Política

Brexit

May gana tiempo y retrasa la votación del Brexit al 12-M

La UE exige a Londres que acuda a la cumbre del 21 de marzo con una posición consensuada

La «premier» Theresa May y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, se reunieron ayer en Sharm el Sheij (Egipto) / EPA
La «premier» Theresa May y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, se reunieron ayer en Sharm el Sheij (Egipto) / EPAlarazon

La UE exige a Londres que acuda a la cumbre del 21 de marzo con una posición consensuada.

Arranca hoy la enésima semana decisiva para el Brexit y, fiel a su estilo, la «premier» Theresa May apura los plazos parlamentarios para ganar tiempo y evitar una salida caótica de Reino Unido de la UE. La líder «tory» aún no tira la toalla y cree que «todavía está a nuestro alcance abandonar la Unión Europea con un acuerdo el próximo 29 de marzo».

Sus planes pasan por seguir negociando contra reloj con los Veintisiete la controvertida salvaguarda irlandesa («backstop») y someter por segunda vez al voto de Parlamento el acuerdo de salida el 12 de marzo, y no esta semana como estaba previsto. El primer intento en enero se saldó con una sonora derrota para el Gobierno conservador (230 votos de diferencia).

«Mi equipo volverá a Bruselas el martes. Hemos trabajado en cómo abordar los temas indicados por el Parlamento, como la salvaguarda, para asegurar que no será indefinida. La negociación continúa, así que no volveremos a votar esta semana. Eso será para finales de marzo. Todavía está a nuestro alcance lograr un acuerdo con la Unión Europea para el 29 de marzo, y en eso voy a trabajar», declaró May en Sharm el Sheij (Egipto), donde participa en una cumbre entre los Veintiocho y la Liga Árabe.

En el transcurso de la misma, la líder «tory» tuvo la oportunidad de reunirse con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para comunicarle sus planes, si bien la UE descartó «un acuerdo [del Brexit] en el desierto». En Bruselas reina una cautela teñida de escepcticismo mientras Londres no acuda a la cumbre del 21 de marzo con una posición consensuada. «No vamos a discutir de nuevo hasta que traiga un texto que tenga el respaldo del Parlamento británico», aseguraron fuentes comunitarias a la agencia Efe. Y es que la UE cree que será inevitable que Londres reclame, al menos, una prórroga técnica para completar el Brexit, dado que en el hipotético caso de que Westminster dé luz verde al texto, sus señorías necesitarán 21 sesiones para votar las seis leyes transitorias pendientes y el calendario no cuadra.

«Si solo hace falta una prórroga para tener tiempo de ratificar un texto, entonces con tres meses valdrá», reconocen fuentes europeas. La fecha límite sería el 2 de julio, cuando se constituya el Parlamento Europeo surgido de las elecciones del 26 de mayo ya sin la participación británica.

Como viene siendo habitual en los últimos dos años, May tiene que negociar en Bruselas mientras trata de mantener un difícil equilibrio en su propio Gabinete, donde tres ministros amenazan con dimitir si no descarta un Brexit a las bravas. Aunque en sus comparecencia ante los Comunes del miércoles May se limitará a presentar el estado de las negociaciones, se espera la votación de distintas enmiendas relativas al proceso de divorcio con la UE que pueden limitar los movimientos del Gobierno. La más importante es una propuesta multipartita, liderada por la laborista Yvette Cooper, que busca retrasar plazos para evitar un divorcio caótico. En este escenario, un centenar de conservadores moderados –tanto pro UE como euroescépticos, que hasta ahora se habían mantenido fieles a May– podrían rebelarse y romper con la disciplina de partido para poder apoyar la enmienda.

En la misiva remitida el viernes al responsable de disciplina del partido, los cabecillas de este grupo, Simon Hart y Andrew Percy, explican que temen que el pacto mejorado que May promete no esté a tiempo o vuelva a ser rechazado cuando se presente en Westminster. Pero, al mismo tiempo, el núcleo duro euroescéptico de las filas «tories» amenaza con «hacer caer el Ejecutivo», si finalmente no se cumple con el calendario oficial.

Con tal panorama, el Gobierno de la República de Irlanda –el país que más se vería afectado por una salida británica sin convenio– intensifica sus planes con una batería de leyes «históricas» encaminadas a proteger a sus ciudadanos y sectores económicos clave. Con todo, el Ejecutivo de Leo Varadkar señaló que aún confía en que Londres y Bruselas puedan lograr pactar un divorcio ordenado.