La Razón del Domingo

Luis Bárcenas

Luis Bárcenas
Luis Bárcenaslarazon

Habiéndose metido en entrevero de asuntos tan raros, sus hazañas serán tenidas como «barcenadas» tal como Strauss y Perlo acuñaron el estraperlo, palabra en desuso y cada día más vigente. Sus conocidos le apelan como Luis «El cabrón», y es que somos zafios hasta para las definiciones. Por la grafología comparan su caso con el de Jack el Destripador («Vayamos por partes») que enloqueció a la Policía inglesa con diferentes grafías. Ese monumental enredo que va de lo chusco a lo patético merece la honorabilidad del folletón: Fu-Man-Chu, hijo de la rebelión de los Boxes y cruz de occidente; el doctor Moriarty, epígono del mal absoluto y antagonista de Sherlock Holmes; el Viejo de la Montaña enviando a sus sicarios ahítos de hachís (assasin-asesino) a estrangular con un pañuelo de seda deslizado por un anillo. La única explicación a este embrollo en el que hasta los mentirosos compulsivos se desdicen en horas veinticuatro es que este cirio esté guionizado como los malos realities de la televisión. Si la Justicia tardó 14 años en resolver la corrupción de Unió Democràtica de Catalunya para luego chalanear bajo las togas las «barcenadas» serán clarificadas cuando se enfríe el Infierno.