popular de Saleh. La lucha entre las dos facciones hasta entonces aliadas ha dejado en ese tiempo cerca de 150 muertos. Fuentes oficiales hutíes aseguraron que Saleh murió en un ataque lanzado contra el convoy en el que viajaba a su paso por un puesto de control en la zona de Yahana, al sureste de Saná, mientras huía de la ciudad. En el ataque también falleció Yaser al Auadi, un destacado líder del partido Congreso Popular (el grupo de Saleh), y su secretario general, Aref al Zuka, que resultó gravemente herido, detalló la radio del Ministerio del Interior, controlado por la milicia proiraní. Tras el tiroteo, combatientes hutíes hicieron estallar la casa del que fuera presidente del país entre 1990 y 2012, situada en el barrio capitalino de Al Siasi.

Mientras era anunciada la muerte de Saleh, las tropas del depuesto presidente Abdo Rabo Mansur Hadi, apoyadas por una coalición árabe que lidera Arabia Saudí, se lanzaron en un inesperado y contundente ataque en varios frentes para reconquistar Saná e incluso ofrecieron amnistía para quienes abandonen su lealtad a los hutíes.

La ruptura de la alianza rebelde entre el ex mandatario y los hutíes se debió a su intención de negociar con su hasta ahora archienemiga Riad, que lidera desde 2015 la coalición árabe contra la alianza rebelde. En un discurso televisado, Saleh había culpado a los rebeldes de los problemas del país y pidió a sus fuerzas que ignoraran las órdenes de los hutíes. «Los yemeníes han tratado de tolerar la imprudencia de los hutíes en los últimos dos años y medio pero ya no pueden hacerlo», advirtió Saleh, que exhortó a los países vecinos a «detener su agresión y levantar el bloqueo», al tiempo que ofreció «pasar página». Los hutíes reaccionaron acusándole de organizar un «golpe» y prometieron continuar su lucha contra las «fuerzas de la agresión». Analistas opinan que detrás del repentino giro de Saleh están Emiratos árabes Unidos, que planearon y orquestaron este movimiento. La decisión de marginar a los hutíes estaba ya prevista desde principios de año, tras unas consultas entre Abu Dhabi y Arabia Saudí. «Mohamed Bin Salman (el príncipe heredero saudí) ha sido influenciado por los EAU y piensa cambiar al presidente Hadi por Saleh porque ayudará a poner fin a la guerra», señaló recientemente un funcionario yemení a canal Al Yazira. «MBS ha estado influenciado por el también príncipe heredero de EAU, Mohamed Bin Zayed, a quien le entusiasmaba la idea del retorno de Saleh a Yemen, aseguró a LA RAZÓN el coronel retirado Abdel Kader.

Abu Dhabi siempre ha tenido planes para mantener en el poder de la familia Saleh: «Los EAU han estado protegiendo a Ahmed [Saleh] por si le sucediera algo a su padre. En ese caso, planean enviarlo inmediatamente a Yemen para que ocupe el lugar de Saleh», añade el analista yemení Murad Al Zany. «Así como el ex presidente afgano Hamid Karzai fue utilizado por Washington en Afganistán, cuando llegue el momento, Abu Dhabi usará a Ahmed para lo que quieran», añade.

Lo cierto es que la muerte de Saleh deja en un futuro aún más incierto a Yemen, que está en guerra desde 2015. Más de 8.750 personas han muerto en los bombardeos de la coalición árabe y el embargo impuesto por Arabia Saudí ha provocado una crisis humanitaria que afecta a más de 20 millones de civiles que necesitan ayuda urgente.