Falsas promesas
Récord de migración en Reino Unido a pesar del Brexit
El primer ministro británico, Rishi Sunak, admite que las cifras son "demasiado altas" a pesar de las promesas de los conservadores
El mantra del Brexit fue el de recuperar el control de las fronteras. Y, sin embargo, tres años después de que Reino Unido haya abandonado la UE la migración neta se ha disparado. La diferencia entre las personas que llegaron a Reino Unido respecto a las que se fueron en 2022 ha alcanzado la cifra récord de 606.000 (un 20% más que el año anterior), según el informe publicado este jueves por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS).
Se trata de un fuerte varapalo para el Ejecutivo de Rishi Sunak. No en vano, la migración es una de las cuestiones que más preocupa al electorado conservador de cara a los comicios generales del próximo año, donde todo apunta que los `tories´ perderán el poder tras más de trece años en Downing Street.
Cuando Reino Unido era miembro del club comunitario lo fácil era echar la culpa a Bruselas de todos los problemas. Pero ahora los ministros se encuentran en una posición más que incómoda porque es complejo criticar el nuevo sistema por puntos que el propio Ejecutivo diseñó para abrazar la promesa de una “Global Britain” que atrajera sólo a los trabajadores “altamente calificados”.
El informe otorga especial protagonismo a los programas de refugiados para los ucranianos, afganos y hongkoneses. El director de la ONS para migración internacional, Jay Lindop, señaló que “varios eventos mundiales sin precedentes -como la guerra de Ucrania- junto con el levantamiento de las restricciones tras la pandemia por covid-19, llevaron a los niveles récord de inmigración internacional a Reino Unido”.
Con todo, no es el factor determinante. Los niveles más altos de inmigración ya no provienen de los países de la UE, sino de India, Nigeria, Ucrania y China. Y las condiciones en las que llegan a trabajar están diseñadas para garantizar que sean contribuyentes netos, ya sea a través de sus impuestos o del trabajo fundamental que realizan para mantener a flote el sector servicios donde se sustenta la economía.
Del total de personas que pasaron a vivir en Reino Unido en 2022, 925.000 eran de países de fuera de la UE. Apenas 151.000 de la cifra total eran ciudadanos comunitarios, junto a cerca de 88.000 británicos que regresaron a su tierra.
En su día, el ex premier David Cameron se comprometió a reducir la migración neta por debajo de los 100.000. La actual titular de Interior, Suella Braverman, hija de inmigrantes y representante del núcleo duro del Partido Conservador, ha pedido ahora que la cifra caiga a “decenas de miles”. En un intento por amortiguar el golpe, Braverman anunció a principios de esta semana que prohibirá a los estudiantes extranjeros traer con ellos a sus familiares dependientes a partir de enero de 2024 a fin de terminar con lo que llamó “puerta trasera” al mercado laboral. Pero el informe revela que los estudiantes “generalmente se quedan por períodos más cortos que otros inmigrantes y que la mayoría se va al final de sus estudios”.
Por su parte, el inquilino de Downing Street prefiere no hablar de números concretos. Sunak -que se cree que ha vetado el plan de Braverman para aumentar el umbral del salario mínimo para los trabajadores calificados que quieran venir a Reino Unido- ha reconocido este jueves que las cifras son “demasiado altas”, pero rechaza que el sistema esté “fuera de control”.
Lo cierto es que la migración legal no es un tema sobre el que se sienta especialmente cómodo hablando. Porque sabe la implicación que eso tiene para el núcleo duro de su partido. Pero al mismo tiempo, es plenamente consciente de las repercusiones que hay para la economía de Reino Unido, el único del G7 con previsión de crecimiento negativo para este año.
En el Reino Unido nunca ha habido una batalla entre trabajadores nativos y extranjeros. No se trata de un mercado laboral sin ofertas y personas desesperadas por encontrar empleo. Nada más lejos de la realidad. A día de hoy, hay más de un millón de puestos vacantes, no muy lejos del récord alcanzado durante la pandemia.
Las empresas británicas reclaman desde hace meses que se flexibilice la política de visados, ya que la hostelería, las empresas de transporte y las explotaciones agrícolas sufren una grave penuria de mano de obra desde el Brexit y covid-19, lo que agrava los males de una economía que ha sorteado por los pelos la temida recesión. Más de una cuarta parte (27%) de las empresas con diez o más empleados sufría escasez de mano de obra a finales de febrero, según los últimos años de la ONS.
La lista de profesiones que necesitan mano de obra en Reino Unido incluye a veterinarios, arquitectos y artistas, así como a algunos científicos e ingenieros. Por no hablar de la aguda crisis del Sistema Nacional de Salud pública. Las visas para médicos y trabajadores sociales aumentaron un 171% el año pasado. Y aun así, se registran listas de espera récord.
Para la oposición laborista, la regulación de la migración legal tampoco resulta una cuestión fácil de tratar. Consciente de la impopularidad que el asunto sigue teniendo entre la parte de su electorado más cercana a las tesis del Brexit, rechaza las peticiones de los empresarios para que se amplíe la cuota de visados de trabajo y promete que, cuando llegue al Gobierno, hará que sean los ciudadanos británicos los que ocupen esos puestos. Pero se resiste a poner en cifras cualquier compromiso de reducción del volumen de inmigrantes.
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