Política

Manifestaciones violentas

Macron encaja un aluvión de críticas por el rebrote de la violencia en París

La oposición carga contra el Gobierno por el insuficiente despliegue policial frente a los «chalecos».

Varios parisinos contemplan ayer los destrozos en uno de los escaparates de los Campos Elíseos
Varios parisinos contemplan ayer los destrozos en uno de los escaparates de los Campos Elíseoslarazon

La oposición carga contra el Gobierno por el insuficiente despliegue policial frente a los «chalecos».

Mientras los Campos Elíseos volvían amanecer ayer como un campo de batalla tras la ultima manifestación de los «chalecos amarillos», el Gobierno francés se convertía de nuevo en el blanco de las críticas de la oposición y de los comerciantes por lo que consideran un insuficiente despliegue policial. Ante la gravedad de la situación, el primer ministro francés, Édouard Philippe, convocó ayer en otra reunión de crisis a los titulares de Interior, Christophe Castaner, y Justicia, Nicole Belloubet, para analizar la situación y evitar que se repitan los altercados.

Previamente, el presidente Emmanuel Macron había subrayado que era necesario tomar «cuanto antes medidas fuertes». «Lo que pasó en los Campos Elíseos no se llama manifestación. Es gente que quiere destruir la República, con el riesgo de matar. Quienes estaban allí son cómplices», aseguró el mandatario, quien acortó su fin de semana en la nieve para volver a París.

El balance de los comerciantes apunta que hubo unos 80 locales afectados, con destrozos, saqueos e incluso incendios, debido a un nivel de violencia que no se veía desde diciembre. Castaner y el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, han sido convocados mañana en el Senado para dar explicaciones sobre el dispositivo desplegado, que en París movilizó a unos 5.000 agentes. Y es que la oposición culpa al Ejecutivo de haber bajado la guardia frente a la violencia de los «chalecos amarillos» dado que la participación no ha dejado de descender.

La líder del partido ultraderechista Reagrupación Nacional, Marine Le Pen, reclamó ayer a Macron que se disuelvan «esos grupúsculos de extrema izquierda que rompen y queman todo y actúan con total impunidad». Por su parte, el cabeza de lista del conservador Los Republicanos para las elecciones europeas de mayo, François Xavier Bellamy, consideró que ha habido «laxismo» en materia de seguridad.

Mientras, la alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo, dijo que estaba esperando «una explicación» del Gobierno y se declaró «realmente enojada» por la «violencia sin precedentes». En declaraciones a «Le Parisien», Hidalgo añadió que «estamos en medio de una gran crisis social y política. No podemos seguir así».

La manifestación del sábado reunió, según el Ministerio del Interior, a 32.300 manifestantes en toda Francia y unos 10.000 solo en París, donde muchos recorridos no se habían declarado oficialmente. Muy lejos de los 282.000 que inauguraron los sábados de marchas el 17 de noviembre en contra del aumento de impuestos a los combustibles. Un representante de los «chalecos amarillo», el moderado Thierry Paul Valette, reclamó ayer a Macron una reunión urgente con ellos y denunció que no hubiera un dispositivo adaptado a la «previsible» presencia de violentos.

Esa décimo octava manifestación era clave, porque se cumplían cuatro meses de protestas y tuvo lugar un día después del Gran Debate Nacional lanzado en enero por el presidente.