Tshisekedi

Ruanda y la oposición, dos pruebas inmediatas para el ganador de las elecciones en República Democrática del Congo

La victoria de Tshisekedi con un 73% de los votos despierta críticas de fraude y Kagame contraataca

A supporter of Felix Tshisekedi celebrates the victory of the candidate in Kinshasa, Democratic Republic of the Congo, Sunday, Dec. 31, 2023. Congo’s election commission says President Felix Tshisekedi has won reelection with more than 70% of the vote. The preliminary results of the Dec. 20 election were announced on Sunday in the capital, Kinshasa. (AP Photo/Samy Ntumba Shambuyi)
Una mujer celebra la victoria de Tshisekedi con un vestido donde aparece el rostro del presidente.ASSOCIATED PRESSAgencia AP

Existe en República Democrática del Congo (RDC) una contraposición entre lo correcto y lo adecuado. Cuarenta y ocho horas después de hacerse públicos los resultados provisionales de las elecciones presidenciales que tuvieron lugar el 20 de diciembre, y tras conocerse la reelección de Félix Tshisekedi con un 73% de los apoyos, una calma tensa recorre la geografía del gigante africano. Excluyendo las protestas que tuvieron lugar en la ciudad de Goma durante las horas previas al anuncio de los resultados, y también en Likasi tras conocerse la victoria de Tshisekedi, ambas sin que se registrasen heridos de gravedad, el resto del país parece haber aceptado su destino por los próximos cuatro años con una mezcla de alegría y resignación.

Prueba de ello fueron las celebraciones que tuvieron lugar en la capital del país, Kinshasa, pero también en otras localidades de importancia, como Lumumbashi (capital de la provincia de Katanga). Celebraciones que superaron en atendencia a las muestras de descontento citadas previamente.

Aunque pocos dudan que las elecciones fueron un fraude. El presidente utilizó los recursos del Estado para viajar por todo el país (fue el candidato que visitó más ciudades), un número indeterminado de localidades no pudieron votar debido a la inaccesibilidad a zonas asediadas por los diversos conflictos que contaminan el territorio y se registró en los días posteriores el robo de urnas en zonas rurales, con detenciones incluidas. A lo que habría que añadirle las continuas agresiones de los seguidores de Tshisekedi contra quienes mostraron su apoyo por otros candidatos a lo largo de toda la jornada electoral, y durante los días previos a las elecciones. Lo correcto, tal y como ha venido señalando la oposición a lo largo de las últimas semanas, sería repetir las elecciones. Así lo expresó durante la última semana el candidato Moïse Katumbi , que concluyó la jornada electoral con un18% de los votos, pero también Joseph Kabila, expresidente de RDC, cuando lanzó un comunicado donde animaba a la población congoleña a recuperar la soberanía arrebatada por Tshisekedi.

Michel es un comerciante de la ciudad de Goma que reconoce este fraude pero que señala lo que considera adecuado en la situación actual: “nuestro país está en guerra con Ruanda, esto es así, y Ruanda busca dividirnos a través de estas elecciones junto con sus aliados occidentales […], a quienes no les gusta Tshisekedi, eso lo sabemos todos. Los congoleños debemos estar unidos y apoyar a nuestro presidente por encima de los intereses extranjeros”.

Porque el interés exacerbado que despiertan las materias primas de República Democrática del Congo convierte cualquier proceso electoral en un acontecimiento clave a nivel internacional. No habían pasado 24 horas desde que se anunció la victoria de Tshisekedi cuando Paul Kagame, presidente de Ruanda y financiador (según Naciones Unidas) del grupo guerrillero M23 que opera en el este de RDC, anunció públicamente que “cuando escuchamos a aquellos que planean atacar y destruir la seguridad de Ruanda, la pregunta es: ¿hay algo que no hayan visto? Hemos experimentado la destrucción, hemos llegado a nuestro punto más bajo. Son aquellos que nos desean mal quienes lo experimentarán en nuestro lugar”. Kagame responde así a las declaraciones prestadas por Tshisekedi el 18 de diciembre. El presidente congoleño, que en las semanas previas había comparado a Kagame con Hitler, dijo entonces que, de resultar ganador en las elecciones, “daré instrucciones al Parlamento para declarar la guerra a Ruanda”.

Aquí surge una importante diferencia entre Tshisekedi y la mayoría de los candidatos, entre los que se encuentraba Katumbi, que abogaban durante la campaña electoral por una negociación con el M23 y, en extensión, con Ruanda. A falta de que Tshisekedi acepte su victoria de forma oficial (que es cuando se espera una reacción más virulenta por parte de la oposición), el único candidato de peso que se ha opuesto abiertamente a los resultados hasta la fecha fue Martin Fayulu, que no llegó a obtener un 6% de los votos: en un mensaje publicado en su cuenta de X, dijo rechazar “categóricamente las elecciones falsas y los resultados ridículos”. Luego pedía al pueblo congoleño que “proteste contra este nuevo golpe de Estado en conformidad con el artículo 64 de nuestra Constitución”, que responsabiliza al jefe de Estado como garante de la unidad nacional y del respeto de la Constitución.

República Democrática del Congo vive hoy una calma tensa que se debate entre lo correcto y lo adecuado, entre las inminentes declaraciones de la oposición rechazando los resultados y el patriotismo resignado por el que abogan ciudadanos como Michel. Pasada la jornada en las urnas, tras contarse los votos, sigue la tensión política, las inundaciones, masacres étnicas y la sombra de Ruanda y del M23 que deberá enfrentar el presidente si quiere permanecer en su puesto los años que le corresponden.