Elección histórica
México elige a la mujer que tendrá que frenar la violencia
El crecimiento de la inseguridad, el acceso a la salud, la educación y las relaciones con Estados Unidos serán algunos de los retos de la nueva inquilina de Palacio Nacional
Los mexicanos se echan a la calle en masa para ejercer su derecho al voto. En un día histórico para México, son los comicios más grandes por número de electores convocados, más amplios por número de cargos a elegir y más violentos por número de candidatos asesinados en campaña, de las urnas saldrá la primera mujer presidenta y también la responsable de detener la brutal violencia que sufre el país americano.
Al filo de las 8 de la mañana se abrieron las casillas electorales en un clima de expectación por escoger a la líder que conducirá a México hasta el año 2030. Más de 98 millones de votantes deciden entre las propuestas de Claudia Sheinbaum, clara favorita por el oficialista Morena y sucesora del presidente Andrés Manuel López Obrador; Xóchitl Gálvez, la candidata de coalición de oposición formada por el PRI-PAN-PRD y el tercero en discordia, Jorge Álvarez Máynez por Movimiento Ciudadano, que no se espera que supere el 10% de votos.
Gálvez, a pesar de estar muy por debajo de Sheinbaum en los pronósticos de las encuestas, mostró su confianza en el electorado mexicano. «El presidente se metió todo lo que lo quiso –en la campaña–, apoyó a su candidata todo lo que quiso, pero los mexicanos tomarán su decisión. No es un día de campo por más que digan que es puro trámite, hay una gran participación», aseguró la candidata Xóchitl Gálvez tras ejercer su derecho al voto.
Una de las claves de este sexenio será en el equilibrio de poder entre el poder federal, legislativo y estatal. Los mexicanos hoy escogen también a 128 senadores, 500 diputados, 8 gobernadores de estados, legisladores locales y miles de presidentes municipales, un total de 20.708 cargos públicos. Cada votante mexicano votará una media de entre 4 y 6 cargos. Los mexicanos tienen la llave que le dará más o menos facilidad, más o menos libertad y más o menos contrapeso a la nueva presidenta para gobernar.
La ganadora llegará a Palacio Nacional el próximo 1 de octubre. A partir de ese día tendrá que avanzar a marchas forzadas para atajar el principal problema al que se enfrenta México: la inseguridad ciudadana y la violencia del crimen organizado. Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, que ganó los comicios de 2018 prometiendo pacificar el país, los homicidios no han bajado de los 30.000 asesinatos anuales. Cerca de 180.000 muertos, y solo son los que llegaron a contabilizarse en las estadísticas.
La inseguridad en México no son solo muertes violentas. Son las desapariciones forzosas, las extorsiones o los ataques contras las mujeres. A este panorama hay que añadirle, a diferencia de lo que ocurría en otros momentos de la historia reciente de México, que la inseguridad no está acotada a solo algunas zonas del país sino que rápidamente está propagándose por toda geografía. La nueva inquilina tendrá que enterrar la estrategia fallida de «balazos y no abrazos» contra el narco.
En el plano social, la educación y el acceso a la salud, son dos retos pendientes. En materia de educación, la estrategia de López Obrador ha sido dar becas y ayudas económicas para que los jóvenes puedan acceder a la educación. El aumento del presupuesto dirigido a becas ha mermado la formación del profesorado, la creación de nuevas universidades o las mejoras en infraestructuras. El reto en México es la educación media y superior, retener a estudiantes que abandonan las aulas en secundaria para ingresar al mercado laboral.
En materia de salud, el desafío es garantizar el acceso universal a la sanidad pública. Cerca de la mitad de los mexicanos, 50,4 millones de ciudadanos no tienen acceso a los servicios de salud, según datos oficiales de 2022. Este número, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Conejal), creció en 14,7 millones entre 2020 y 2022.
Por último, las relaciones con Estados Unidos. Una vez cada 12 años las elecciones presidenciales de ambos países coinciden. Y a finales de 2024, Estados Unidos y México tendrán nuevos presidentes condenados a entenderse. La preocupación de ambos países, y un tema clave en la campaña electoral del vecino del norte, es el flujo de inmigración ilegal que llega por la frontera sur. México no solo es país de origen de la inmigración sino corredor de la emigración procedente de Centroamérica. No hay soluciones fáciles para ninguno de estos retos y se augura un sexenio complejo en varios frentes.
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