La columna de Carla de la Lá

Confinado en un castillo

Hay confinamientos y confinamientos, queridos amigos.

Pasar el confinamiento en un castillo.
Pasar el confinamiento en un castillo.Castillo de Piedrabuena

Esta no es una columna apta para envidiosos, no obstante, podemos utilizarla como terapia de exposición si sufrimos cierta “pelusa” ante lo que es innegable: otros viven mejor que nosotros y más felices… ¡Qué le vamos a hacer!

Hay confinamientos y confinamientos, queridos amigos, aunque eso no es nuevo para ustedes, que son inteligentes y lectores de mundo, hijos de su tiempo.

¿Saben? En las muchas horas recluida en lo más profundo de mi mente (a veces tengo que esconderme ahí, porque en casa también hay enclaustrados tres niños, un marido y dos perros) he repasado una por una las malas decisiones tomadas a lo largo de mi vida; esas que me han conducido a esta situación: pasar el confinamiento en un piso sin terraza ni balcón ni un centímetro cuadrado de color verde donde echar a pastar mis angustiados ojos.

Abunquerada en mi cabeza _el único rescoldo de paz en el que guarecerme entre la algarabía incansable de mis hijos y las caceroladas, aún más incansables de mis vecinos_ me solazo en refrescantes ensoñaciones vegetales.

En ellas voy trotando sobre jugosas dehesas a lomos de un caballo, desnuda como Lady Godiva o rodando voluntariamente acostada sobre la hierba bajo las faldas de las colinas de imponentes castillos de piedra.

Los castillos de mis fantasías están invariablemente rodeados de verdísimas praderas y frondosas arboledas reventando de semillas; respiro hasta estornudar todo el polen imaginable para volver corriendo, subir hasta los torreones y arrojarme planeando desde alguna de las almenas, sin peligro alguno, porque puestos a soñar, vuelo…. Y todo es incesante aroma del campo, para mí.

¿Y saben lo mejor de todo? Que algunas personas, no diré muchas, viven así, más o menos así, como en mis ilusiones. He hablado con ellas y huelga decirlo, saben que son absolutamente privilegiados:

Toti es la madre de mi amiga Cristina y justo antes del Estado de alarma ambas nos invitaron a pasar un día, con niños y todo, en su casa: el Castillo de Castilnovo. Algunos investigadores lo atribuyen a Abderraman I, en el siglo VIII. Fue adquirido por Fernando el Católico, para su hija bastarda Juana de Aragón en dote. A la muerte de Felipe el Hermoso en 1506, la reina Juana vivió en el castillo para estar en compañía de su media hermana, la cual murió en 1510.

Pasar el confinamiento en un castillo.
Pasar el confinamiento en un castillo.Castilnovo

La fortaleza cuenta con 5.457 metros cuadrados construidos y cinco plantas con 21 dormitorios y 24 cuartos de baño, todo ello en buen estado de conservación. Sus múltiples estancias, que tuvimos el placer de recorrer no solo son testigo de la historia del Reino de Castilla, también han sido durante años lugar de encuentro artístico, social, económico, cultural e incluso diplomático entre España y México. Eran famosas las fiestas que se daban en sus salones, amenizadas con grupos de aquí y de la otra orilla del Atlántico.

El castillo, declarado Bien de Interés Cultural en 1931, es un auténtico depósito de obras de arte y artesanía hispano-mexicanas que alberga las bibliotecas Miguel Alemán Valdés y Marqués de Lozoya, con más de 50.000 volúmenes en perfectas condiciones; sin embargo, Toti, dedica el confinamiento en compañía de su perrito y algunos empleados de confianza, a acometer todas las mejoras y reformas que nunca hubo tiempo de realizar hasta ahora.

Del siglo XV procede el Castillo del Conde de Puñoenrostro pero desde 1985 es la casa del ilustre escultor de trayectoria internacional y artista plástico Luis Sanguino donde pasa el Estado de alarma junto a su hija y su mujer. Allí, en el seno de un pequeño pueblo como Valdeprados, Segovia, el riesgo del contagio es además mínimo o nulo. A pesar de ello, el otro día fueron multados por la Guardia Civil por pasear a su perro Johnny, sin correa; “Estamos muy vigilados”_dicen. “Estos días estamos aprovechando para arreglar algunas esculturas del jardín que llevan años a la intemperie. Las tareas de jardinería también nos evaden de esta terrible situación”.

Recién llegado de México y NY, el artista descubrió este Castillo de tradición real en el que la Reina Isabel la Católica paraba camino del Alcázar de Segovia. El Castillo Sanguino, como ahora se llama, alberga una colección de arte muy importante del afamado escultor, en la que se encuentran obras propias, un espectacular Zuloaga, que preside el salón del trono, obra de Sorolla, Fortuny…

Pasar el confinamiento en un castillo.
Pasar el confinamiento en un castillo.Castillo Sanguino

El exterior es custodiado por su famoso torreón que preside interminables jardines de un romanticismo espectacular.

El Castillo de Piedrabuena (en el término municipal de San Vicente de Alcántara, provincia de Badajoz) pertenece a la familia Sanchez Llorente y es la residencia de la encantadora Clara Villavieja y su marido Juan Carlos, que pasan el confinamiento entre sus muros de piedra y sus parajes.

Pasar el confinamiento en un castillo.
Pasar el confinamiento en un castillo.Castillo de Piedrabuena

Se trata de una edificación defensiva y sus orígenes se remontan al último tercio del siglo XIII. Los castillos de la Orden de Alcántara se perdieron como consecuencia de la pérdida de la batalla de Alarcos en 1195 por las fuerzas cristianas y pasaron a dominio musulmán. Cuando las fuerzas cristianas se desplazaron hacia Sierra Morena para combatir a las musulmanas, las vencieron en la Batalla de Las Navas de Tolosa en el año 1212 y recuperaron estos castillos para la cristiandad, entre ellos el Castillo de Piedrabuena.

Clara y Juan Carlos pasan en ese envidiable escenario su peculiar reclusión del Covid-19, en compañía de sus dos ciervas Bambi y Bimba y se dedican a administrar y conservar la finca en el confinamiento entre otras actividades como la pintura, la lectura e incluso la oración. Eso sí, esto les tranquilizará, los confinados en castillos ven series de Netflix, como el resto de los mortales, no se vayan a creer que todo es mística.

Pasar el confinamiento en un castillo.
Pasar el confinamiento en un castillo.Ciervos de Bambi y Bimba

Espero que les haya gustado (y evadido) esta bonita excursión por el confinamiento castelar de algunos españoles afortunados; para el resto, amigos míos, como decía Grant Morrison, recuerden: “Hay un palacio en tu cabeza, aprende a vivir en él”.