Unión Europea

Reino Unido mantiene el primer pulso con la UE

Una salida caótica de la Unión Europea en pleno traspaso de poder.

Boris Johnson rehúye por ahora una reunión con la futura presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen / Ap
Boris Johnson rehúye por ahora una reunión con la futura presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen / Aplarazon

Una salida caótica de la Unión Europea en pleno traspaso de poder.

«Nos vamos a divertir», auguraba un alto cargo europeo tras el desembarco de Boris Johnson en Downing Street, con esa despreocupación propia de la llegada de las vacaciones. Unos días después, esa sonrisa comienza a helarse. Las formas bufonescas de Johnson empiezan a parecer el presagio no de debilidad, sino de fortaleza. El primer ministro quiere demostrar que no va de farol y algunos comienzan a creer que un Brexit caótico el 31 de octubre (en pleno cambio de guardia de la nueva Comisión Europea) resulta inevitable. «Veo un paralelismo real entre Boris Johnson y Donald Trump en cómo sus promesas fueron interpretadas en período preelectoral y su primera fase en el poder. Parecen tan irracionales que serán abandonadas. Trump quería decir lo que decía y Johnson le seguirá», pronostica Fabian Zuuleg, economista jefe del «think tank» European Policy Centre.

¿Han subestimado los Veintisiete a Jonhson? Los primeros contactos entre Bruselas y Londres esta pasada semana a un nivel meramente técnico dejan un resultado bastante desasosegante. Un auténtico diálogo de sordos en el que ninguna de las dos partes deja atisbos al acuerdo. Johnson se niega a mantener ningún encuentro de alto nivel hasta que los Veintisiete no acepten renegociar la salvaguarda irlandesa en el acuerdo de divorcio. El bloque comunitario se niega y tan solo está abierto a cambios en la declaración política sobre la relación futura. Todo indica que la guerra fría va a mantenerse hasta finales de agosto, cuando se producirá un encuentro entre Johnson y el todavía presidente del ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, en los márgenes del G-7 en Biarritz. Pero puede que de la guerra fría se pase al fuego. En los pasillos comunitarios se daba por supuesto una primera toma de contacto con Ursula Von der Leyen, quien está aprovechando este mes de agosto para romper el hielo y recabar apoyos en las cancillerías europeas de cara a su nuevo mandato, que comenzará el 1 de noviembre.

Pero este desdén a la hora de concertar una entrevista con la sucesora de Juncker parece ser el más claro postulado político. El 31 de octubre Johnson ha prometido que Reino Unido ya no formará parte del bloque europeo, caiga quien caiga, y , cueste lo que cueste . La política alemana mantiene un mensaje continuista respecto a su predecesor: negativa a renegociar el acuerdo y nueva prórroga sujeta a condiciones. En los pasillos comunitarios se viene contando desde hace meses con el escenario de nuevos comicios en Reino Unido o, incluso, un nuevo referéndum después de que Jeremy Corbyn haya abandonado su tradicional ambigüedad. Pero quizás estas hipótesis sean tan solo una ensoñación, Johnson ha dejado claro en los primeros días de su mandato como «premier» que estas opciones no entran en sus planes.

Para Larissa Brunner, analistica política del European Policy Centre, la convocatoria de elecciones –ante el temor del Parlamento a un Brexit a las bravas y tras haber pedido una nueva prórroga a Bruselas– sería un error letal para Jonhson, ya que su partido no perdonaría un nuevo retraso en el divorcio y el voto en las elecciones se dividiría entre los «tories» y el partido de Nigel Farage, lo que daría la victoria a Corbyn. Brunner también contempla otra opción: un voto de confianza en Westminster en vísperas del 31 de octubre como modo de evitar el anunciado Brexit caótico. El temor a esto último cambiaría el voto de una parte significativa de los «tories», que intentarían encontrar un candidato de consenso alternativo a Johnhson.