Coronavirus
Magda Campins: “Nos dijeron que era una situación de guerra y que todos éramos soldados que teníamos que estar unidos al frente”
En las trincheras de la lucha contra el coronavirus.
La Dra. Magda Campins, jefa de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Universitario Vall d’Hebrón, ha sido uno de los rostros femeninos más visibles durante la lucha contra la pandemia del coronavirus. Su experiencia y profesionalidad han resultado imprescindibles a la hora de tomar las medidas necesarias y adaptar los recursos disponibles para dar la mejor asistencia a los pacientes del hospital. Ante la llegada de nuevos rebrotes, la Dra. Campins insta a la población a no bajar la guardia: el peligro convive entre nosotros.
Magda, ¿qué papel sientes que estás desarrollando en la evolución de la pandemia?
Yo me veo como una vigilante de la pandemia.
¿Por qué?
Porque, desde que empezó la crisis sanitaria, estoy pendiente a diario de cómo evoluciona la pandemia. Llevo ya varios meses en alerta, evaluando lo que nos puede pasar y haciendo planes de contingencia para prever el volumen de pacientes que podemos mantener en el hospital.
Y ahora, ¿qué?
Estamos muy pendientes de los nuevos casos de contagios y tenemos un nuevo plan en marcha para que el hospital sea ágil y capaz de dar respuesta a esta demanda asistencial que ya estamos viviendo.
¿España está preparada para afrontar una segunda ola de coronavirus?
A nivel sanitario, sí. Ahora tenemos muchos más conocimientos del virus: sabemos cómo se comporta y cómo se transmite. Sabemos también que hay muchos pacientes que son asintomáticos y es importante saber por qué lo son para romper las cadenas de transmisión del coronavirus. Ahora también, los centros de atención primaria pueden hacer pruebas a todas las personas sospechosas de tener el virus y se puede saber al cabo de 24 h, cosa que no se hacía ni pasaba durante el inicio de la pandemia porque, entonces, no había estos mecanismos.
En aquel momento, llegamos casi al colapso.
Sí, pero afortunadamente fuimos capaces de dar respuesta a todos los pacientes que nos venían, triplicando o hasta cuadriplicando nuestra capacidad de asistencia, ya sea dentro del hospital o en pabellones y hoteles medicalizados. Por lo tanto, en cuanto a infraestructura y protocolo de actuación estamos listos para afrontar esta segunda ola de pandemia.
¿Dónde está ahora mismo el punto más vulnerable?
El punto débil se encuentra en la vigilancia epidemiológica, que consiste en captar y recoger todos los casos que vamos declarando: desde atención primaria hasta hospitales para hacer la trazabilidad de estos contactos y los que presenten síntomas se puedan hacer la prueba y aislarlos en caso positivo. En este caso, faltan recursos y personal para hacer esta labor de detección y rastreo.
Un ámbito imprescindible si no se actúa con celeridad.
Sí, porque podemos detectar los brotes, pero rastrear todas las ramificaciones es muy difícil si no tenemos suficientes rastreadores. Este sistema se tendría que hacer al cabo de 24 h de detectar el brote y saber hacia dónde se expande para cortar la transmisión.
¿Estamos psicológicamente preparados para afrontar todo lo que nos viene ahora en verano?
Hemos afrontado una crisis sanitaria tremenda, nunca la habíamos vivido de este modo y esto ha generado un estrés psicológico muy importante para muchas personas. No únicamente en los sanitarios, sino también en las personas mayores que están en residencias o personas que han perdido a familiares o han pasado la enfermedad. Aún se están desvelando estas secuelas psicológicas y, a largo plazo, pueden pasar factura. Lo que más me sorprende es la poca consciencia que tenemos en general durante este periodo de nueva normalidad.
¿Qué errores está cometiendo la ciudadanía?
Pues me sorprende cómo, después de estos meses de confinamiento total, hemos invadido las calles para hacer un tipo de vida y una socialización incluso más laxa de la que podía haber antes de la pandemia. No entiendo cómo muchas personas no entienden la gravedad de la situación y no respetan las normas de prevención básicas, como llevar mascarilla, mantener una distancia de seguridad y limpiarse muy bien las manos. El virus aún está aquí, está circulando y estamos viendo cómo se expande. Hay que apelar a la responsabilidad.
¿Intuiste el mal que se nos venía encima durante el inicio de la crisis?
Si te soy sincera, cuando empezó en China a finales del 2019, fui un poco escéptica, porque, al principio, pensé que exageraban con la situación y como enseguida cerraron sus fronteras y activaron sus planes de contingencia, pensé que estaría contenido al cabo de nada, como pasó también con otros virus y enfermedades anteriores. La preocupación empezó cuando vimos lo que pasó en Italia con la explosión de casos e iniciamos el protocolo de urgencias, porque ya no se trataba de casos aislados o importados. Ahí mi percepción del riesgo cambió totalmente, porque ya supe que teníamos el virus en España y que la ola de contagios no tardaría en llegar.
¿Cuál ha sido la parte positiva de esta pandemia?
Resaltaría el gran compañerismo y solidaridad entre el personal sanitario. Desde la dirección del hospital nos dijeron que teníamos que trabajar todos juntos, codo con codo, independientemente de la especialidad de cada uno. Nos dijeron que era una situación de guerra y que todos éramos soldados que teníamos que estar al frente. Hicimos equipos por grados de conocimientos de la enfermedad para distribuirnos la atención de los pacientes y también contamos con la ayuda de voluntarios entre alumnos de medicina y enfermería que ayudaron con lo que pudieron a pacientes y familiares. Todo este trabajo de equipo y toda esta unión entre nosotros fue espectacular y, además, sin ninguna queja. Fue realmente una situación que nunca había vivido, el todos a una y luchar para que las cosas salgan bien.
Los aplausos de las ocho deberían ser como un bálsamo para resistir y continuar con esta tarea titánica. ¿no es así?
Totalmente de acuerdo. Este apoyo de la ciudadanía nos ha dado aliento para seguir hacia adelante. Realmente nos emocionaba cada día recibir sus aplausos y contar con su respaldo. Yo he llorado al escucharlos y me consta que muchos de mis compañeros también lo han hecho.
Magda, explícame un caso que te conmoviera.
Fue el caso de un matrimonio de ancianos. El señor estaba ingresado en el pabellón deportivo que nos cedió el Ayuntamiento de Barcelona cuando ampliaron el hospital. La mujer estaba ingresada en una de las plantas hospitalarias. Cada día, marido y mujer iban preguntando por el estado de su pareja. Deseaban verse, pero entendían la fragilidad de la situación y les iban mandando mensajes de amor a las enfermeras para no perder la batalla. Entonces, un día, sin decirles nada, trajimos la señora al pabellón, para que pudieran estar los dos juntos en camas contiguas. El señor cuando vio por sorpresa que llegaba la señora a su lado se puso a llorar de la emoción. Le tiraba besos con la mano y su cara reflejaba ternura y esperanza. Fue muy emotivo.
Al final, siempre acaba triunfando el amor. Por cierto, se ha dicho que los sanitarios son los héroes y heroínas del siglo XXI. ¿Te ves así?
No, para nada. Nuestra profesión consiste en intentar salvar vidas y es nuestro deber cumplir con nuestra responsabilidad. Todos creemos y adoramos nuestra profesión y no la cambiaríamos por nada del mundo.
¿Has tenido miedo? ¿Cómo lo has lidiado?
Sí, he tenido miedo en varias ocasiones y, a pesar de cumplir con todas las medidas de protección y de seguridad, he temido por la vida de mis compañeros y mis seres queridos y por la mía. Evidentemente, cuando trabajas tan expuesta al virus se viven muchos momentos de angustia, tensión y también miedo por poder contagiar a tus seres queridos.
Magda, ¿crees que saldremos de esta?
Saldremos de esta, pero hasta que no tengamos una vacuna, tardaremos en salir. De hecho, de lo más gordo ya hemos salido, así que me mantengo positiva.
Mientras no llegue la vacuna, prudencia.
Exacto. Y no me cansaré de decirlo: prudencia, prudencia y prudencia. Y hacer caso a todas las recomendaciones sanitarias para que nuestro esfuerzo no sea en vano.
✕
Accede a tu cuenta para comentar