OTAN

Putin refuerza su poderío militar en Siria ante los titubeos de Occidente

Rusia despliega material bélico en Latakia, cuna del presidente sirio Bachar al Asad. EE UU exige a Grecia, Bulgaria y Ucrania que cierren el espacio aéreo a los rusos

Varios milicianos del Frente Al Nusra (filial de Al Qaeda en Siria), en el aeropuerto militar sirio
Varios milicianos del Frente Al Nusra (filial de Al Qaeda en Siria), en el aeropuerto militar siriolarazon

Rusia despliega material bélico en Latakia, cuna del presidente sirio Bachar al Asad. EE UU exige a Grecia, Bulgaria y Ucrania que cierren el espacio aéreo a los rusos

Con la ola de refugiados en Europa, la atención internacional ha virado estos días de nuevo al origen del problema, la guerra en Siria. Una contienda que en sus ya más de cuatro años, que han dejado 220.000 muertos según la ONU, ha escenificado el conflicto de intereses entre Moscú y Washington, un conflicto que ahora que se retoman los esfuerzos diplomáticos activos para encontrar una solución, sale de nuevo a relucir. Los presidentes y cancilleres de EE UU y Rusia mantienen estos días frecuentes conversaciones telefónicas sobre el asunto sirio, contactos que suponen en sí mismos un avance, tras años de absoluto desencuentro. Ambas partes coinciden en que el Estado Islámico es el enemigo, la controversia llega con el destino del presidente sirio, Bachar al Asad. Putin por una parte apoya en bloque al Gobierno sirio, fiel cliente del armamento ruso y una garantía para la continuidad de la base naval del Ejército ruso en Tartus, de importancia estratégica al ser la única en el mar Mediterráneo. En el polo opuesto, la caída de Asad, cuyo Ejército está acusado por distintas ONG de crímenes de guerra, es una prioridad para Obama, que no oculta haber armado y entrenado para la causa a la que denomina oposición moderada. «Claro que no existe ningún plan, sólo el pueblo sirio puede decidir el futuro de su presidente», respondió ayer el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, preguntado por un posible pacto con EE UU para forzar la dimisión de Asad y reemplazarlo por un gobierno que complazca a las dos partes.

Los contactos diplomáticos entre Washington y Moscú, en los que se baraja la creación de una amplia coalición que combata al Estado Islámico, se han enturbiado con la información filtrada por la inteligencia estadounidense de un supuesto despliegue de tropas y armamento ruso sobre el terreno. EE UU ha exigido a Bulgaria, Ucrania y Grecia que cierren su espacio aéreo a los vuelos rusos hacia Siria, que supuestamente llevan ayuda humanitaria, pero que Washington teme que carguen material para una base militar en Latakia, bastión del presidente Asad. Kiev y Sofía han atendido la petición, que Moscú ha tildado de «insulto al Derecho Internacional». En respuesta, Irán, aliado de Siria, el otro principal Gobierno chií de la región, ha ofrecido su espacio aéreo a Rusia.

El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, advierte de que de confirmarse la información acerca de esos cargamentos rusos, sólo hará que escalar el conflicto. «No tiene ni pies ni cabeza», contestó ayer su homólogo ruso, Serguéi Lavrov. «La asociación de que el apoyo a Asad en la contienda antiterrorista sólo fortalece las posiciones yihadistas –ya que en respuesta los promotores del EI inyectarán más dinero–, es un sinsentido, otro intento de complacer a los que utilizan a los terroristas en su lucha contra los gobiernos incómodos». El Observatorio Sirio de DDHH, ONG con sede en Londres, crítica con el régimen de Asad, no ha detectado un aumento de la presencia militar rusa, simplemente la continuidad del suministro de armas habitual, informa un portavoz. «En Siria hay militares rusos, llevan muchos años allí, nunca hemos mantenido en secreto nuestra presencia», comenta Lavrov, que explica que se trata de instructores militares que forman al Ejército sirio en el uso y mantenimiento del armamento que suministra Moscú. Dichos suministros, continúa, «se corresponden con la legislación nacional y el derecho internacional» y «ayudan a combatir el terrorismo», recordando que el Ejército sirio carga en solitario con el peso de la lucha contra el Estado Islámico sobre el terreno.

Ejercicios navales

Legales o no, la Embajada de EEUU en Moscú, a través de su portavoz, William Stevens, denuncia esos suministros: «Es inadmisible cualquier tipo de apoyo al régimen de Asad, porque imposibilita una salida dialogada». Rusia completa estos días la entrega de varios lotes de armas ligeras, blindados y lanzagrandas a Siria, equipamiento que se costea con el dinero que Damasco adelantó en su día a Moscú por los potentes sistemas antiaéreos S-300PMU-2, que finalmente Rusia no entregó ante las airadas protestas de Israel. Para poner más pimienta, el Ejército ruso realiza entre los días 8 y el 17 de este mes días maniobras navales con lanzamientos de misiles frente a las costas de Siria, a unos 70 kilómetros del puerto de Tartus, según informó ayer el portal ruso RBC, en base a datos de la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA).

Y mientras la actividad diplomática se intensifica, sobre el terreno la guerra continúa. El Ejército sirio, que en recientes fechas ha sufrido varios reveses militares, logró cortar ayer el avance insurgente en la ciudad de Zabadani, a 45 kilómetros de la capital Damasco. Unos combates que dejaron 30 bajas. En la Unión Europea, que hasta la fecha había apoyado sin fisuras la posición de Washington sobre Siria, es decir, que la prioridad no era solo la derrota del Estado Islámico sino la caída de Asad, comienzan a surgir voces divergentes, pues es Europa y no EE UU la que carga con la responsabilidad de la ola de refugiados sirios.

Una de esas voces críticas es la española, verbalizada este lunes por el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, durante su visita a Irán. «La paz se hace siempre negociando con el enemigo, ha llegado el momento de entablar negociaciones con el régimen de Asad si no queremos que esta guerra siga provocando un vacío que será aprovechado por el EI», dijo. Sebastian Kurz, canciller de Austria, uno de los países más afectados por la ola de refugiados, llamó este martes a la cooperación de la UE con Moscú: «La lucha contra el terrorismo es asunto prioritario y sin países como Rusia será imposible».