Ocio

Gastronomía

Cocina mediterránea con sello italiano y gallego

El restaurante L'Abbraccio lleva más de 25 años en la capital con la misma ilusión y éxito del primer día. El secreto está en su excelente materia prima

José M. Rodríguez Lorenzo, chef del local, junto a alguno de los platos más emblemáticos del L’Abbraccio
José M. Rodríguez Lorenzo, chef del local, junto a alguno de los platos más emblemáticos del L’Abbracciolarazon

Con una larga trayectoria en su despensa personal, el restaurante madrileño L'Abbraccio es uno de esos lugares que no pasan de moda, a pesar de llevar abierto más de un cuarto de siglo.

Con una larga trayectoria en su despensa personal, el restaurante madrileño L'Abbraccio es uno de esos lugares que no pasan de moda, a pesar de llevar abierto más de un cuarto de siglo. El secreto, probablemente, está su excelente materia prima, aunque eso, por sí solo, no siempre basta. Casi siempre es necesario aderezarlo con una buena dosis de imaginación «para seguir sorprendiendo al comensal, pero sobre todo no perder la ilusión del primer día, porque eso es lo que nos da fuerzas para renovarnos cada día, cambiar algún plato, innovar con nuevos detalles en la decoración, etc.», confiesan José M. Rodríguez Lorenzo, chef del local, y Carlos Porto, al frente de la gestión del restaurante.

Conociendo esta filosofía, ahora parece más sencillo entender por qué L'Abbraccio es un local de referencia en la capital (calle del Poeta Joan Margall, 51, antigua Capitán Haya). Aunque su nombre tiene aires italianos, que recuerda a los inicios del local y que todavía se deja sentir en algunos platos como el carpaccio, la burrata o el tiramisú, en su carta nos encontramos con una cocina mediterránea de gran nivel, basada en los mejores productos de temporada que se renuevan en función del mercado.

Para abrir boca en L'Abbraccio merece la pena decantarse por algunas delicias como el pulpo a la gallega, «porque al fin y al cabo nuestras raíces personales son gallegas y eso no podía faltar en nuestras mesas», aseguran Porto y Rodríguez Lorenzo. Pero tampoco defraudan otros entrantes tan sencillos como las croquetas, suaves y deliciosas; el tomate natural con bonito, muy sabroso, o la original ensalada de perdiz de campo con vinagreta de cítricos, aunque ahora, en plena temporada, las alcachofas resultan obligadas.

Entre los platos principales hay un protagonista esencial, gracias al horno de leña de encina, que es el encargado de aportar un espectacular sabor a las carnes. Cualquier opción resulta deliciosa, ya sea cordero, cochinillo, chuletón o chuletillas, entre otros. Y mención especial merecen los sorprendentes carpaccios de avestruz o de cocodrilo, una exquisitez para el paladar. Aunque tampoco faltan los los pescados, como el tartar de atún rojo o la merluza de pincho con chipirones en su tinta. Todo ello regado con su completa bodega y, por supuesto, dejando hueco para los postres caseros.