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Guerra en Siria
Turquía pide ayuda a la ONU
Erdogan calma a la población tras el doble atentado en la frontera siria

Los atentados del sábado en suelo turco, en los que murieron 46 personas, desconcertaron a las autoridades de Turquía, que ayer trataron de tranquilizar a la población, sobre todo a los turcos que viven cerca de la frontera con Siria. «No vamos a dejarnos arrastrar al atolladero sirio», indicó el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan. «Vamos a ser muy cautos sobre las provocaciones que tratan de arrastrarnos al sangriento lodazal en Siria. Los grandes estados actúan con la cabeza fría», dijo. El miedo a que el conflicto sirio salte al país vecino no es nuevo, sobre todo teniendo en cuenta que Turquía acoge ya a más de 300.000 refugiados sirios. Sin embargo, el doble atentado del sábado en Reyhanli ha sido el más mortífero dentro del territorio turco, y ayer en la provincia sureña de Hatay se tomaron represalias contra ciudadanos sirios. Por este motivo, el primer ministro pidió calma, pues «Siria no es un problema de Erdogan, es un problema de Turquía».
Desde Ankara se acusó a grupos que apoyan al régimen de Bachar al Asad de llevar a cabo el doble atentado. Según informa Al Yazira, Bulent Arinc, «número dos» de Erdogan, manifestó que «sabemos que las personas que se refugian en Hatay [unas 25.000] se han convertido en objetivos del régimen sirio. Pensamos en ellos como los sospechosos habituales cuando se trata de planear un ataque tan horrible». Arinc informó de que se había detenido al cerebro de los atentados, un turco vinculado a grupos terroristas.
Desde Damasco negaron cualquier tipo de implicación. «Siria no ha cometido y nunca cometerá semejante acto porque nuestros valores no lo permiten», se defendió el ministro de Información sirio, Omran Al Zohbi. Para Zohbi, Turquía es indirectamente la responsable. Pero en plena escalada de tensión en la región, el Gobierno turco hizo oídos sordos a los argumentos de Asad. «Turquía se reserva el derecho a tomar cualquier tipo de medida», advirtió el ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, de visita en Alemania. «Nadie debe poner a prueba nuestras fuerzas», aseveró.
La ONU y EE UU condenaron los ataques. Aun así, Davutoglu pidió al Consejo de Seguridad que «adopte medidas y asuma una postura clara». «Es hora de que la comunidad internacional actúe conjuntamente en contra de este régimen. Nosotros, como Jordania, acogemos a cientos de miles de sirios. Los riesgos de seguridad están aumentando».
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