Oriente Medio
La ONU reactiva las sanciones a Irán tras incumplir Teherán sus obligaciones nucleares
El régimen de los ayatolás ha recibido el respaldo de sus dos principales aliados en la escena internacional, Rusia y China
A punto de concluir el ultimátum de un mes anunciado por los gobiernos de Alemania, Francia y Reino Unido y salvo sorpresa de última hora, este sábado se habrá hecho efectiva la reactivación de las sanciones de Naciones Unidas -en virtud del mecanismo a prueba de veto conocido como ‘snapchat’- contra la República Islámica de Irán por sus avances en materia nuclear.
La ‘troika’ europea defiende que Teherán “incumple significativamente sus compromisos” adquiridos en el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) de 2015. El régimen iraní, por su parte, ha mantenido encuentros con representantes del Organismo Internacional para la Energía Atómica y del propio E3 -esta semana en los márgenes de la reunión de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, lo cual lo aboca a nuevas penalidades económicas en un contexto de deterioro progresivo y de fuertes tensiones regionales.
El conocido como E3 ha exigido por ahora en vano a Irán que restablezca el acceso de los inspectores nucleares de la ONU a sus instalaciones nucleares más delicadas, aborde las preocupaciones sobre sus reservas de uranio enriquecido y entable conversaciones con la Administración estadounidense. No en vano, la decisión final de la ‘troika’ europea se produce en un contexto de ruptura entre Teherán y Washington después de varias rondas de negociaciones indirectas celebradas durante los meses de abril y mayo en busca de un nuevo acuerdo nuclear.
La ofensiva bélica que el gobierno israelí inició el pasado 13 de junio contra la élite militar y científica del régimen, que procuró importantes daños a la infraestructura nuclear iraní y a la que se unió puntualmente Estados Unidos el 22 de aquel mes, quebró el proceso de negociaciones hasta hoy.
Este martes, el ayatolá y líder supremo Ali Jameneí certificó la ruptura de puentes al asegurar que no habrá más diálogo con Washington. “Han amenazado con que, si no negociamos, bombardearán. Aceptar tal negociación sería señal de que Irán es susceptible a las amenazas. Negociar con esa amenaza de por medio significa que ante las amenazas nos asustaremos y nos rendiremos”, concluía el veterano jefe del Estado iraní en un discurso televisado”.
Por su parte, el régimen de los mulás insiste una y otra vez que su programa nuclear es estrictamente civil y asegura que la apuesta por la energía nuclear es esencial para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y modernizar su red eléctrica. La reactivación de las sanciones de la ONU se produce en medio de una profunda crisis energética en Irán, traducida en recurrentes cortes y apagones.
La producción eléctrica procedente de energía nuclear supone menos del 1% del total, y con al menos el 70% generada a través del gas natural. Sin embargo, no pocos responsables del régimen amenazan cada vez más con desarrollar un arma nuclear (el lunes pasado más de 70 diputados iraníes pidieron la fabricación de una bomba nuclear). Irán ahora enriquece uranio a niveles cercanos a los de grado armamentístico, y es el único país en el mundo sin un programa de armas nucleares que lo hace.
Así las cosas, las sanciones de Naciones Unidas se traducirán en un embargo de armas iraníes, la prohibición del enriquecimiento y reprocesamiento de uranio, la prohibición de actividades relacionadas con el uso de misiles balísticos con capacidad de emplear armas nucleares, la congelación de activos internacionales del régimen y la prohibición de viajar a individuos y entidades iraníes.
En declaraciones a LA RAZÓN, el analista político hispano-iraní Daniel Bashandeh asegura que “la imposición de sanciones debilita los canales diplomáticos y alimenta un clima de confrontación”. “Cuantas más sanciones se aplican, menor es la disposición de Irán a colaborar con la comunidad internacional, lo que reduce la transparencia sobre su programa nuclear al dificultar una supervisión efectiva. Esta dinámica incrementa el riesgo de una futura escalada de tensiones con Estados Unidos e Israel”, advierte.
Entretanto, coincidiendo con el fin del plazo para la reactivación de las sanciones, el régimen iraní recibía esta semana el respaldo de sus dos principales aliados en la escena internacional, Rusia -que ha confiado en los drones iraníes en la guerra de Ucrania- y China, el principal comprador de crudo de Irán. Este miércoles, el jefe de la Organización de la Energía Atómica de Irán, Mohammad Eslami, y el director general de Rosatom suscribían en Moscú un acuerdo de cooperación en la construcción de plantas de energía nuclear en el país de Oriente Medio.
Además, las autoridades iraníes aseveraban que seguirán vendiendo crudo a China aunque se reimpusieran las sanciones de la ONU. En el conjunto del año pasado, China representó casi cuatro quintas partes de las exportaciones de petróleo iraní, según datos de la empresa de análisis Kpler.